Huracán 'Norma' pasa por BCS y se mueve a Sinaloa: "Como ‘spring breaker’", aseguran habitantes

En las playas concesionadas de Cabo San Lucas, el paso de Norma tiró las palapas y en las viviendas populares se quedaron sin luz.

El primer chubasco del viernes inundó las calles del centro, de por sí ya anegadas con arena | Diseño por Mauricio Ledesma | Fotos de Amílcar Salazar
Cabo San Lucas /

Como si se tratara de un ‘spring breaker’, de esos que se quedan un fin de semana y luego se van, el huracán Norma pasó por Baja California Sur, espantó a los turistas, se llevó los techos de restaurantes y hoteles, y luego siguió su trayectoria hacia el Pacífico.

Norma le arruinó la fiesta a este puerto mexicano que vive de la noche. Antes de que comenzara el fin de semana, ya había acabado con los paseos en yate y las fiestas de playa, dejando vacía una ciudad que cada temporada vacacional llega a albergar hasta 50 mil turistas de todo el mundo.

Norma causó un boquete al bolsillo de esta pequeña localidad | Amílcar Salazar Méndez

Y aunque no había temporada alta, causó un boquete al bolsillo de esta pequeña localidad obligando a vinaterías, farmacias, joyerías, bancos, tiendas de autoservicio o cualquier otro establecimiento con vidrios en sus fachadas a cerrar temprano, y ni los dólares pudieron hacer que reabrieran.

El primer chubasco del viernes inundó las calles del centro, de por sí ya anegadas con arena, lo que mostró las primeras señales de que la tormenta sería larga; le siguió el cierre del aeropuerto y una afectación para 12 mil personas que simplemente no pudieron despegar.

Los restauranteros y antros tuvieron hasta las ocho de la noche para vender la última botella de alcohol, y expulsaron a las calles a sus comensales, lo que impulsó al turismo a buscar fiestas privadas y explotar al máximo las pulseras ‘all inclusive’ de los hoteles, que cerraron sus puertas por dentro.

El huracán provocó oleajes de hasta 7 metros | Amílcar Salazar Méndez

Los comercios activaron el protocolo de rutina, el de cada huracán, y colocaron costales con arena, tablas y cinta en los cristales; el turismo peregrinó en chanclas y pantalones cortos buscando la última cerveza del puerto; y las calles fueron patrulladas por municipales, estatales, ministeriales, guardias, soldados y marinos.

Aún no amanecía y ya se podían ver los estragos de Norma en Los Cabos; las ráfagas de viento alcanzaron los 180 kilómetros por hora, suficiente para arrancar árboles, palmeras y postes que ocasionaron cortes intermitentes de luz e Internet en viviendas y hoteles del municipio.

Ya para el sábado, cuando el huracán categoría 2 tocó tierra con sus bandas nubosas, provocó oleajes de hasta 7 metros, y ya nadie quiso salir a la playa.

“Todos los Santos” libra el impacto de Norma

La amenaza era grande para la localidad de Todos Santos en La Paz, por dónde entró el huracán. El Ejército Mexicano y la Marina Armada ya habían dispuesto un operativo con maquinaria pesada, excavadoras y cocinas móviles para auxiliar a la población. Pero paradójicamente, en este pueblo la tormenta pasó desapercibida, incluso, con ironía, los habitantes dijeron “nos faltó agua para bañar a los animales”.

“Parece que no pasó por aquí... fue categoría uno nomás, hubo más desastres por las orillas.
“Yo no sentí, pero sí creo porque la ventana de mi cuarto estaba caída….”, declaró Violeta, quien radica en la comunidad, a MILENIO.

Las calles de este pueblo mágico, que saltó a la fama por ser sede del Hotel California -Eagles, 1967- quedaron intactas, ni palmeras caídas, ni ventanas rotas, solo algunas botellas de cerveza vacías tiradas en las esquinas.

“Nada grave la verdad, ráfagas de viento, lluvia pero nada serio, Parece que ni pasó el huracán”, bromeó Ricardo, comerciante de pulseras y collares de almeja.

El desastre se concentró en Cabo San Lucas

En las playas concesionadas de Cabo San Lucas, el paso de Norma tiró las palapas y en las viviendas populares se quedaron sin luz; rompió techos y puertas de comercios en el centro, y los fuertes oleajes expulsaron cientos de especies marinas a la superficie dejándolas varadas en las playas.

En este puerto fueron habilitados seis albergues municipales, como el del CBTIS 256, en la colonia El Sol, que convirtió sus aulas en dormitorios para darle alojamiento a 150 personas en situación de calle y adultos mayores, mientras que algunos turistas ‘damnificados’ prefirieron cambiar de hotel a uno con mejores amenidades.

Pasó el ojo, las paredes y llegó la noche del sábado a Cabo San Lucas, dejando atrapada a esta ciudad sin luz, sin Internet, sin cantinas y sin tequila.

Ya el domingo, regresó el sol , y con ello, una nueva oleada de turistas que salió a las calles para buscar algún lugar para comprar cerveza, otros, los menos, encendieron sus trocas y casas rodantes y se regresaron al norte.

Norma se despedía de Los Cabos

Ya degradado a tormenta tropical, Norma continuó su camino hacia Sinaloa. Mientras, en Los Cabos, las tiendas de autoservicio reabrieron y comenzó la reconstrucción de cada huracán.

Para el turismo estadounidense, Norma se convirtió en una experiencia más: vivir un fin de semana de huracán en Los Cabos

“Venimos visitando desde hace 6 o 7 años, pero es nuestro primer huracán -dijo Bryan Miller, visitante de Montana- mucho aire… aunque esperábamos más lluvia”

FR

  • Amílcar Salazar Méndez

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