La política pública que estableció el gobierno de Donald Trump para impedir el paso de migrantes a los Estados Unidos ha impulsado el retorno paulatino del éxodo centroamericano hacia Torreón, donde las necesidades básicas de las personas que buscan nuevas oportunidades de vida son atendidas por los defensores de derechos humanos.
Enfocados en garantizar la seguridad humana y sabiendo que algunas ciudades mexicanas están siendo vistas como un destino para permanecer, se extiende el reconocimiento de que migrar no es ningún delito y que al visualizar a las personas como hermanos, se les debe acompañar en su camino.
Cynthia Flores, coordinadora del centro de Día para Migrantes “Jesús Torres Frayre”, dijo que la población debe ser sensible ante las necesidades que se derivan puesto que migrar no está considerado como un delito y se debe preservar el sentido humano ante un fenómeno social global del cual no se exime a los propios mexicanos.
“Ahora que cerramos el año anterior sabemos que recibimos un aproximado de 90 migrantes por mes, que es un poquito más a comparación del año 2017. En este flujo se contabilizaron niños, mujeres, también un poquito más que el año pasado, más de niños acompañados de hombres: de sus papás, de sus tíos, de sus abuelos y mujeres también”.
Cynthia refirió que durante el año anterior no se registraron menores que viajaban solos sino de adolescentes, algunas veces acompañados por sus hermanos o tíos, en edades de 12 a los 14 años. Asimismo se registró la presencia de dos mujeres embarazadas y una más que viajaba con su bebé.
Por lo que respecta a los accidentes que los migrantes sufren luego de subir a los vagones del ferrocarril para cruzar el país de sur a norte, confirmó que sí llegaron al Centro de Día “Jesús Torres”, personas lesionadas aunque sin heridas que pusieran en riesgo sus vidas.
“Sí llegaron personas con heridas, quemaduras. Hace una semana vino un migrante con su mano descarnada y se le atendió aquí con el medicamento que nosotros tenemos para curaciones, se le pudo dar algo de alivio en su momento. Atendimos a personas con golpes, cortadas, un señor que cayó del tren y tenía lastimada la espalda y decía que sentía un daño más profundo”.
Con medicamentos que mitigan el dolor y ungüentos, en este sitio se realizan maniobras de primeros auxilios básicas. Se detalla que cuando una persona amerita otro tipo de intervención se solicita el apoyo al personal de Cáritas que puede canalizar incluso a la persona para su hospitalización.
“Nosotros les sugerimos que vayan porque en Cáritas les brindan la atención médica cuando tienen un malestar más intenso. Nuestras instalaciones están abiertas siempre y nosotros vemos la humanidad de todas las personas y las aceptamos".
“Creo que siempre estamos abiertos pero no tenemos antibióticos, no se nos permite porque se requieren recetas médicas y nuestra farmacia depende de las donaciones, a veces no tenemos medicamento ni para el dolor, o un antigripal porque son difíciles de dar en donación. Nosotros damos lo que tenemos, si tenemos alguna pastillita, algún paracetamol, pero pedimos a la gente que se sume”.
Con un armario como dispensario médico ubicado en la ropería, los voluntarios que se suman a los trabajos son personas imprescindibles para hacer que el Centro de Día para Migrantes funcione.
Así entre la entrega de un cambio de ropa limpio y zapatos que pueden reemplazar a los que portan rotos o con las suelas gastadas, la entrevistada apunta que la suma de voluntades permite restituir un poco el valor humano de las personas que se movilizan en búsqueda de mejores oportunidades de vida.
“Tenemos un locker en el área de ropería donde se les proporciona todo el producto para su higiene personal, ahí guardamos medicamentos como Paracetamol, para dolor de estómago, antigripales, para las molestias más comunes como la diarrea”, detalló.
Apoyo de la comunidad
Ubicado en la Calle Yucatán 171 de la colonia Las Julietas, el Centro de Día para Migrantes “Jesús Torres Frayre” solicita a la comunidad apoyo a través de donativos en especie que son entregados a los migrantes que se movilizan por la ciudad.
Considerados como insumos de primera necesidad se pide a quienes deseen ayudar, pañales, toallas sanitarias, rastrillos, crema, jabón, shampoo, desodorantes, cepillos y pastas dentales.
Asimismo alimentos como galletas, atún, agua embotellada y cereal, mismos que se empaquetan para que las personas migrantes puedan partir a su destino con alimentos, pero también alimentos como huevo y leche, toda vez que se cuenta con almacén y refrigeradores.
Los migrantes pueden ser ayudados al donar además medicamentos diversos y ropa en buen estado, calzado, gorras y mochilas que les ayuda a continuar con su camino.