Ocho antílopes, dos avestruces y un mono desaparecen de un zoológico sin que nadie lo note. En una importante área recreativa en el municipio de Ecatepec, Estado de México, al pie del cerro que le da nombre, desaparecen once animales silvestres sin dejar huella. Nadie sabe cuándo ni cómo abandonaron el Parque Ecológico Ehécatl, pero salió a la luz a finales 2024, destapando una serie de irregularidades, como la muerte de una jirafa un año atrás.
Hasta que trabajadores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) llegaron a este zoológico, que colinda con la cabecera municipal de San Cristóbal Ecatepec, a realizar una visita de inspección en octubre de 2024. Ahí identificaron que de los 172 animales enlistados, solo había 161. La pérdida ocurrió bajo la administración del alcalde Jesús Palacios Alvarado, suplente de Fernando Vilchis, quién se separó del cargo para asumir su mandato como diputado federal.

Los antílopes nacieron dentro del recinto, al igual que las avestruces que eran de gran atracción para los visitantes. Cinco meses después de la inspección, la Profepa no ha emitido una resolución final del caso, por lo que la desaparición de estos animales sigue siendo un misterio; se excusan en el cambio de administración, tanto a nivel federal como municipal. Pero no es un hecho aislado.
En diciembre de 2023, la jirafa Guga, apreciada también porque nació en Ehécatl, murió supuestamente por causas naturales, pero los trabajadores acusan que se trató de un homicidio por negligencia médica.
La nueva administración que tomó el control del zoológico el pasado enero, afirma que sus antecesores dejaron un completo desorden en inventarios y además archivos y expedientes incompletos; pero principalmente, animales estresados y desnutridos, y los hábitats en los que viven día y noche en mal estado; jaulas de encierro muy pequeñas, águilas amarradas porque no tienen espacio para volar sueltas, o un talud en el recinto del hipopótamo que corre riesgo de desbordamiento.
Sin temor a equivocarse, Azucena Cisneros, alcaldesa de Ecatepec, sostiene que los animales faltantes fueron robados por la administración anterior.
“En términos oficiales no tenemos todavía un dictamen de qué fue lo que pasó. Es muy extraño que haya ese tipo de desaparición a los ojos de todo mundo. Entonces creo que sin duda hubo complicidad, sin duda hubo omisiones, pero será la autoridad la que determine. Nosotros estamos aportando la formación, que es muy poca la que dejaron, consideramos que se la llevaron toda para no dejar evidencias”, dice a DOMINGA.
Ante la falta de animales que vienen en los inventarios, algunas versiones dentro del parque ecológico mencionan que pudieron haber muerto y no se reportaron a la autoridad ambiental, pero a Azucena Cisneros esa versión no la convence. “Me parece muy raro que se mueran […] varios, es algo que yo no podría especular, tenemos que […] esperar el resultado de las investigaciones. No es algo a lo que se vaya a dar carpetazo”.
Al caso que sí se le dieron carpetazo fue al de la jirafa Guga.
Ocultaron la verdadera causa de la muerte de la jirafa Guga
A finales de diciembre de 2023, el Parque Ecológico Ehécatl anunció que la jirafa Guga falleció por un padecimiento hepático; sin embargo, su muerte despertó dudas entre animalistas de este país. Y es que, vale la pena recordar que fue la ciudadanía quién logró “salvar” a la jirafa Benito, que soportaba las inclemencias del intenso calor o el frío invernal en el Parque Central de Ciudad Chihuahua. Tras denunciar que Benito no tenía ni un techo que lo protegiera del calor o el frío, el animal fue trasladado a Africam Safari en Puebla, donde ya cumplió un año, y se unió a una manada.
En los últimos años, la sociedad y grupos particulares de animalistas han visibilizado en la agenda del país las condiciones precarias en que se mantiene a los animales en algunos zoológicos. Uno de los casos más populares, es el de la elefanta africana Ely, que llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La asociación civil Abriendo Jaulas, Abriendo Mentes buscaba que Ely fuera transferida del Zoológico de Aragón a un “santuario” en Brasil. El pasado 26 de febrero, la Corte resolvió que la elefanta vive en un ambiente fuera de actos de crueldad animal, y no necesita ser llevada a ningún otro sitio, siempre y cuando siga garantizándose su bienestar.
Volviendo a la muerte de Guga, en ese entonces, la dirección de Medio Ambiente y Ecología de Ecatepec aseguró que el ejemplar macho, de cinco años, “murió por causas naturales atribuibles a un padecimiento de origen hepático”, pero uno de los trabajadores –que estuvo presente el día del deceso– afirma que el veterinario que la trató incurrió en graves omisiones durante el proceso de anestesia para atenderle una herida, lo que provocó la muerte por negligencia.
Por cuestiones de seguridad, el trabajador solicita no revelar su identidad, así que lo llamaremos José en esta historia. José relató que el recinto de Guga y otras jirafas se encontraba en el área de sabana, contiguo a la estancia de cuatro ejemplares de borrego berberisco, separado sólo por una malla. Uno de ellos, un macho solía acercarse a la jirafa, y cabecear hasta que, el 25 de diciembre de 2023, una cornada le provocó a Guga una herida en el cuello de unos ocho centímetros de longitud.
“Todo esto se tiene que reportar [...], porque puede haber un riesgo de que los cuernos perforen; y pues la directora de ese entonces, Elisa Nava Fuentes, no quería cambiar a los animales”, dice José, quien dio aviso a la dirección a las 13:20 horas, y un médico veterinario externo, especialista en fauna silvestre, arribó alrededor de las 17:00.
“Cuando llegó, me pidió meter a Guga a la manga de manejo, que es una estructura de metal para hacer el manejo con jirafas, para que uno pueda manipular bien el cuerpo de la jirafa con cierto condicionamiento”.
José trabajaba como cuidador en el zoológico desde 2013, relata que preguntó al médico qué tipo de manejo le haría a Guga, porque el uso de fármacos para sedar al animal requiere estudios previos y estructuras metálicas que permitan cargar y moverlo; además de apilar pacas de avena o alfalfa para amortiguar la caída, tras la sedación, y evitar que se golpeé. “Le pregunté al doctor Anuar Puente, que si la iban a dormir o qué le iban a hacer. Él contestó que no, entonces procedí a llevarla al exhibidor de manejo en un patio pequeño, y ya el doctor procede a ponerle una inyección”. En minutos, la jirafa cayó.
El médico había indicado que sólo le pondría “un tranquilizante para que se dejara curar”, ya que su herida no era profunda y tendría que suturar; pero la caída le provocó un fuerte golpe en la cabeza, además de lastimarle el lado izquierdo del cuerpo y las patas traseras. No obstante, Guga presentaba signos vitales. Luego de 40 minutos de la contención química, “empezó todo el martirio”. Guga no despertaba, el médico la mojó para intentar despertarla, luego ordenó a los trabajadores jalarla por la cola, pese a que éstos dijeron que no podría soportar su mismo peso.
Guga falleció a las 20:40 horas. Enfurecido, José reclamó al médico y a los directivos que se encontraban en el sitio. “La directora nos corrió a todos los cuidadores, dijo que no teníamos nada que hacer ahí. Le dije que por respeto a los que siempre hemos estado cuidando, nos dejara quedar”, dice. Pero Elisa Nava no lo permitió. “Al otro día, cuando llegamos, vimos sangre por todos lados. Habían unas motosierras todavía con restos de carne y sangre [...]. Sí, la destazaron. Nadie nos quería decir qué había pasado”.
El Parque Ecológico Ehécatl no forma parte de la Asociación de Zoológicos
Anestesiar a una jirafa o un elefante es un tema delicado, señala Ernesto Zazueta, presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm), que con 70 agremiados, promueve la conservación de la vida silvestre, el bienestar animal y la educación ambiental. Entre sus socios están Africam Safari en Puebla, el Acuario Inbursa, el Zoológico Regional Miguel Álvarez del Toro de Chiapas, el Zoológico de Chihuahua o Zoológico y Safari de Guadalajara, entre otros.
“El protocolo para anestesiar una jirafa muy poca gente lo sabe llevar a cabo. No es así como que voy a dormir al perrito o a la vaca, al cabo que ahorita se despierta; no, es un manejo muy especial y no necesita ni golpearse para dañarse, por el tamaño y lo complejo de la especie, es muy complicado.
“[Guga] pudo haber muerto por un ‘shock’, porque al no saber usar los medicamentos, sí se puede morir. Nosotros, primero buscamos un manejo físico, tratar de contener, de ver cómo lo podemos atender sin anestesiarlo, porque una anestesia siempre es un riesgo, y agotamos los recursos, hasta que ya no haya más posibilidades que dormirlo”.
El animalista destacó que el Parque Ecológico Ehécatl no forma parte de la Azcarm y lamentó que, en muchos casos, los zoológicos administrados por gobiernos locales no son liderados por especialistas en la materia, sino que los puestos directivos los ocupan de acuerdo con los cotos de poder.
“Es un gran problema que pasa en los zoológicos que pertenecen a los gobiernos, que muchas veces los puestos son por amistad, porque es mi pariente, era el doctor del rastro municipal, era el doctor que atendía a los perritos de mi pueblo; pero el ser un veterinario especialista en vida silvestre es algo complejo y requiere de muchísimos estudios, capacidad y experiencia, y eso lo pasan por alto muchos zoológicos de gobierno”.
Además, explica, cuando un animal muere en un zoológico, como parte del protocolo se tienen que realizar un acta de defunción y presentar la baja en su expediente ante la Semarnat. Si los antílopes, avestruces y el primate que desaparecieron en Ecatepec hubieran muerto, la administración del zoológico debió reportar la baja de cada uno de ellos, de acuerdo al protocolo; pero eso no ocurrió. La disposición final del cadáver se establece en el plan de manejo, así que se puede incinerar, enterrar o brindar como alimento a los otros animales. Asimismo, destacó que una realidad en los zoológicos es que pueden hacer intercambios con otros centros de fauna silvestre.
En el zoológico comenzaron a darse cuenta de que morían los animales
Un día después de la muerte de la jirafa, José, el cuidador, se movilizó en el zoológico para saber dónde habían quedado los restos de Guga, para “llevarle mínimo una flor”. Hasta que supo que, tras cortarla en trozos, enterraron algunas de sus partes en el hábitat de los venados. “La habían sacado en tambos, pero ciertas partes de su cuerpo; su piel se la llevaron, sólo enterraron un poco de carne y vísceras”.
La administración del parque reportó la baja a la Profepa, pero dijo que la causa de la muerte de Guga fue causada por un padecimiento hepático; y el día en que los inspectores fueron al zoológico, a los trabajadores sindicalizados que estuvieron presentes cuando la jirafa murió, los enviaron a cumplir labores fuera del recinto. No hubo multas, ni sanciones. El cuidador indica que el médico continuó colaborando con el zoológico en los siguientes meses, tiempo en el que al menos cinco avestruces murieron por condiciones inadecuadas y mala alimentación, además de una cría de ciervo axis.
“Sabemos que cuando un antílope, venado o axis nace, no se tiene que tocar porque la hembra ya no se va a acercar; a menos que no puedan nacer, intervienen los médicos y guardas para hacer el manejo adecuado. Entonces, el médico violó esta regla y agarró a una cría de axis y la mamá ya no lo quiso. Le dijimos que lo sacáramos para que nos hiciéramos cargo y no lo permitió. Terminó muriendo”.
Una loba murió al intentar anestesiarla y al ejercer demasiada presión con un laza perros. “El médico que estaba junto con Anuar hizo la contención física, la lanzó, no midió su fuerza y la ahorcó”. Y también murió una llama guanaco pero fue sustituida por una más joven. “Se empezaron a dar cuenta que se morían los animales y como el médico tiene muchos conectes en otros zoológicos y colecciones privadas, conseguía un animal para reemplazar, y cuando venía Profepa y hacía su conteo, no encontraba nada raro”.
El Parque Ecológico Ehécatl en diagnóstico
La alcaldesa de Ecatepec, Azucena Cisneros dijo que se realiza un diagnóstico del estado de salud que guardan los animales del zoológico, ya que una revisión preliminar arrojó niveles de estrés y desnutrición que no habían sido atendidos; además de que hay áreas que requieren remodelación urgente. “Algunos [con] desnutrición, algunas laceraciones, y diferentes padecimientos. Y también tenemos animales muy estresados por las jaulas tan pequeñas, por el encierro”, dice en entrevista a DOMINGA.
“Estamos haciendo todo ese diagnóstico, hemos ido cambiando también la alimentación, y atender sus necesidades, darles mejor calidad de vida a nuestros seres sintientes que tenemos en el zoológico y establecer todos los mecanismos que permitan una protección verdadera, integral”, agrega.
Desde enero pasado, esta reportera solicitó a la Profepa información sobre las irregularidades en el Parque Ecológico Ehécatl. No se aclaró si el caso de la muerte de Guga ya fue cerrado; pero se dijo que investiga la desaparición de los antílopes y las avestruces. El 6 de febrero respondieron que ya se estaba trabajando en la resolución, misma que se retrasó por los cambios en la administración federal y movimiento de personal en las Oficinas de Representación de Protección Ambiental de la Profepa.
Dos semanas después, el 21 de febrero, se informó que el Jurídico de la procuraduría ya estaría elaborando la resolución, en la que se determinará el decomiso y la multa correspondiente. Para el 4 de marzo, se dijo que la resolución llegaría ese mismo día a la oficina local de la Profepa y de ahí se enviaría a oficinas centrales. Hasta el momento, no se ha dado a conocer mayor información.
“No podemos ser omisos. Si nosotros permitimos que haya impunidad en este caso como en muchos otros que hemos encontrado, pues nos vuelve también copartícipes. Entonces, afortunadamente también las instancias federales y estatales están involucradas en resolver” el misterio de la desaparición de éstos animales silvestres.
GSC/LHM