Edén de ladrones: robo con violencia cada 48 minutos en Tabasco

HISTORIAS

Hartos, los habitantes de la colonia Nuevo Progreso cerraron los accesos como estrategia; mientras, sus vecinos de la Cañales advierten que es solo el inicio, pues “si vuelve a pasar vamos a tomar la venganza en nuestras manos”.

Un comando entró a una iglesia y despojó de sus pertenencias a los feligreses; quienes se resistieron fueron golpeados. (Jesús Quintanar)
Vanessa Job
Tabasco /

Ya ni cerca de Dios se salva uno. Ya ni a los hombres de Dios perdonan. Eres un hombre, una mujer de fe y como cada domingo llegas hasta la iglesia cristiana Palabra de Vida, aquí, en uno de esos municipios a los que puedes pensar que se les metió el diablo. Y es que Cárdenas, Tabasco, se ha convertido en un referente de la inseguridad: el asesinato de un niño en manos de sus vecinos, extorsiones a los taxistas, y muchos, pero muchos robos con violencia. Esta mañana llegaste al templo para encontrarte con El Señor, pero la tranquilidad se acabó cuando un grupo de cuatro hombres armados irrumpieron para protagonizar un asalto masivo… a todos los feligreses como tú que se encontraban en la iglesia.

Un dato para dimensionar la situación: Tabasco ocupa, desde el 2014, el primer lugar nacional en robos con violencia. El Observatorio Ciudadano señala que durante el primer trimestre de este año se denunció, en promedio, un robo con violencia… cada 48 minutos.

Pero sigamos con el atraco. Era la mañana del domingo 20 de mayo, los ladrones se dispersaron por el salón religioso, donde sin importar que estaban presentes muchos niños, comenzaron a exigir a las 100 personas que entregaran celulares, joyas y carteras.

—Ellos empezaron a gritar, a insultar, a apuntar a la gente, se dirigieron al pastor lo apuntaron con el arma y le empezaron a quitar las pertenencias a todo mundo, narra una de las víctimas, que prefiere no exponer su nombre.

La mayoría se tiró al piso. Se escuchaban gritos, algunos feligreses comenzaron a orar, otros forcejearon para defender sus pertenencias. Los asaltantes los golpearon.

El robo duró cinco minutos, pero la gente todavía no se repone del susto. Y no es para menos, porque si les ocurrió en una iglesia, temen que les vuelva a pasar en cualquier sitio, porque la entidad muestra la tasa más alta del país, con 108.71 carpetas por cada 100 mil habitantes. Eso supera por 118 por ciento la tasa nacional.

Para el fiscal Fernando Valenzuela la ola de robos tiene una explicación económica, una petrolera: “Hay un fenómeno que nos ha pegado fuerte en Tabasco y sin lugar a dudas es el desempleo derivado de una economía que se ha ido colapsando, pues con el cierre de las inversiones de la empresa Petróleos Mexicanos se ha acelerado la descomposición del tejido social”.

Y así desmenuza la composición delictiva: “Traemos crímenes de bandas locales, afortunadamente no traemos un problema de delincuencia organizada”.

En eso coincide la directora de estadística del Observatorio Ciudadano de Tabasco, Julia Arrivillaga, quien documenta cómo se están comportando los datos delincuenciales en la entidad.

“A diferencia de otros estados la principal problemática que presenta Tabasco es del fuero común y son los robos. Tenemos primeros lugares en robo a negocio, en robo con violencia, a transeúnte y en abigeato, que es el robo a ganado”, dice Arrivillaga.

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A unos metros de la iglesia, en la colonia vecina llamada Nuevo Progreso, los habitantes ya se hartaron. Y ya decidieron cerrar los accesos a la zona, como estrategia para bajar los asaltos en motos. Solo dejaron dos entradas.

—Ya estábamos cansados de tanta delincuencia, dice tajante Gina de Galván, vecina que ya sufrió dos veces el robo en su propia casa y quien promovió que se pusieran barricadas en los accesos. “Nosotros llegamos al acuerdo de que íbamos a revisar cualquier persona que anduviera en moto”.

Han detenido a algunas personas que les parecen sospechosas y ya agarraron a un joven…

—Esos muchachos no se quisieron parar y uno de ellos sacó un cuchillo. Algunos vecinos vigilantes lo persiguieron, uno de ellos logró huir. Justamente aquí enfrente fue que se atrapó. Se amarró, se le dieron algunos golpecitos…

“Algunos golpecitos”. Ya hay letreros en la zona advirtiendo a los ladrones que, de ser atrapados, les va a ir muy mal. La Secretaría de Seguridad estatal mandó a reforzar la vigilancia en el municipio de Cárdenas, pero a pesar de eso, los asaltos continúan. También contra servidores públicos…

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José Luis Gómez es capacitador del INE y ante la inseguridad de algunas colonias hace su trabajo custodiado por la policía. En su primera semana de trabajo para organizar este proceso electoral lo asaltaron. Mes y medio después, lo volvieron a robar. Esa vez lo golpearon y quedó con moretones en la espalda. Días más tarde, el 7 de abril, regresó con su supervisora y a pleno mediodía los asaltaron una vez más.

—Nos llegaron dos personas, nos encañonaron, recuerda la supervisora Magnolia Beltrán parada en la esquina de la colonia Cañales, en el municipio de Cárdenas, en donde sucedió el asalto. “Estaba de espalda y de pronto me golpeó con el puño en lo que es la parte de la nuca, del cuello, de ahí nos quitaron la cartera y celulares, hubo un jaloneo donde mi supervisora fue ultrajada”, cuenta José Luis, hasta que su jefa lo interrumpe.

—Manoseada… —aclara apenada, quien ahora dice que siente mucha impotencia, coraje y miedo.

“Está de por medio la vida de uno. Incluso cada vez que salimos, el vocal, nos da el apoyo del resguardo policiaco, sobre todo cuando vamos a zonas de riesgo”.

Esa tarde, acompañamos a los capacitadores del INE escoltados por la policía a ir a buscar a algunos ciudadanos. Encontramos que los vecinos de Cañales también controlan el acceso a la calle desde hace algunas semanas porque tres hombres con armas largas entraron a uno de los negocios.

“Un asalto más a la casa de nuestro patrón, que aquí vive, entraron con armas apuntando y agrediendo a los trabajadores”, cuenta Luis Alberto Lacrudi, quien funge como uno de los vigilantes tras su muro de costales.

También los estudiantes del Cecyt que se ubica al final de la calle han sido víctimas de múltiples asaltos.

“Les quitan sus teléfonos y la policía nunca hace nada”, dice el hombre que pasa el tiempo sentado frente a la barricada.

El hartazgo ya es notorio. Luis Alberto lanza una advertencia: “Es un llamado de atención, es un comienzo nada más si vuelve a pasar vamos a cerrar la colonia, ni la policía ni nadie va a entrar ya y vamos a tomar la venganza en nuestras manos”.

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