Joya Real, donde los usos y costumbres para casar niñas son más fuertes que el amor

En la comunidad ubicada en la región de la Montaña en Guerrero las niñas se convierten en moneda de cambio para contraer matrimonio y se castiga con cárcel a quien intenta escapar.

Francisca Vázquez es madre de Raúl, el joven que logró movilizar a una comunidad y a su familia para la boda frustrada. (Almícar Salzar Méndez)
Ciudad de México /

En la comunidad Na Savi de Joya Real se vive con otro reloj; las manecillas avanzan a su propio ritmo, marcado por la cosecha, el temporal y la pobreza. En esta localidad enclavada en La Montaña de Guerrero los llamados usos y costumbres se imponen sobre los derechos humanos, transformado la vida de sus niñas, convirtiéndolas en moneda de cambio para contraer matrimonio y castigando con cárcel a quien intenta escapar.

En septiembre pasado el caso de la menor Angélica, de 15 años, ubicó al municipio de Cochoapa el Grande en el mapa de la violencia contra las mujeres, luego de haber sido encarcelada por huir de su suegro, quien la intentó violar bajo el argumento de haber pagado por ella 130 mil pesos; pero esta semana la historia se repitió.

Anayeli, de 16 años, fue encarcelada y posteriormente liberada por huir de un matrimonio arreglado, caso que ubicó al municipio como el epicentro del matrimonio forzado, aunque la misma población lo niegue, y que según la organización derechos humanos de La Montaña Tlachinollan sería el quinto caso contabilizado en lo que va de noviembre.

Cuando las niñas son casadas contra su voluntad, muchas de ellas sufre violencia física y sexual de sus parejas (Javier Ríos)

Familiares y autoridades de Joya Real accedieron a conversar con MILENIO desde la casa donde la menor se escapó acompañada de quién fuera su novio y así huir de una celebración pactada y una fiesta de cuatro días que incluía una res, 80 cartones de cerveza, 40 cajas de Pepsi, tres costales de nixtamal y 15 cajas de cigarros que no se usaron.

El escape se convirtió en una historia de amor adolescente, que se resistió a la tradición de una comunidad que hoy se siente ofendida y avergonzada.

Su verdadero nombre es Maricela y no Anayeli cómo ahora se le conoce, tiene 16 años y es huérfana de padre, quien murió apenas en noviembre pasado. Hasta hace unos días vivía con su madre Rufina Mateo, en Río Mendoza, un anexo de la comunidad de Joya Real, conformada por una veintena de casas de madera, techo de lámina y piso de tierra.


El domingo temprano mataron a la res para la fiesta, llegó el nixtamal, el refresco, la cerveza, y los invitados. Pero Marisela no estaba, había escapado con Alfredo, otro menor, compañero de juegos y confidencias, y así evitar el compromiso con Raúl, quien apenas cumplió 18 años, edad suficiente para dedicarse al jornal o viajar al otro lado, pues en esta comunidad eso significa trabajo.

Ante la ausencia de la novia, fueron las familias quienes pidieron a las autoridades de Río Mendoza buscar a la menor, emprendiendo una búsqueda sin éxito, hasta la madrugada cuando decidieron llegar a casa de Alfredo, y fue entonces cuando se les decidió encerrar para esclarecer los hechos.

Rutilio Ramón García, apenas habla español, de memoria y no de conocimiento, pero con la verdad, según dice. Es comandante de Río Mendoza y relata la búsqueda, muestra su molestia porque -advierte- ya no es una niña y nadie sabía que había una relación de por medio.

“Pero ya madrugada como a las 5, 6, 7 de la mañana apareció la Niña, y empezaron a buscar la niña que de donde se agarró o a dónde se fue, y salió la niña, su hija, la tía de la novia que le comento que se fue con un tal su hijo del señor Vicente Mendoza García, que le dijo la novia con su prima, mira yo no me voy a casar con este que llegó, mejor con la niña y hasta ese momento supieron que se fue con otro”.
Las menores pueden ser vendidas por cervezas, vacas, e incluso por otros objetos de menor valor. (Dany Béjar)

El delito: según Vicente García Vázquez, Delegado de Río Mendoza, el no haber confesado que tenía novio y haber permitido que se hiciera el gasto de la fiesta.

¿Por qué no lo hicieron antes? Por eso los encarcelamos. Porque si Hubiera sido antes, antes y no hay problemas, no hay problema porque si es su voluntad andar con su novio. ¿Por qué es cuando ya pidieron? Francisca Vázquez, por qué hasta cuando llegó ella dieron res, dieron cartones, hay boda, y como ella se corrió con otra… hubiera sido antes para que no hubiera problema, y no va a encarcelar".

Y cómo en este, otros casos, y en esta comunidad en particular, las costumbres son más fuertes que el amor.

“Ella misma no gustó el otro chavo, ella ya tiene pues Alfredo, así anda por eso, así el dijimos nosotros pues. Anda y por qué no lo hicieron antes cuando no lleva res, cuando no hay boda; antes, antes, pa' que no haya problema, que bueno ella quieres casar con otro, con los que ya anda, pero mejor por qué es cuando ella sabe ella pusieron su precio, ella misma se corrió así solo va con otro, pero la boda lo dejaron amontonado, por ellos se enojan porque le dieron vergüenza se cayó más cosas de vergüenza”, dice en entrevista.

Francisca Vázquez, es madre de Raúl, el joven que logró movilizar a una comunidad y a su familia para la boda frustrada, y quien hoy ya estaría casado con la menor. Ella nunca imaginó que terminarían peleándose por ella, aclara que se gastaron 45 mil pesos para la fiesta y no 200 mil, aunque todavía no sabe quién lo pagará, pues su preocupación está en la vergüenza que le han hecho pasar.

La venta de las niñas por objetos como cervezas es relativamente común en las comunidades que tienen como tradición venderlas. (Dany Béjar)
“La muchacha nos causó mucha vergüenza se están peleando por la muchacha. Creen que es chiquita pero ya está grande ya sabe lo que hace. Nosotros no pudimos crecer porque somos pobres, por eso creen los de razón que esta chiquita, pero ya está grande, nos causa mucha vergüenza, dónde quiera que va la está regaron, se fue con otro nos está causando vergüenza”.

Rufina, madre de Anayeli no habla español, reconoce haber pactado con su comadre la celebración y hoy se muestra molesta y por la vergüenza que le habría ocasionado la fuga de su hija, pero orgullosa, asume la responsabilidad de pagar los 45 mil pesos que habría costado la fiesta, aunque así tenga que dejar de comer.

“No sé qué voy a hacer con esto, una parte la vamos a guardar y a ver cómo le hacemos para pagar”.

Los adolescentes fueron ya resguardados ante el DIF de Guerrero, y será desde Chilpancingo, donde emprendan una nueva vida lejos de lo que fue alguna vez su hogar.

dmr

  • Amílcar Salazar Méndez

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