Danza de los Voladores, la tradición que prevalece por más de 10 siglos en la Sierra Norte

EDICIÓN FIN DE SEMANA

La ceremonia ritual de los voladores o los hombres pájaro, fue inscrita en 2009 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Danza de los Voladores | Andrés Lobato
Rafael González
Puebla /

En el estado de Puebla, en Huauchinango, Honey, Pahuatlán, Huehuetla, Naupan, Caxhuacan y Cuetzalan se practica la Danza de los Voladores, erróneamente conocida como los Voladores de Papantla, ya que los grupos de danzantes de esa región son los más conocidos del país.

Es una danza prehispánica que ocupa un lugar central en las fiestas patronales de los maseualmej (nahuas) y totonacos de la Sierra Norte de Puebla. Este ritual ha sobrevivido por más de diez siglos y se ha extendido desde México hasta Centroamérica.

Danza de los Voladores | Andrés Lobato

La ceremonia ritual de los voladores o los hombres pájaro, como también se le conoce, fue inscrita en 2009 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Se trata de una danza asociada a la fertilidad que ejecutan diversos grupos étnicos de México. Actualmente, en la Sierra Norte de la entidad tiene mucha presencia entre los pueblos maseual y totonaku; por ello, resulta común encontrar en el atrio de los pueblos el Palo de Volador.

En el municipio de Cuetzalan, cuyos habitantes pertenecen mayoritariamente al pueblo maseual, en sus ocho juntas auxiliares y en la cabecera municipal el Palo de Volador forma parte ya del paisaje. Esta situación se ha multiplicado en muchas pequeñas comunidades de las 166 que conforman el municipio. Dicho ritual tiene como propósito expresar el respeto profesado hacia la naturaleza y el universo espiritual, así como la armonía con ambos.

Danza de los Voladores | Andrés Lobato

Realización de la ceremonia

En la ceremonia, cuatro jóvenes ascienden por un mástil de 18 a 40 metros de alto fabricado con el tronco de un árbol, el cual debe de ser cortado en el bosque tras haberse celebrado una ceremonia en la que se le solicita permiso al Dios de la montaña y a la par se le implora perdón por dicho acto.

En el Talokan, se resguardan las semillas, las plantas, los animales, el agua, el fuego y todo de cuanto se nos brinda a los maseualmej. El Talokan se ubica espacialmente en el subsuelo.

En el Talokan está el Árbol de la Vida, en él están nuestras raíces. En la parte física se puede ver representado el Árbol de la Vida (Xochikouit) en los huipiles que portan las mujeres de los diferentes pueblos de Cuetzalan. También se puede apreciar esta prolongación del Árbol de la Vida en los centros de esas poblaciones en donde resalta el Palo de Volador.

Danza de los Voladores | Andrés Lobato

Los maseualmej no pueden caminar al Talokan, por eso realizan el ritual desde el espacio que les han dejado sobre el Taltikpak (“la faz de la tierra”). Aquí es donde ofrendan al Árbol de la Vida (mediante el Palo de Volador) para que no les falte el agua en sus comunidades; cuando los voladores ejecutan los zapateados de los diferentes sones emulan los pasos del Aueuejcho (“Guajolote del Agua”), es decir la representación del Guardián del Agua.

El día de la colocación se requiere que los danzantes hagan otro ritual y coloquen una ofrenda al pie del palo. La ofrenda contiene los principales ingredientes para preparar un mole de guajolote: chile ancho, jitomate, chipotle, canela, clavo, además de velas, flores y aguardiente. Asimismo se coloca en los cuatro puntos cardinales palmas en forma de cruz (kouxiuit).

En el momento de ejecutar la danza se bailan diferentes sones al pie del Palo de Volador. Después, los danzantes suben a lo alto en donde el caporal ejecuta los sones respectivos antes de realizar el vuelo.

Uno de los sones más importantes es cuando el caporal ejecuta un baile con zapateados intensos al mismo tiempo que toca la flauta y el tambor. Luego de este son, otro danzante lo releva en la ejecución de la música para que él pueda realizar el ritual previo al vuelo.

Danza de los Voladores | Andrés Lobato

Para este ritual el caporal, en posición de reverencia, se dirige hacia los cuatro puntos cardinales, sosteniendo en una mano su corona y en la otra, su “cruzado”. De forma posterior se yergue hacia atrás con los brazos abiertos y la mirada hacia el universo. Después de este son el caporal toma asiento en el centro y los danzantes preparan el vuelo, amarrados por la cintura a un cable que se irá desenrollando progresivamente.

Durante el vuelo cada uno de los cuatro integrantes gira 13 veces. Entre los danzantes de la región está muy presente el número de las 13 vueltas. Si se multiplica trece por los cuatro integrantes, representa un ciclo del fuego nuevo entre los antiguos aztecas, pues da como resultado el número 52.

Sentado en la plataforma que remata el mástil, un quinto hombre, el caporal, toca con una flauta y un tambor melodías en honor al sol, así como de los cuatro vientos y puntos cardinales.

Algunos voladores visten vistosos trajes de aves mensajeras del cielo y algunos otros su traje se compone de una camisa blanca sobre la que se anudan transversalmente del hombro izquierdo al lado derecho de la cintura una media luna de tela roja con flecos blancos decorados con bordados de chaquira, lentejuela, flores, pájaros y otros elementos ceremoniales.

Danza de los Voladores | Andrés Lobato



CHM

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