Restaurantes como La Mojarrita, Lobina Negra y Cooperativa, tres de los más importantes que operan alrededor del vaso de la presa “Las Tórtolas”, comienzan a resentir el bajo nivel de almacenamiento, cuando el número de visitantes es cada vez menor, pues el atractivo es el agua, los paseos en lancha y los deportes acuáticos.
Desde hace 30 años no vivían crisis tan fuerte
Héctor Salazar, propietario del restaurante Lobina Negra, explica que en los 22 años de haber asumido este negocio familiar, no sentía una amenaza como se tiene hoy, en un escenario de crisis por el bajo almacenamiento de la presa, donde está en riesgo el sustento de las 40 familias que dependen de este establecimiento.
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“Muchísimo tiempo atrás que no se miraba este nivel tan bajo. Yo hago un cálculo entre 25 y 30 años que no se veía así tan crítico”, expuso el empresario gastronómico.
¿Qué sectores se ven afectados con el bajo nivel de la presa?
Dijo que esto es una cadena y todos dependen de una presa con agua, pues se incluye a los lancheros que pasean al turismo, de quienes vienen a la práctica de algún deporte acuático y consumen, como de los comensales que acuden a disfrutar de un buen pescado frito a cualquiera de los restaurantes establecidos.
Como una forma de medición de esta crisis, detalla que de unos cien clientes que en esta temporada acostumbraban a visitar su restaurante los fines de semana, ahora solamente logran atender a unos 40 a lo mucho, lo que implica una reducción del 60 por ciento de su clientela.
Recuerda que esta baja comenzó a darse desde el año pasado y se ha agudizado en las últimas semanas, debido a que la gente sabe que la presa tiene poca agua, de ahí que tienen la esperanza de que en esta temporada de Semana Santa se pueda lograr un repunte en sus ventas, que amortigüe esta crisis, pues advierte que de seguir así, se podría considerar el despido de algunos de sus trabajadores.
Confían en recuperarse
Para Pedro Martínez, Gerente de Mantenimiento del Club de Pesca “Las Pirañas”, que tiene 51 años de servicio a sus socios, refiere que no hay que ser catastrofistas y confío que este año sí habrá lluvias que puedan recuperar el embalse de la presa.
Recordó que la presa logró su máxima recuperación el año 2022 tras las lluvias que arreciaron en la parte media de la cuenca del Río Nazas y que permitió tener un almacenamiento que favoreció a todas las actividades que de esta dependen.
Sin embargo, dijo que al no llover nada el año pasado, cumplir con los ciclos de riego y además ahora con la extracción adicional para el Plan Agua Saludable, ha preocupado a los pobladores de Nuevo Graseros.
Con 23 años de servicio a este club privado, dijo que ciertamente no había visto un panorama tan amenazante, pues directa o indirectamente todos dependen de la actividad de la presa.
En el caso del Club Pirañas, dijo que aquí laboran unas 35 personas del pueblo, cuyas familias dependen de los ingresos de sus padres o madres que atienden los socios que acuden los fines de semana como en periodos vacacionales.
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