Huracán 'Otis' dejó daños y damnificados hasta en Tierra Caliente, Guerrero

El huracán Otis no llegó a Tierra Caliente, sin embargo, los habitantes sufren las afectaciones. Te decimos con qué problemas viven.

Tierra Caliente, Guerrero (Amílcar Salazar Méndez)
Guerrero, Acapulco /

El huracán Otis no llegó a Tierra Caliente, Guerrero, pero sí dejó sus estragos con pérdidas todavía no contabilizadas, pues se llevó puentes, cultivos y casas en una decena de localidades.

A 21 días del fenómeno meteorológico permanecen las escaleras de tabla para subir a un puente vehicular, el camino partido a la mitad y las largas caminatas bajo el sol, lo cual le recuerda a la gente de Ajuchitlán del Progreso y sus ejidos aledaños que son damnificados del huracán que tocó tierra a 300 kilómetros, en la costera Miguel Alemán, del puerto de Acapulco.

—¿Hay damnificados?

“Sí pero dicen que no… que no más Acapulco, todo esto para arriba está acabado” -lamenta Pedro Cambrón, oriundo de Ajuchitlán, quien a sus 63 años debe trepar seis metros por las tablas amarradas con cable, caminar entre las piedras y subir por un camino de tierra para llegar a su casa.

Aquí, la corriente del río Balsas se llevó el camino que conectaba al municipio con San Miguel Totolapan, una entrada obligada hacia la sierra, la única ruta segura para llegar, evidenciando los daños que dejó la lluvia originada por el huracán en la región de tierra caliente.

Puentes provisionales por daños del Huracán Otis (Amílcar Salazar Méndez)

Pedro, al igual que todos los que viven cerca del río, perdieron algo, en su caso fueron flores ornamentales amarillas y rojas que vendía; y en su casa, un portón que tuvo que ser reparado por 2 mil pesos; “y eso que se compadecieron porque me querían cobrar 3 mil 500”, dice.

—¿Qué necesita Ajuchitlán del Progreso?

“Pues a la gobernadora (Evelyn Salgado) que nos echará la mano. No podemos ser exigentes, porque Acapulco también está madreado, pero también nosotros somos gente pobre que queremos que nos echen la mano”.

Ahí empieza un polígono de 40 kilómetros de comunidades aisladas, entre ellas: El Reparo, Agua Escondida, La Laja, Puerto del Coco, San Pablo Sur y Gómez Farías. Y es que hacia el norte falta el puente para cruzar el Balsas, y al sur, otro puente se fue con la corriente del Río Truchas.

En la ruta de los otros damnificados de Otis, el camino de arroyos y grietas es decorado con las cosechas perdidas de maíz, mango y plátano, y una buena parte de las casas en las laderas perdieron su techo de lámina.

María de La Paz, es originaria de San Pablo sur, también en Ajuchitlán del Progreso; el día de la tormenta y los días posteriores, recuerda que “el río llegó hasta mi cocina”.

“Abajo -continua- se me metió a las recámaras y los aparatos eléctricos quedaron dañados”.

Su casa se ubica a unos metros de “la hamaca”, como le dicen al puente colgante que no resistió la corriente; ahora solo se ven vigas que quedaron sujetas con un cable de acero.

Afectaciones de huracán Otis (Amílcar Salazar Méndez)

—¿Sin puente cómo le hacen?

“Así, caminando… o a caballo”, explica Francisco, mientras repara una cerca dañada.

Ese puente conectaba con Gómez Farías, una pequeña localidad donde habría por lo menos 12 casas afectadas; unas las tumbó, otras las llenó de agua y lodo.

Pero eso apenas es una ranchería, y es que no existen cálculos oficiales de las afectaciones, por los que autoridades municipales contabilizaron de manera preliminar hasta 250 viviendas, chivos y marranos que se ahogaron, así como varías miles de hectáreas de cultivos perdidos.

“Ahorita la familia estamos bien, pero las cosas se mojaron, unas se mojaron, otras se fueron. Se echaron a perder, pues”, es el reclamo de Francisco, y una constante en la región calentana.

RM

  • Amílcar Salazar Méndez

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