Durante cuatro generaciones la familia Hernández ha trabajado arduamente para salvar las antiguas usanzas de la herrería, con ayuda de la forja, así como la creación o rediseño de sus propias herramientas. De esta manera, estos hombres poblanos han enfrentado la pandemia de covid-19 y sus estragos con la fabricación e innovación de piezas dignas de los más grandes guerreros de la historia de la humanidad.
De la mano de su padre, José Hernández Juárez recuerda cómo le fue heredada la profesión de herrero, donde la forja "fue una de las enseñanzas más importantes". Gracias a ella y su creatividad, ha realizado un gran importante número de trabajos, cuya elaboración no se ha visto limitada ante los medios modernos.
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En entrevista con MILENIO Puebla, comentó que la pandemia golpeó de manera fuerte a los herreros, pues la demanda de su trabajo fue a la baja y con ello sus esperanzas de un crecimiento; incluso, los artesanos tuvieron que abandonar el local donde por muchos años trabajaron en la colonia Santiago, en la ciudad de Puebla. Sin embargo, la familia Hernández ha sabido pelear esta dura batalla y se enfocó en impulsar un trabajo que en 2019 Rubén Hernández Lozano inició años como un hobby.
Rubén modificó sus herramientas convencionales, encendió las llamas de su taller y comenzó a crear piezas de una manera 100 por ciento artesanal. Para ello, aplicó los conocimientos que su padre y abuelo le heredaron y fabricó el icónico casco del personaje Máximo Decimo Meridio, protagonista de la película Gladiador (2000), en la cual plasmó su gusto por el cine épico y su pasión por crear obras de batalla.
Comentó que los cascos romanos fueron buscados por los participantes de las representaciones de Semana Santa, así como cascos con cuernos vikingos, de súper héroes como Iron Man, incluso personajes del anime y ciencia ficción. Por lo anterior, poco a poco la familia Hernández empezó a recibir las peticiones de poblanos y extranjeros.
Las pecheras, escudos, espadas, muñequeras y demás artículos para el uso de diversión o adorno de estos herreros llegaron a países como Dinamarca, Estados Unidos y España, donde supieron que en México, en específico en Puebla, se encuentra un grupo de maestros herreros capaces de volver cualquier idea realidad, todo para regalar a sus clientes la satisfacción de entrar en una realidad o época diferente a partir de cascos, escudos y espadas legendarias.
Por último, explicaron que han realizado más de 100 piezas finales, con más de 25 recortes de metal hechos y pegados de manera artesanal, pero cada creación toma aproximadamente una semana de arduo trabajo y dedicación. Esta labor los ha posicionado entre locales y extranjeros, por lo que la Herrería Hermanos ahora espera nuevos retos a vencer con la fusión del metal.
CHM