En el interior de la XXV Zona Militar se encuentra el Noveno Regimiento Blindado de Reconocimiento y Escuela Militar de Blindaje, donde la formación de militares es una tarea que conlleva estrategia, disciplina, inteligencia y entrenamiento arduo, no obstante, la tecnología juega un papel importante para formar a los castrenses que defenderán y auxiliarán a la nación.
El coronel del Arma Blindada Diplomado del Estado Mayor, Omar González Zamora, detalló para MILENIO Puebla los niveles de adiestramiento militar. El primero de ellos consiste en preparar al soldado, es decir, adaptarse a la nueva vida de un militar y convertirse en un combatiente individual.
Una parte fundamental de este adiestramiento es la instrucción de orden cerrado con o sin armas, con la finalidad de crear unión entre el individuo y sus compañeros para aprender a obedecer y realizar movimientos a “pie firme” con marcialidad, disciplina y energía.
Lo anterior se traduce a que un civil recién inscrito deberá aprender de reglas, normas, formalidades y desde ejercicios básicos motrices, hasta el manejo de un arma, todo ello bajo las órdenes de un instructor superior al mando, con la convicción de crear un militar fuerte y activo que sepa trabajar en equipo.
Este curso durará ocho semanas y gracias a una correcta elección de candidatos, actualmente se consigue que más de 99 por ciento de la matrícula continúe su formación militar al culminar el primer curso.
En el segundo nivel, los cadetes deberán demostrar una vez más su habilidades orgánicas o específicas sobre su rol en un equipo de trabajo. Con esto los instructores y docentes buscarán guiar a los discentes por un camino en el cual sea más fácil reconocer las destrezas de los participantes. Todos tomarán un papel importante abordo de un vehículo blindado, ya sea como conductor, tirador de fusil o jefe de vehículo. Dicho adiestramiento no puede ser solo teórico, por lo que la práctica constante es de rigurosa importancia para todos los estudiantes.
De forma posterior inicia el adiestramiento de tercer nivel, mismo donde las capacidades antes aprendidas son puestas a prueba, impera en todo momento la capacidad de acatar, cumplir y dar órdenes mediante ejercicios en campo realizados en el polígono de adiestramiento con el que cuenta la academia.
Con la intención de fomentar el constante estudio, superación y capacitación de los cadetes, esta institución se ha apoyado de los propios ingenieros del Ejército Mexicano para ocupar todas las herramientas que tienen a su alcance, por lo que se consiguieron así tres circuitos virtuales para el uso militar.
Las prácticas se realizan ya sea desde un vehículo de pasajeros, hasta un tanque militar de última generación y con roles como el de conductor, jefe de vehículo y disparador de fusil. La Escuela Militar de Blindaje se apoya de dichos simuladores donde la precisión y alta tecnología les permite practicar de manera casi tan apegada a la realidad, que una vez que el estudiante toma un vehículo de verdad ya está familiarizado con su funcionamiento y características.
“La evolución del adiestramiento nos obliga a mantenernos a la vanguardia, ir a la par de la modernidad y utilizar todas las herramientas posibles para eficientar la educación y formación de las próximas generaciones. No obstante, es importante destacar que este nivel de educación se mantendrá activo aún una vez concluido el curso, ya que siempre se debe mantener un estudio sobre las nuevas herramientas que se usarán en el campo de batalla, acción en que la tecnología también nos ayuda a estar al día”, puntualizó el coronel.
Una vez que los participantes aprueban los trabajos de manera virtual, comienza una labor real en vehículos blindados especializados para la cátedra, donde se completan las capacidades físicas, mentales y emocionales para poder operar, liderar o disparar desde un vehículo blindado.
CHM