Centro para migrantes estará abierto en Navidad

El Centro de Día 'Jesús Frayre' ubicado en la colonia Las Julietas de Torreón, tiene desde el 211 ofreciendo alimento, baños, apoyo médico y descanso a migrantes.

El centro se ubica en la calle Yucatán 171 de la colonia Las Julietas en Torreón. (Rolando Riestra)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

"Paso a la esperanza", ese es el lema que desde hace ocho años maneja el Centro de Día para Migrantes 'Jesús Frayre' que abre sus puertas a quienes cansados o heridos, se bajan del techo de los vagones del tren cuando éste se estaciona en las inmediaciones de la colonia Las Julietas, en Torreón.

Ubicado en la calle Yucatán 171, el 'Centro de Día' fue abierto el 24 de mayo de 2011 y desde entonces ha sido un sitio seguro para llegar, recibir un alimento caliente, poder bañarse, pedir apoyo médico y descansar, atendiendo a hombres, mujeres y niños en su paso por la Comarca Lagunera.

Pese a que durante el año en curso se recrudeció la política nacional en torno al fenómeno migratorio y el gobierno federal impulsó redadas para impedir el paso a los migrantes extranjeros, en los primeros cinco meses del año en curso, se informó que los defensores de derechos humanos concentrados en el 'Jesús Frayre' habían registrado ya a 2 mil 800 migrantes, mayoritariamente extranjeros, provenientes de Honduras y El Salvador, cifra que al cierre del año podría haberse duplicado.

Para esta navidad el centro permanecerá abierto y explica Javier Rodríguez Hernández, administrador del sitio, que lo que se piensa es el poder ofrecer calor humano a esta población vulnerable que se enfrenta al maltrato físico, a la explotación económica y a la violación, pero también que corre el riesgo ser objeto de un secuestro o ser desaparecido de manera forzada y hasta morir.

“Aquí no cerramos en días festivos porque los migrantes siguen llegando y vamos a darles el servicio estos días. Además, los días festivos son los que casualmente tenemos bastantes migrantes, entonces también hemos prestado la atención esos días porque igual, así como en un día normal llegan, el flujo no para cuando se tiene un fiesta”.

Junto a Juan Amado Zamarrón Muñoz, encargado del Centro, se menciona que así se piensa ofrecer una posadita con la esperanza de que lleguen los migrantes y sientan el calor de la navidad aunque sea por un momento.

“Que sientan que lo poquito que hacemos o lo mucho, es con la esperanza de que lleguen para poderles ofrecer algo calientito y que puedan continuar su camino esperando que lleguen a donde van con seguridad, mínimamente a la frontera”, refirió.

INM Y POLICÍAS SE MUESTRAN HUMANAS

Los activistas afirman que al pensar en las vicisitudes por las que atraviesan estos seres humanos, lo que se busca es que vean a las ciudades que componen la Comarca Lagunera como municipios seguros para su tránsito y los comentarios que han recibido les confirman que no se han equivocado en cuanto a lo que se puede ofrecer como acto humanitario.

“Hay que decir lo bueno también. En los cuatro años que tengo aquí yo he tenido la fortuna de ver en dos ocasiones, patrullas, las camionetas, traer a los migrantes a la Casa, y me ha tocado escuchar varias veces a migrantes que les dicen que les dan raid y los acercan. Dentro de la policía hay agentes que están conscientes de que hay que apoyarnos entre humanos y eso habla bien de la policía de Torreón”.
“Que los traigan, los bajen y les digan que aquí es la Casa del Migrante, eso habla muy bien de la corporación. Ojalá y todos los elementos así fueran, me refiero a los oficiales, esto sería fabuloso porque en realidad ellos vienen buscando comida, el cobijo y el apoyo momentáneo de alguien y qué bueno que lo encuentran aquí, y que afuera también lo encuentren con esos oficiales que les dan la mano”, comentó.

Se detalla que cuando un migrante llega enfermo o con lesiones que ponen en riesgo su vida, además se le buscan opciones médicas logrando la colaboración con el Hospital General y con Cáritas a través de la Casa del Peregrino.

Pero cuando la situación de la persona lo coloca en riesgo de muerte o que presenta un panorama con lesiones irreparables, se debe buscar el apoyo del personal del Instituto Nacional de Migración y de los consulados.

Javier Rodríguez Hernández recuerda el caso del migrante hondureño llamado Carlos, que quedó sin movilidad de sus piernas tras sufrir un accidente en Cuencamé, Durango.

“Le estaban dando un raid y la camioneta en la que venía con su hijo fue chocada, se volcó y él por proteger a su hijo recibió todo el golpe en la espalda, quedó parapléjico, sin movilidad del ombligo para abajo. En ese caso se comunicó el Cónsul de Honduras a la Ibero y por medio del Programa de Asuntos Migratorios se comunicaron con el señor Amado para que pudiéramos apoyar mediante las voluntarias para el mismo cuidado del migrante junto con Cáritas”.

De esta forma se establecieron acciones legales para que Carlos pudiera ser trasladado a Honduras, pero antes permaneció tres meses en un hospital público y luego 15 días más en la Casa del Peregrino de Cáritas. Fue un miércoles cuando se le deportó.

“¿Cómo se da la movilización de un migrante en esa condición? En este caso que fue deportación, todo fue por medio de Migración y el Consulado de Honduras, ellos hicieron prácticamente toda la logística para comprar los boletos de avión. Una vez que estuvo en Tegucigalpa, porque no es de la capital de Honduras, perdón, lo mandaron a San Pedro Sula, y luego lo trasladaron en ambulancia hasta su pueblo”, cuenta Javier Rodríguez.

TAMBIÉN HAY MIGRANTES MEXICANOS

Juan Amado Zamarrón Muñoz apunta que el flujo migratorio nacional es más discreto pero hasta La Laguna llegan paisanos del sur del país que corren los mismos riesgos que los centroamericanos que suben al tren.

En el camino son asaltados por criminales, se exponen a abusos de ciudadanos que los explotan laboralmente y a veces pierden sus documentos o les son robados.

“Migrantes mexicanos sí ha habido bastantitos porque se venían desde el mes de mayo y a finales de abril. Llega bastante migrante mexicano puesto que iban, la mayor parte a Chihuahua, al corte de la manzana, el corte de chile, el tomate y la nuez, es gente que año con año se viene de sus pueblos a Cuauhtémoc y Delicias”.

Los ciclos de las cosechas movilizan a los indígenas y campesinos del sur como una mano de obra barata que muchas veces se explota de forma inhumana en el norte del país. Y ahí donde se encuentran los cultivos protegidos de particulares que siembran hortalizas, llegan solos, entre amigos o incluso con familias completas, lo que propicia en cierto sentido la explotación laboral infantil.

Amado sabe que se trata de gente que vive en pobreza y que es honesta, pues lo único que pretenden es trabajar en el corte de la manzana. Es en estas fechas cuando regresan a sus comunidades, sin embargo, también reconoce que en estos grupos algunos tienen la esperanza de poder cruzar hacia los Estados Unidos.

“Es en menor número pero también intentan pasar al igual que el migrante centroamericano, sufriendo igual las calamidades pero de alguna manera Migración es un poco más benevolente con ellos puesto que algunos traen papeles y nos dicen que la misma Migración les dice que no anden ahí pero son más benevolentes con los mexicanos.

Ahorita que le comentaban el caso de ese hondureño, Migración de alguna manera fue benevolente con él porque le pusieron a dos agentes para que lo trasladaran hasta su casa, hasta su país y luego todavía lo bajaron y fueron ocho horas hasta su propia casa y lo acompañaron dos personas porque él necesitaba apoyo para todo, para ir al baño sobre todo. Ahí sí le daríamos muy buena calificación porque hicieron las cosas como creemos que deben hacerse”, comentó Amado.

Javier por su parte, indica que las condiciones generales en las que llegan los migrantes a la región son de vulnerabilidad absoluta y ahora que la política migratoria perdió flexibilidad en México, ahora sufren de un mayor hostigamiento, incluso por habitantes o personas que los asaltan mientras intentan cruzar de sur a norte la República Mexicana.

"NO TENGO FAMILIA, NI CASA, NI NADA"

Alberto Torres Cruz, originario del Estado de México, sin familiares, hijos o amigos que puedan ayudarlo, desde hace 22 años decidió migrar bajo la idea de buscar trabajo como jardinero o pintor.

Antes de llegar a Torreón, vivió en Ciudad Juárez de donde dice huyó ante la explotación laboral.

“En la región me han tratado bien. Me quedo en la iglesia (de Santa Cecilia en la colonia Las Julietas), porque les ayudo a barrer como un voluntariado, no les cobro, yo le ayudo al padre de manera voluntaria pero él está dispuesto a ayudarme el día que se ofrezca”.

Alberto llegó a la ciudad en el mes de noviembre pasado montado en el lomo de La Bestia, y aunque estaba acompañado por muchos migrantes, asegura que para esta región mexicanos casi no llegan.

“Venían muchos para acá pero no eran mexicanos. Yo me fui a Ciudad Juárez hace 22 años y vi que las personas no me pagaban, me trabajan mucho y era pura ratería, por eso me fui pero como no tengo papeles, se me extraviaron o más bien me los robó la misma policía en Guanajuato hace 22 años. Venía entonces para acá pero me fui hasta Chihuahua”.

Desorientado y con un perfil casi silencioso, Alberto asegura que las opciones como las fuerzas se le van agotando pues no tiene quien lo apoye y debe seguir luchando por sobrevivir.

“Yo no tengo a mis padres, ni a mis tíos ni a mis abuelos: ellos eran del estado de Zacatecas y se murieron de enfermedad y vejez. Hijos no tengo, nomás estuve juntado con una mujer por ocho años pero me dejó.
Tengo 52 años, es que estoy muy débil pues. Nací padeciendo del sistema nervioso nomás que ahorita me tienen controlado todo eso, los médicos especialistas del psiquiatra en México. En el Centro de Día para Migrantes me dan permiso de bañarme y me ayudan porque vengo a ayudarles”.

El señor Alberto comentó que ha estado tres veces en el Centro de Día para Migrantes. La primera vez que estuvo en Torreón duró seis meses, la segunda tres meses, pero ahora, como dice que la región presenta signos de descomposición a través de la violencia, piensa irse en cuanto pueda.

El estado enrarecido en las colonias, las persecuciones en la zona centro para evitar robos vehiculares y los constantes titulares sobre personas asesinadas con hiperviolencia le dan la razón a este hombre.

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