Evaristo Hernández: “Boleé zapatos y fui cargador para ayudarle a mi mamá”

Lado B

El alcalde de Villahermosa, Tabasco, recuerda que de niño fue muy latoso, le gustaba jugar en la calle con amigos y a veces practicando beisbol rompía vidrios para enojo de los vecinos

El presidente municipal se define como producto de la cultura del esfuerzo. (Especial)
Mariel Arroyo
Villahermosa /

Defender a otro cuando iba en secundaria le mereció recibir un golpe en la nariz que le causó problemas el resto de su vida, pero Evaristo Hernández, alcalde de Villahermosa, Tabasco, recuerda con cariño esa época, en la que siendo muy joven descubrió el liderazgo que años después lo llevó a la política.

Antes de estudiar Derecho en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, fue bolero y desempeñó múltiples trabajos para apoyar a su familia, siendo el menor de siete hermanos; su padre fue agente de tránsito estatal y su madre una ama de casa, que lo mismo vendía pozol, lavaba o planchaba ropa ajena para apoyar a los gastos de la casa.

Hernández repite por segunda ocasión en el cargo, luego de que durante el trienio 2006-2009 quedó al frente de la capital como candidato del PRI; ahora, desde las filas de Morena, dice que la gente ha madurado en lo político.

¿Quién es Evaristo Hernández?

Una persona tan común y corriente como la mayoría. Soy un padre de familia, esposo y abuelo. Hace 40 años que estoy casado, hace cinco años me casé por la iglesia con mi esposa. Tengo cuatro nietos lindísimos, cuatro hijos también maravillosos. Soy una persona dedicada a mi trabajo y de la cultura del esfuerzo.

Le ha tocado ver transformaciones de Villahermosa…

Claro, en ese tiempo ha tenido desarrollo Tabasco. En los años 50 fue la construcción de la avenida Ruiz Cortines para llegar de Ciudad de México en vehículo, antes era todo por agua, esto era prácticamente una isla. Me ha tocado una parte extraordinaria, porque viví el tiempo cuando podíamos jugar en las calles.

“Me recuerdo jugando béisbol, rompiendo vidrios, cuando nos corrían los vecinos. En la cerrada donde vivía había al final unas casas que tenían una banqueta lisita, y cada que llovía esa era nuestra alberca, nos tirábamos de panzazo, era una diversión tremenda. Todos los juegos eran deportivos, eso era lo que nos mantenía sanos. Cuando eso cambió, y cambió la alimentación, empezaron los grandes problemas de salud que ahora enfrentamos”.

¿Cómo fue su juventud?

Yo boleé zapatos, compré fierro viejo en las calles, fui cargador. Esa fue la vida que viví y fui feliz. Permanentemente estaba en actividad, tenía mi bicicletita que me compré con mi propio esfuerzo. Mis padres estuvieron muy limitados económicamente, mi padre fue agente de tránsito, mi madre se dedicaba a las labores del hogar y hacía un gran esfuerzo para sacarnos adelante: engordaba pollos, gallinas, puercos. Lavó, planchó cuando la plancha era de fierro con carbón, vendía pozol, se levantaba a las 3 de la mañana a poner unas ollotas de maíz, que molía a mano. Con eso ella construyó la primera casa de concreto que tuvimos. Creo que mucho de eso le copié.

¿Qué libro recomienda? «‘Cerebro de pan’, de David Perlmutter, un libro sobre los efectos que los carbohidratos tienen en el cuerpo».


¿Cómo le entró la ilusión de estudiar Derecho?

En la colonia donde vivíamos había mucha pobreza. Mis amigos, en su mayoría, trabajaban en talleres eléctricos, muchos siguieron comprando fierro viejo. Yo me propuse que no iba a hacer como ellos, eso no era lo que quería para mí ni para mis hijos.

¿Cómo llega a la política?

Desde la primaria vi mi facilidad de cierto liderazgo y desde ese tiempo me empezó a gustar la política, desde niño era el que defendía a mis amiguitos, cuando les pegaban yo salía a defenderlos. Nunca me han gustado las injusticias, entonces sentí que la carrera de Derecho era un poco ad hoc a lo que quería, que era la política. A lo mejor la entendía de otra manera, pero fui aprendiendo en el camino.

Repite como alcalde, pero en otras circunstancias, ¿cuál ha sido la diferencia?

Ha sido enorme. Yo nací en el PRI, porque en Tabasco no existía otro partido, pero igual que muchos terminamos en un partido de izquierda. Siempre tuve problemas en el PRI, como diputado local criticaba al gobierno del estado, también cuando fui alcalde, cuando no estaba de acuerdo con algo que creía que afectaba a la población.

“En aquel tiempo no existían las redes, que con todo lo malo que puedan ser, pueden ser una bendición, porque ahora puede ver todo mundo qué estás haciendo. Siempre estoy enterando de que hay un bache, una lámpara apagada, cosas que antes no te podías enterar. Hoy estamos en una bola de cristal, donde todo lo que haces es visto; existían las solicitudes de transparencia, pero no tenían el peso que ahora tienen. Es un termómetro de cómo has trabajando”.

¿Balance positivo o negativo?

Es positivo, el país ha ido cambiando para bien; las redes y todos los medios han servido para que haya transparencia, la gente tiene información y puede no estar de acuerdo. La crítica es buenísima cuando es para construir.

De la primera vez que fue alcalde, ¿ha madurado políticamente la gente de Villahermosa?

Mucho, la sociedad es muy diferente a la que teníamos hace 10 años. Hoy está en todo lo que hacemos; el Presidente ha despertado el interés de la gente.

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