Con palas y picos, buscan a joven secuestrado en territorio de 'Los Ardillos’

La última vez que se le vio a José Juan fue el 11 de diciembre del año pasado cuando salió de la comunidad de Ayahualtempa, en el municipio guerrerense de José Joaquín de Herrera

La última vez que se le vio a José Juan fue el 11 de diciembre de 2021. (Ariel Ojeda)
Ciudad de México /

La última vez que se le vio a José Juan fue el 11 de diciembre del año pasado cuando salió de la comunidad de Ayahualtempa, en el municipio guerrerense de José Joaquín de Herrera, para comprar pollo; y de pronto, desapareció, se esfumó del mapa, sin decir nada, sin que nadie viera nada en el ‘territorio Ardillo’.

Ese día, su madre Juana Ventura, prepararía enchiladas, pero él quería pollo, también traería refrescos para sus hermanos menores; lavó su motoneta, tomó la carretera y se dirigió hacia Hueycantenango, cabecera municipal, después, no se supo nada de él.


Foto: Ariel Ojeda

Sus padres, Juana y Alejandro, lo buscan con palas y picos; son víctimas del abandono gubernamental en la región y de los enfrentamientos que mantiene el grupo criminal conocido como ‘Los Ardillos’ contra policías comunitarios de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias Pueblos Fundadores (CRAC-PF).

“Le volví a marcar, me mandó a buzón, puro buzón… Entonces mejor agarré y decidí ir a buscarlo. Me dicen: ‘¿Quién es tu muchacho? les dije cómo era, qué ropa llevaba y me dicen ‘sí, aquí lo vimos’. Ya no me dijeron más… más arriba, iba yo otra vez buscando… me dice un señor ‘¿por qué lloras? no llores, ¿qué tienes?’, vine a buscar a mi muchacho, no lo encuentro, vino a comprar y no ha llegado a la casa; dice: ‘No andes llorando, tú hijo está bien, se lo llevaron los municipales’”, relata Juana Ventura, entre lagrimas que humedecen su cubrebocas.


Foto: Ariel Ojeda

José Juan Reyes, de 23 años, tiene un lunar a la altura de la fosa nasal derecha y otro más en la espalda del lado derecho; policía comunitario, y al igual que su familia, originario de la localidad de El Calvario, pero habían encontrado un hogar en Ayahualtempa.

“Yo no entiendo por qué esas personas se lo llevaron… Él no es un muchacho malo. Nosotros no somos de aquí”, reclama Juana.

Su padre, Alejandro Reyes, colabora en la comunidad, ayuda en lo que puede a los policías comunitarios, quienes lo han acompañado en sus búsquedas en ‘territorio Ardillo’, y pide que “le echen la mano” los tres niveles de gobierno para encontrar a su hijo; “yo siento que mi hijo no está muerto… Por ahí lo han de tener”, dijo a MILENIO.


Foto: Ariel Ojeda

Según las investigaciones realizadas por la misma CRAC-PF, los responsables serían elementos de la Policía Municipal de José Joaquín de Herrera, que estarían coludidos con el grupo criminal Los Ardillos.

“Ya más o menos dos tres de la tarde la mamá fue a buscarlo al municipio; hay testigos que dicen que fue la Policía Municipal de José Joaquín Herrera; nos dieron nombres… ahora sí que les doy tarea al gobierno.
“En el reporte que tenemos nosotros está Gabriel, está también otros dos ciudadanos…”, advierte Antonio Toribio comandante de la CRAC-PF en Ayahualtempa.


Foto: Ariel Ojeda

Y sobre los autores intelectuales o el motivo, supone: “Han de tener sus intereses; el joven era jinete, y ellos, me imagino yo, lo tendrán en uno de sus rancho de Los Ardillos… o pa’ que se lo coma el que se lo llevó porque de otra manera no entiendo por qué los secuestran, los matan, los torturan”

La desaparición de José Juan sirvió para presionar a las autoridades estatales y federales a quienes se les exigió custodiar la zona e instalar al menos tres puestos de vigilancia en la zona limítrofe entre los municipios de Chilapa y Joaquín de Herrera; en los cruceros de las comunidades de Tlachimaltepec, Los Postes y Hueycantenango, donde mantiene presencia el grupo criminal, principalmente para el control de la ruta.


Foto: Ariel Ojeda

Apenas el pasado 6 de enero se amagó con armar a los menores, mujeres y niños, como el año pasado, lo que obligó a que el viernes pasado, elementos del Ejército, Guardia Nacional, de la Fiscalía de Guerrero y las mismas autoridades comunitarias desplegaran un operativo de búsqueda dentro del “territorio Ardillo”, pero sin éxito alguno.


Foto: Ariel Ojeda

Mientras tanto, el pueblo de Ayahualtempa se encierra con cadenas sobre la carretera ante las pugnas dentro del territorio Ardillo.


“Nosotros no tenemos que ver nada… Si tienen problemas con este pueblo, nosotros no, nosotros no somos de aquí; Quisiera que Dios les toque su corazón porque él no es un muchacho mal”, clama la madre de José Juan.

ledz

  • Amílcar Salazar Méndez

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