El obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, sostuvo que “Guerrero está empeñado con los grupos del crimen organizado”, derivado de los compromisos generados al calor de los procesos electorales.
En el barrio de San Francisco, que ésta semana realiza su fiesta patronal, Rangel Mendoza manifestó abiertamente que está en contra de la política de abrazos y no balazos implementada por la administración federal actual.
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En esa forma de sobrellevar el problema de la inseguridad, dijo que hay mucha indolencia y que sin duda, implica dejar que los delincuentes actúen con un margen muy amplio de libertad.
Advierte que debe ser prudente, cuando refiere que las autoridades no se quieren comprometer con un verdadero proceso de pacificación.
En esa parte sostiene: “Guerrero está vendido, lo vendieron por las cuestiones políticas, la cuestión electiva, por los compromisos que tienen con los narcotraficantes y desgraciadamente es así”.
“Podrán decir lo que se les antoje, podrán decir lo que quieran, pero Guerrero está empeñado con estos señores, con el crimen organizado y haber quien nos paga la boleta”, remarcó.
El problema que se vive en Guerrero, de acuerdo con el obispo emérito, se replica a nivel nacional, pues son muchas las voces que presumen acuerdos entre el presidente Andrés Manuel López Obrador para que los grupos delictivos favorezcan electoralmente a Morena.
Indicó que en el ejercicio de su trabajo como líder religioso ha dialogado con algunos grupos a los que ha pedido que respeten y no perjudiquen a los civiles inocentes.
Ese trabajo ha tenido resultados, pues hace poco un narcotraficante le mandó un mensaje de voz, en el que reconoce que le hizo al obispo emérito, a quien se refiere como “mi amigo chava”, que no mataría más gente en la ciudad.
“Arrancar de un narcotraficante un compromiso de esos para mi ya es grande, para mi es especial y sostengo que el diálogo con esos señores es más provechoso que dejar las cosas como están”, anotó.
Recordó que hace algunos años, cuando el Cártel del Sur controlaba parte de la Sierra y la Región Centro, consiguió algunos acuerdos con su líder, Isaac Navarrete y consiguió que durante tres años disminuyeran los indicadores en materia de homicidios dolosos.
Entre otras cosas, dijo que Isaac Navarrete no comulgaba con la venta de las drogas sintéticas y se prestaba al dialogo, pero lo expulsaron de la región los grupos que operan en la Sierra.
Dijo que la permanencia de los grupos delictivos de la Sierra en Chilpancingo fue una herencia del gobierno estatal del PRI, lo que no ha podido resolver el gobierno estatal que encabeza Morena.
“Hasta ahorita están aquí estos señores y siguen haciendo de las suyas; secuestran, asesinan, cobran impuesto a la carne, la cerveza, el refresco, el pan e incluso a las minas. Es algo que no han podido contener”.
De hecho, reconoció que la titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Sandra Luz Valdovinos Salmerón ha propinado algunos golpes a la delincuencia organizada, aunque el obispo emérito explica la razón: “Veo que la fiscal ha obrado un poquito más derecho, más recto, pero quizá es por la inocencia de ella, que no sabe ni a quien atacar, pero ha hecho cosas buenas la fiscal”.
UM