Quien pidió ser identificado como Rogelio debido al tema que enfrenta con uno de sus hijos quien es un joven de 21 años adicto ahora al cristal, por ser la droga actual más adictiva de todos los tiempos, según el señor, dijo que tuvo a su hijo en uno de los tantos anexos que existen en Gómez Palacio pero no logró realmente el objetivo de su rehabilitación.
Relató que debido a que son una familia disfuncional ya que él y la mamá de su hijo, Toño (nombre ficticio), se separaron cuando él era un niño, su hermana y él se quedaron a cargo de su abuelita.
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Rogelio comenta que él nunca los dejó porque le llevaba dinero a la señora para que se alimentarán. En realidad no estaba con ellos, pero los visitaba los fines de semana y estaba al tanto de sus necesidades.
Sin embargo, con el paso del tiempo la mamá de ellos se casó y se los llevó a vivir a Ciudad Acuña, donde lamentablemente Toño empezó a consumir alcohol, luego cocaína y ahora el cristal.
Su hijo se hizo adicto y cuando ya era un adolescente lo metió a uno de esos centros, donde estuvo por casi dos meses, lo cual para Rogelio fue muy pesado dado que con su sueldo de obrero batalló para pagar lo que le cobraban en el centro, porque tenía que pagar una cuota mensual además de llevar cada semana mandado.
Así, durante todos esos días se esforzó con el fin de que su hijo se rehabilitará, pero casi cuando iba a cumplir los dos meses, Toño se negó a seguir adentro porque empezó a tener problemas con uno de los internos, situación que aunque la ventiló con los encargados, hizo más pesada su estancia.
Entonces tuvo que sacarlo y para Rogelio fue un tanto favorable porque empezaba a batallar mucho con el dinero, ya no le alcanzaba con lo que gana tenerlo ahí y cumplir con sus otras obligaciones.
Al final, su hijo salió y durante unos meses estuvo bien, se metió a trabajar, pero luego de unas semanas posteriores, empezó a notar conductas ya conocidas de su hijo, acciones y actitudes que le indicaron que ya había regresado a las drogas.
Lo cual le hizo ver que esos centros de rehabilitación no son tan buenos como pensó y que su hijo, no logró superar, ahorita su hijo, anda de trabajo en trabajo porque no dura, le gana más la adicción.
Lamentablemente, él se niega a recibir ayuda y con lamento Rogelio es testigo de cómo la droga poco a poco está acabando con su hijo.
ARG