Cada vez que sale de su casa, no sabe si habrá de regresar, su hijo lo despide cada vez desde la ventana. Así es la vida de un bombero que es padre. Así pasa la vida, sin saber a ciencia cierta si habrá vuelta.
Daniel Chávez Vargas, es un héroe sin capa, salvo por pesado overol de asbesto, es bombero en Durango y para él, su familia es quien le hace dar el máximo esfuerzo en todo.
Recuerda que en alguna ocasión, en un incendio, se encontraba atrapado, pero el pensar en su hijo que lo despide desde la ventana lo salvó. Lo mantuvo concentrado para atacar el fuego y poder salir junto a un compañero.
“De hecho sí me tocó un trabajo, un incendio, hubo un momento que mi compañero y yo dijimos "hasta aquí quedamos". Nos perdimos totalmente en el incendio. Se me vinieron muchas cosas la mente, mi primer hijo, cómo fue. Sentía un nudo en la garganta. Pero a la vez no podía desconcentrarme en atacar. Era pensar en las dos manera; en mi familia y cómo combatir el incendio. Fueron los que me dieron las fuerzas para poder regresar, como inconscientemente me decían "tú puedes papá", "tú vas a salir de esta". Fue lo que me salvó. Cuando cerraba veía a mis hijos”.
La vuelta casa luego de estar 24 horas en la estación de bomberos no es sencillo, después de poner en riesgo su vida, lo primero que hace al entrar al hogar es abrazar a sus hijos. De mimarlos por momentos.
“Ellos desde niño se fueron acostumbrando, desde que empezaron a tener la idea de mi trabajo, pues se fueron acostumbrando porque no lo veía en 24 horas. A veces más por la cuestión del trabajo que nos amanecía. Si les afecta poquito porque luego le preguntan a mi esposa, "¿y mi papá? ¿A qué hora va a llegar?" Sí preguntan a cada rato que va a pasar”.
EGO