Flujo migratorio por Torreón se triplicó en 2023; familias completas buscan el 'sueño americano'

Diciembre fue el mes que presentó mayor número de atenciones con mil 784 en el Centro de Día para Migrantes Jesús Torres, seguido de noviembre y octubre.

En 2023 hubo registro de migrantes provenientes de 19 países diferentes. | Rolando Riestra
Jorge Maldonado Varela
Torreón, Coahuila /

El flujo migratorio que pasó por Torreón durante el 2023 superó toda estadística en la región en cuanto número de migrantes, prueba de ello son los registros del Centro de Día para Migrantes “Jesús Torres”, que cerró el año con más de 9 mil extranjeros que llegaron a la ciudad a bordo del tren, a diferencia de los 2 mil 800 que registraron en 2022.

Al igual que el número de personas que buscan llegar a la frontera tras el llamado sueño americano, aumentó el número de familias completas que dejan todo atrás y viajan juntos, con ello emigran más mujeres y niños, algo que no se veía en años anteriores, según la coordinadora operativa del centro, María Concepción Martínez Rodríguez.

Diciembre el mes con mayor flujo

Diciembre fue el mes que presentó mayor número de atenciones con mil 784, seguido de noviembre y octubre, pero hubo semanas de más de 600 migrantes y días que superaban los 200 registros en menos de 24 horas, sin embargo, personas solidarias en La Laguna trataron que al menos no hubiera migrante con el estómago vacío en su paso por la región.

“La bondad y misericordia de los laguneros se manifiesta, porque en ningún momento nos vimos rebasados en cuanto a alimentos. A ellos se les alimenta y hasta que estén satisfechos, la hidratación también es muy importante. Un día tuvimos 220 personas y así logramos darles a todos. Los laguneros hemos dado ese apoyo y ese alcance”.

Más migrantes de más países

Detalló que en el 2023 hubo registro de migrantes provenientes de 19 países diferentes, a diferencia de los 14 que registrados un año anterior, entre ellos de Francia, China, Brasil, República del Congo, Haití, Colombia, Cuba y muchos de Venezuela, en tanto, permanecen los de procedencia hondureña, salvadoreña y guatemaltecas entre las más presentes.

“Además de toda la vulnerabilidad que pasan, muchos de ellos tienen en contra el idioma, afortunadamente en el centro hay voluntarios que hablan portugués, frases o el inglés, con lo que siempre hay la posibilidad de comunicarnos”.

A decir de Concepción Martínez, la presencia notable de menores de edad y niños en las caravanas migrantes en su paso por Torreón, se empezó a ver a inicios del 2022 pero creció de manera considerable durante el 2023.

“Es un número muy abultado de niños y menores, incluso hubo semanas que el número de niños rebasaba al número de mujeres. No aseguro pero yo calculo que es el 30 por ciento de menores. Además vimos que ya muchos viajan en familias, ya vieron que se puede hacer y también lo están buscando”.

Otra característica que dejó el fenómeno migratorio en este centro que abrió sus puertas hace 13 años, fue que detectaron que llegaban cada vez más personas con alguna discapacidad, personas sordas, asmáticas, hipertensos o con diabetes, además de niños y jóvenes con autismo.

“Notamos varias personas sordas, niños y jóvenes con autismo. Muchas personas con complicaciones de salud como el asma en adultos y niños. Tuvimos muchas personas con enfermedades crónicas, hipertensos y con diabetes. Al ser mayor la afluencia de extranjeros vemos cosas diferentes a otros años”.

A partir de septiembre

De acuerdo al párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, Rafael López, fue a partir del pasado septiembre cuando el flujo de migrantes se notó entre las calles de la región y en los patios de Ferromex.

“Los hermanos migrantes no dejaron de llegar a la región desde el pasado septiembre de manera extraordinaria. Nunca habíamos tenido tal cantidad de migrantes, pero la solidaridad de la gente ha sido extraordinaria, lo mucho o lo pocos que tenemos lo hemos compartido con mucho amor”.

Ante la creciente llegada de migrantes a la cercanía de la parroquia, se abrió un espacio para atenderlos el centro social católico Santiago Apóstol, donde se les ha brindado alimentación, vestimenta y alojo. “Desde el 25 de septiembre, de lunes a domingo, día y noche está abierto”.

Vendió su casa para llegar a Estados Unidos

La familia de Jhonatan Soto salió de su natal Caracas, Venezuela el pasado 10 de octubre. En su maleta cargó sólo un poco de ropa y la llenó de esperanza para un buen viaje junto a su esposa Helen y su hijo Elián, de tres años de edad.

Sabía que un viaje en el que cruzaría siete países para llegar a su destino se requiere de mucho recursos y no dudó en vender su casa y sus pertenencias. Tras pasar durante cinco días la famosa selva del Darién entre Panamá y Colombia, el camino le ha mostrado que lo más complicado se ha vivido en territorio Mexicano.

“Dicen que lo más difícil es la selva del Darién, pero para ser sinceros lo más difícil es México. Desde que llegas hay gente se aprovecha de los migrantes. En la selva luchas contra la naturaleza, hay tormentas, el río crece, hay gorilas, serpientes y otros animales, una selva como se ve en películas, pero en México se sufre más”.

Ahora se encuentran varados en la ciudad de Torreón y sin dinero tras casi un mes y medio desde que entraron a México. “Nosotros vendimos todo, vendimos nuestra casa y las pocas pertenencias que teníamos para llegar a Estados Unidos pero ya no tenemos plata. La mayor parte de los días hemos dormido en la calle, nos han robado y no respetan los derechos humanos”.

“No entendemos por qué al entrar a México por Chiapas, Migración te alimenta, te deja pasar y te lleva tres pueblos adelante, pero ya más al norte nos detienen y nos devuelven. ¿A qué juegan con nosotros?. Muchos mexicanos nos han ayudado mucho, son de buen corazón, no así las autoridades”, expresó el venezolano.

Viajar con su hijo de tres años es todo un reto para quien viaja miles de kilómetros sobre un tren y bajo las inclemencias del tiempo, además de cruzar ríos infinidad de ocasiones hasta casi ahogarse con su niño en hombros, soportar tormentas y caminar sobre la autopista cuando las autoridades los bajan de los vagones.

Una Navidad y año nuevo diferente

Junto a otros cien migrantes, la familia Soto recibió el año nuevo en el comedor Santiago Apóstol, un momento que difiere al que vivían con los suyos en su país de origen.“Ha sido el peor fin de año. Allá aunque estamos mal gobernados uno busca la manera de pasarla en familia aunque no tengamos lujos”.

Jhonatan dice extrañar las tradicionales cenas navideñas y de fin de año, con platillos que hacían convivir en familia como el pernil de cerdo, las hallacas, que son parecidos al tamal; la ensalada de gallina, jamón ahumado o pan de jamón.

Mientras que para brindar y beber se acostumbra el vino tinto y el ponche crema, elaborado con leche condensada y brandy. Jhonatan compartió que en año nuevo hay momentos de melancolía y se recuerda a los que ya no están al poner la canción “5 pa´ las 12”.

Ahora reciben el año nuevo con la esperanza de que las autoridades den luz verde para que puedan subir a los vagones del tren y llegar a su primer destino, que es la ciudad de Piedras Negras, para luego buscar ingresar a los Estados Unidos y tener una mejor calidad de vida.

Piden respetar los derechos humanos

El párroco Rafael López añadió que tras estimar que el flujo migratorio permanecerá al menos durante los próximos seis meses del año, por lo que exhortó a las autoridades para que se respeten todos los derechos humanos de los migrantes.

“Lo que más piden son que se respeten sus derechos humanos, que tomen en cuenta las autoridades que no son delincuentes, que solo buscan una mejor vida en otro país, que los traten con dignidad y que sean tratados como personas que tienen derecho de migrar y de buscar una mejor calidad de vida”.

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