Vivir con dolor es la huella indeleble que dejó el derrumbe de la parroquia Santa Cruz a José Luis Sánchez Morales. Sin embargo, a un año de distancia, la impunidad duele más que las secuelas físicas de haber permanecido bajo los escombros, porque nadie se hace responsable de tanto daño.
Es uno de los sobrevivientes que, lejos de obtener justicia, sienten que día tras día se les revictimiza, porque ni hubo castigo contra las omisiones y negligencias que le costaron la vida a doce personas, ni tampoco se cubrieron las afectaciones económicas a quienes sufren daños en su salud de por vida.
“No puede quedar impune lo sucedido, yo no me he podido recuperar, padezco mucho dolor, quedé limitado casi al 70% y no hemos tenido ningún apoyo, seguimos en la lucha por justicia, la impunidad pesa tanto o más”, exclama el ingeniero civil, quien estaba en el templo junto con su esposa ese domingo 01 de octubre de 2023, fecha que los marcó para siempre.
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“El dolor fue espantoso y aunque ha disminuido sigue presente, vivo con él y todavía no puedo caminar bien; el hueso del fémur, la fractura más grande que fue en varios pedacitos, se me estuvo soldando pero no pegó como debe ir y tengo un tornillo medular que ha impedido se regenere el hueso y me provoca muchos dolores, inclusive me ha reducido la pierna en su grosor, está más delgada que la otra”.
Derrumbe de iglesia en Ciudad Madero
El empresario recuerda que ese día, alcanzó a ver cómo se empezó a derrumbar la loza y después de empujar rápidamente a su esposa para ponerla a salvo, él trata de correr pero cae y en ese momento queda sepultado bajo los escombros, donde esperó a ser rescatado, un tiempo que le pareció una eternidad.
En total incertidumbre y con un dolor indescriptible que lo llevó a pensar que no saldría con vida de ahí, escuchaba los gritos desgarradores de otras personas que, ensangrentadas y con múltiples fracturas, suplicaban ayuda.
Con pedazos de losa ardiente sobre su cuerpo, con el mayor impacto de la cintura para abajo, no sabía a ciencia cierta la gravedad de sus heridas, pero el llanto y los lamentos que oyó se fueron apagando en algunos casos, lo que le hace pensar que de haberse actuado a tiempo, más personas habrían salvado su vida.
La confusión reinó en los primeros minutos
Menciona que los primeros minutos todo fue confusión e impericia por parte de los cuerpos de rescate, pues llegaban y se paraban sobre los pedazos de losa, sin pensar que abajo había personas heridas y podían causarles el efecto contrario. Las pesadillas por esta desgracia aún lo atormentan, pero la vida sigue y ha tenido que aprender a vencer obstáculos todos los días.
Con el paso de los meses, su estado de salud mejoró muy lentamente y tras terapia física logró recuperar un poco su movilidad y caminar apoyado con andadera y bastón, tras sufrir fracturas en cadera, pierna y pie. Apenas ha retomado parte de su actividad empresarial, pero a distancia, porque le es muy difícil hacer cualquier esfuerzo y no puede acudir a recorrer y supervisar las obras de su compañía.
Después de varias intervenciones quirúrgicas y el tiempo que transcurrió sin haber trabajado, el impacto económico es incalculable, tuvo que recurrir a deudas para cubrir sus gastos médicos, pues nadie, hasta la fecha, se ha hecho responsable.
SJHN