Por considerar que le concedió un milagro de vida, la señora Virginia hizo la manda de ofrecer una reliquia cada 8 de mayo a la Virgen del Desierto, cuya imagen está representada por una escultura ubicada en el Cerro de Dolores en Gómez Palacio, Durango.
Tal como lo ha hecho durante gran parte de su vida al ofrecer la tradicional reliquia para la Virgen de Guadalupe, a inicios de este año su salud se complicaría y parecía que no había nada que hacer ya que tenía fuertes dolores por cálculos renales.
"Estaba en el hospital y ya no daban nada por mí. Yo siempre había querido una Virgen del Desierto, me regalaron una y le pedí que me sanará. Yo sentía mucho dolor y coloqué mi mano en el vientre de la figura de la virgen hasta que me quedé dormida. Al despertar ya no tenía dolor y en los estudios salí muy bien y hasta podía correr", compartió entre risas la señora Virginia.
La cita del rosario a la Virgen fue este domingo a las 13:00 horas desde su hogar, en la colonia Rubén Jaramillo en Gómez Palacio, a donde acudieron vecinos y familiares para degustar de sopas, pasta y el tradicional asado de puerco con salsa roja.
Durante el rosario, doña Virginia no aguantó y derramó las lágrimas por el sentimiento puro de haber recibido un milagro. "Lo que yo viví y lo que me pasó lo considero como un milagro muy lindo", expresó al terminar la ceremonia mientras se acomodaba para empezar a servir la reliquia. Luego regaló algunas figuras de la virgen a los invitados.
En cuanto se recuperó no dudó en visitar la figura de 28 metros que parece vigilar la ciudad desde lo alto en el Cerro de Dolores, "yo quería subir aunque sea a gatas. Fui y le hice la manda de hacerle una reliquia por el milagro que me hizo".
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Es madre de 16 hijos, de los cuales, los que viven cerca la frecuentan. Dice tener 50 nietos y 38 bisnietos, por los cuales compartió, la hacen una mujer dichosa que la aferraron a querer seguir en esta tierra.
Ahora su altar de la Virgen de Guadalupe es compartido con la Virgen del Desierto, en una vitrina que instaló en un espacio para ser veneradas por sus creyentes.
aarp