Ni la democracia o el feminismo lograron llegar a la comunidad nahua de Ocotequila, en el municipio guerrerense de Copanatoyac. Toparon con la pared de los usos y costumbres, y una vez más (como si se tratara de 1953), el voto del machismo se impuso y le prohibió participar a las mujeres.
El pasado domingo 2 de enero, nueve mujeres de esta comunidad de la Montaña Alta de Guerrero se organizaron y salieron de sus casas para votar, y lo habrían hecho por Morena, como cuando votaron por Andrés Manuel López Obrador o por Evelyn Salgado, pero no las dejaron.
En su lugar, fueron agredidas y amenazadas, incluso por representantes de ese partido político: ellas no buscaban gobernar, sólo pretendían participar en una elección, y demostrar que Ocotequila es un vivo ejemplo de cómo funciona el llamado pacto patriarcal.
En esta elección, el Primor (alianza PRI y Morena) cobró vida, no hubo partidos ni políticos, sólo hombres y mujeres, y hombres impidiendo que votaran las mujeres para elegir a un comisario municipal, en una población que paradójicamente esta compuesta mayoritariamente por mujeres, con 833 frente a 731 hombres, según cifras oficiales.
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Antonia Ramírez, de 33 años, fue la encargada de exponer en sus redes sociales una elección en la que ni ella, ni su familia pudo participar, y se convirtió en el rostro de la lucha de los derechos políticos de mujeres indígenas en la montaña, donde nunca han votado.
En entrevista con MILENIO, muestra su indignación ante los hechos y denuncia las intimidaciones de las que ha sido víctima por el simple hecho de ser mujer.
“Sabíamos que nos iban a decir que no, y antes de que fuéramos, algunos hombres vinieron acá, parientes de las señoras y les dijeron ‘no vayan, nomás las van a avergonzar porque no las van a dejar votar, les va a dar mucha pena, después se van a burlar, de que no se les va a permitir votar, porque aquí los que mandamos somos los hombres’, aun así nosotras fuimos”, dice en entrevista.
Ese día, desde la mesa de debates (comisión encargada de realizar el ejercicio) fueron esgrimidos los argumentos para que las mujeres no pudieran votar, quedando registrado en la relatoría de hechos presentada por las agraviadas ante el gobierno municipal para promover un juicio electoral ciudadano contra dicha elección, así como en grabaciones levantadas el día de los hechos.
Alfredo Salazar Villegas, integrante de esa mesa, argumentó que ya se había decidido que las mujeres no participarían, según el acuerdo tomado por el comisario municipal Ocotequila, Policarpio García Sánchez, los dirigentes de los partidos políticos, Francisco Martín Maximino Campos, dirigente Seccional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alfredo Salazar Villegas del Comité de Morena, Jaime de Dios Morales, del Comité de Morena, fracción II, así como Ángel Rafael Maximino Campos, de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
El señor Julián Reyes Hernández, también representante de Morena en esta comunidad, mostró su conocimiento de la ley: “sabemos que las mujeres tienen los mismos derechos que nosotros los hombres, pero que aquí por nuestros usos y costumbres, solo participan los hombres, ahorita el tiempo ya pasó”.
“En este pueblo, una mujer, por respeto, no puede ser comisaria. Por ejemplo, en la fiesta hay borrachos y más, una mujer no puede estar en la comisaría. Ya conocemos nuestro pueblo, a lo mejor no sabemos cómo va reaccionar”, habría declarado Jaime de Dios Morales, secretario de la mesa de los Debates.
Las nueve mujeres que intentaron participar (Ma. Antonia Ramírez Marcelino, Guadalupe Marcelino Pantoja, Inez Salazar Espinoza, Benita Espina Habla, María Ana Salazar Espinoza, Isaura Morales Espinoza, Magdalena García Ramírez, María de Jesús Ramírez Marcelino y Juana Marcelino Pantoja) ahora han buscado impugnar el proceso, sin embargo, tienen miedo de ser víctimas de represalias de los miembros de su comunidad.
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Con un limitado español, Juana Marcelina Pantoja, de 73 años, lamenta el no haber podido votar por el partido del presidente López Obrador y espera que algún día sus hijas o sus nietas puedan llegar al encargo.
“Y querer votar, pero las señoras no quieren, del PRI, me dijo hasta el otro año, pero yo querer, rápido votar para comisario, yo quiero votar Morena, pero no quieren.
“Sentir mal, pues yo quiero votar. Yo antes, antes, antes, no hay voto para mujer, quieren puro hombre, y acostumbrados, pues, puro hombre”, reclama.
Al final del día, en la cartulina pegada en la comisaría, Cresenciano López Escamilla, de la planilla del PRI, obtuvo 281 votos frente a los 186 votos de Felipe Solís Salazar, representante de Morena, por lo que los votos de nueve mujeres no habrían marcado la diferencia en la victoria, pero dejarlas participar sí habría representado un avance frente a los usos y costumbres.
“Queremos que se vuelva a reponer la elección, donde las mujeres podamos participar para votar, y ahora vamos a pedir que las mujeres sean candidatas, ¿por qué no?”, advierte Antonia.
EHR