Encierro protege a los niños del covid-19 pero no de la violencia; aumentan casos de maltrato infantil

Hoy, a más de un año, este sector es uno de los más lastimados por los efectos colaterales de la pandemia, siendo las agresiones en casa uno de los principales males.

En el primer trimestre de 2021 los casos de violencia contra menores aumentó a un 13 por ciento en La Laguna de Durango. | Rolando Riestra
Isis Rábago
Gómez Palacio, Durango /

SARS-CoV-2 responsable de la enfermedad de covid-19, los ojos del mundo se volcaron en atender y proteger principalmente a los sectores de mayor riesgo que indican las primeras investigaciones, como los adultos mayores y sectores vulnerables; personas con enfermedades crónico degenerativas y embarazadas. 

En los primeros meses del caos mundial era desconocido el tiempo que tomaría para sentirse a salvo, mientras que el aislamiento era una realidad, sin embargo los niños, un sector de menor riesgo junto con los adolescentes, fueron entendiendo la situación a su modo. 

Hoy a más de un año, este sector es uno de los más lastimados por los efectos colaterales de la pandemia, siendo la violencia intrafamiliar uno de los principales males. 

En vísperas del 30 de abril Día del Niño, las estadísticas de las instituciones encargadas en atender la violencia contra los menores, indican hacer un alto en el camino y como sociedad contribuir para evitar que menores sigan enfrentando abusos, de lo contrario los dejará marcados para su vida adulta, con el potencial de convertirse en reproductores de esa violencia. 

Conforme a las estadísticas emitidas por parte del Sistema Integral de la Familia Estatal en la Región Lagunera de Durango, el reporte que han elaborado, es que en primer trimestre de 2021 los casos de violencia contra menores aumentó a un 13 por ciento en comparación con el mismo periodo de tiempo pero de 2020.

Para Ricardo Fávila León, subdirector del Sistema Estatal en La Laguna, los resultados se deben a factores como el confinamiento, el cambio de la dinámica familiar, la decadencia económica y la situación social en general. 

“La propia dinámica familiar se ha visto modificada, la mayoría de todas las personas está en teletrabajo y todos los niños, niñas y adolescentes están recibiendo educación desde sus casas, y eso ha generado, a partir de otros factores, que haya una violencia que se genera en contra de este sector”. 

En la Subdirección Estatal del DIF, que atiende a doce municipios de la Región Lagunera de Durango, en el primer trimestre se han atendido a un total de 341 casos, de los cuales el 65% es por omisión de cuidados, mientras que el 15% es por violencia y el resto es por otro tipo de reportes. 

Sin embargo, de ese total solamente el 67% se determinó como reporte verdadero y de los cuales solamente se han formalizado once denuncias ante el Ministerio Público, mientras que han trabajado en 131 planes de restitución de derechos.

“No únicamente es presentar la denuncia, sino garantizar a los niños, niñas y adolescentes sus derechos a los que fueron vulnerables”, externó.

La violencia contra menores no se ha podido detener

Para Betzabé Martínez Arango, directora general del DIF de Gómez Palacio, desafortunadamente la violencia familiar en general no se ha podido detener a nivel nacional, y contra los niños, niñas y adolescentes también va de la mano con las agresiones de género.

En este sentido, en lo que va de la pandemia se han canalizado 42 casos a la Procuraduría de la Defensa de la Mujer (PRODEM). En específico en la situación de la violencia contra los menores señaló que los derechos que más se han violentado es el abuso físico, sexual y psicológico, los cuales van en aumento. En el Sistema Municipal, de 2020 a la fecha, suman 200 casos en los que están trabajando. 

“Los casos son atendidos por el DIF, nos acercamos a la vicefiscalía para darle un seguimiento a las niñas, niños y adolescentes cuando un derecho es descuidado”. 

Concordó que la omisión de cuidados es uno de los principales problemas contra menores.

“Esto se entiende a que los niños están todo el día en la casa, no tienen una actividad fija, los papás siguen trabajando, muchos papás ya regresaron al trabajo y la omisión de cuidados desafortunadamente nos lleva hasta perder la vida de niños”. 

Conforme a las estadísticas del DIF Gómez Palacio, la violencia contra los menores se incrementó entre un 30 a un 40% desde el inicio de la pandemia hasta el momento, sin embargo previendo esta situación el Sistema implementó una serie de estrategias para atender la problemática como una línea de brigada vigilante de manera anónima, a través de la cual llevan más de 600 reportes. 

La deserción escolar por otro lado, también representa otra violación a los 20 derechos que tienen los niños, niñas y adolescentes durante la pandemia y se observan a un número mayor de menores en las calles. 

De igual forma señaló que tuvieron que modificar la forma de dar a conocer los 20 derechos a través de las líneas telefónicas porque en cuanto se violenta una, continúan con otras y se hace un efecto dominó. 

“En el caso de registros, los niños que nacieron desafortunadamente en esta pandemia, han perdido por ejemplo el derecho al registro”, ante lo cual como DIF realizaron acciones para el registro gratuito contemplando que después de los 17 años, este registro tiene un costo y recordó que sin este documento, la persona pierde el derecho a la identidad, salud y educación. 

Para la directora general del DIF Gómez Palacio, del total de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, en promedio se violentan alrededor de diez, sin embargo, al trasgredir uno de estos, va avanzando la problemática. 

Derivado a todos los cambios vividos en el último año por la pandemia, se han incrementado las enfermedades mentales y la violencia como una psicopatología, no es la excepción. 

Para la directora del Centro Integral de Salud Mental (CISAME) en La Laguna de Durango, Jessica Andrade Márquez, los factores que más ha influido para el aumento de la violencia al interior de las familia, de marzo del 2020 a la fecha, se debe a los altos niveles de ansiedad presentada tanto por parte de los padres de familia pero también por los hijos, lo cual ha traído como consecuencias una situación caótica al interior de la familia. 

A esta situación se suman las dificultades económicas y sociales derivadas de la problemática mundial. Y es que si bien, las agresiones al interior de las familias, es un fenómeno que desde hace mucho tiempo existe, en este último año aumentó debido a que se restringió la forma de desahogarse. 

En el caso de los menores en situación de violencia, la especialista en salud mental señala que “tenían factores sino protectores, si amortiguadores, salían con los amigos, iban a las escuelas, podían ver más al resto de los familiares o simplemente con los vecinos, y esos eran factores atenuantes para que el niño desarrollara estos cambios emocionales, ahorita lamentablemente no lo hay”. 

La opción a primera mano es quedarse en casa en donde los papás también por la misma pandemia empiezan a generar más incertidumbre en diferentes aspectos, “todo esto va generando la bomba perfecta para que la violencia se presente”. 

La especialista señaló que los niños son el reflejo de la familia, y las conductas en este periodo de contingencia sanitaria también los abordarán como los asuma la familia nuclear. 

En este sentido es como comprenderán la situación actual y aunque no todos harán consciente la situación extraordinaria que se vive actualmente en el mundo, mientras como adultos no puedan controlar sus emociones y modificar las conductas, será más complicado para los hijos el entendimiento. 

“El primer paso, es que como padres tenemos que entender que la responsabilidad de la salud mental de nuestros hijos es principalmente nuestra porque ellos son menores en el desarrollo y no van a comprender la trascendencia”. 

Aunque la información sobre agresiones contra los menores, es cada vez más difundida en las redes sociales, Andrade Márquez destaca que como familiares externos, o personas que conocen sobre la problemática, su obligación es hacerlas visibles ante las autoridades. 

Aunque actualmente es difícil determinar una estrategia para que un menor denuncie una situación de violencia, para la directora del CISAME los familiares externos o las personas alrededor tienen la responsabilidad de hacer la denuncia pertinente y brindar la ayuda que el menor requiera.

CALE

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