El aprendiz de Siqueiros y Tamayo que adorna la CdMx

Desde 1967, Raúl Medina Chirino diseñalas banderas, campanas y los rostros de los héroes de la Independencia que decoran el Zócalo de la Ciudad de México en septiembre.

Este año, 21 mosaicos adornas las calles de la Ciudad de México con motivo de las fiestas patrias.
Raúl Medina Chirino supervisó la colocación de los adornos patrios.
Ricardo Lara
Ciudad de México /

Desde hace más de 50 años, las banderas, campanas y los rostros de los héroes de la Independencia que decoran el Zócalo de la Ciudad de México en septiembre tienen algo en común: son elaborados por Raúl Medina Chirino.

Estudió dibujo publicitario en la Academia de San Carlos; fue alumno de David Alfaro Siqueiros y ayudante de Rufino Tamayo.

"Yo siempre he creído que Dios me dio un don. Cuando veo un papel en blanco me dan deseos de dibujar, siempre ha sido así", contó a Milenio Digital.

A sus 75 años, Chirino, como le llaman sus compañeros, todavía recuerda cómo llegó a trabajar al Departamento de Alumbrado Público de la Ciudad de México como diseñador.

"Ya había salido de la academia, pero me dejaban entrar a las clases como oyente. Un día un profesor me recomendó con Agustín Vivanco Miranda, que era el jefe de la oficina de Alumbrado Público; me dijo que necesitaba 10 diseños de carros alegóricos. En tres días los hice. Después me dijo que si no quería ser el dibujante de los diseños de las fiestas patrias y decembrinas, y dije que sí".


Chirino hace los primeros trazos de sus diseños a lápiz. Cuando el boceto está listo, lo dibuja a color en una cartulina negra, que simula la noche.

Posteriormente, su equipo, integrado por más de 100 personas, hace las imágenes a escala y sobre éstas coloca una malla en la que montan las mangueras con focos led, que definen las siluetas de los diseños. Este trabajo dura entre cuatro y cinco meses.

La creatividad, afirma, es la parte más difícil de su trabajo porque nunca repite diseños. A pesar de que en la decoración patria no pueden faltar los rostros de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón y Josefa Ortiz de Domínguez, siempre hay algo que los hace diferentes.

"Los diseños son ideas propias y originales; yo no le copio a nadie y no repito diseños. Cada año son nuevos".

La imagen de Ignacio Allende siempre le cuesta mucho trabajo "por el uniforme militar y el gorro que usa".


En su taller, ubicado en la colonia Cuitláhuac el Rosal, en la delegación Magdalena Contreras, recuerda cada uno de los diseños con los que ha decorado las principales calles y edificios del Zócalo capitalino.

Entre focos led, mallas, escarchas, extensiones, varillas y hasta una maqueta con luces, dice que su trabajo más difícil fue un retrato de Benito Juárez.

"En el 72 me encargaron un retrato de don Benito Juárez. Yo no podía dar medias tonalidades con focos, entonces lo hice con alto contraste, poniendo colores más fríos. Me costó mucho trabajo por la técnica y porque es el retrato más grande que hemos hecho".

Cuando su trabajo ya luce en calles y edificios, Chirino se pasea por el Zócalo para ver a la gente disfrutarlo.

"Para mí es un placer, lo hago con cariño y con el corazón. (...) Aunque mi trabajo es efímero y sólo dura el tiempo de las fiestas patrias, para mí es eterno".

Chirino no sólo diseña la decoración para la Independencia, también está encargado de los adornos de la Revolución y de Navidad.


Incluso, en 1975 hizo un retrato de la reina Isabel II de Inglaterra, quien ese año realizó su primera visita oficial a México.

Tras meses de trabajo, envió los mosaicos a Veracruz, donde serían colocados. Sin embargo, un incidente lo obligó a viajar al puerto a pesar de estar recién casado.

"Me hablaron por teléfono y me dijeron que habían perdido tres parrillas del mosaico y para evitarnos problemas fui a Veracruz, y cuando llegué tuve que dibujar el retrato otra vez. Las fotografías del evento llegaron a Inglaterra y nos alabaron porque era un retrato muy fiel de la reina".

En 2017, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, le entregó un reconocimiento por los 50 años de labor ininterrumpida en la decoración del Zócalo.