El miedo de salir de casa y contagiarse de un virus para el cual aún no hay vacuna, no impidió que este año “Curro” continúe con su labor de llevar un mensaje de esperanza envuelto en regalo de navidad.
Su infancia no fue como la que se exhibía en los especiales de Disneylandia. No había lujos y los regalos no siempre llegaban. Por eso al convertirse en adulto decidió compartir. Primero fue una estrategia de mercadotecnia, y luego, con impulso propio, se convirtió en un ministerio que le permite renovar la fe de los niños al recibir un regalo de las manos de Santa Claus.
“Entre 2009 y 2010 trabajé para una empresa cervecera y platicando con una compañera que se encargaba de las cuentas especiales en restaurantes surgió la idea. Cuento con un vehículo, una réplica de un Mercedes 29 convertible y surgió la idea de ponerle unos renos y estar visitando los restaurantes vestido de Santa. Yo le presté mi carro con la condición de que me dejara las estructuras con los renos para seguir con la labor".
“En un principio fue una idea de negocio pero haciendo los recorridos me di cuenta de todas las necesidades que tienen muchos niños y muchas familias. Entonces comienzo a juntar juguetes y a repartirlos en las comunidades y es ahí donde veo que vivimos en la gloria”, explicó.
Curro ha hecho desde entonces el personaje de Santa Claus y ha visitado barrios y vecindades donde se albergan los indígenas tarahumaras que llegan hasta Torreón. Asimismo sectores como Zaragoza Sur, que fue durante mucho tiempo el predio irregular más grande de todo Coahuila.
Ahí conoció a una señora que abrió un comedor a donde acuden alrededor de 120 niños a los que a diario alimenta con desayunos calientes. Curro no tardó en hacer sinergia con ella para llevar en navidad los obsequios.
“Son niños de muy bajos recursos que cuentan con su papá o con la mamá pero que se mantienen solos porque tienen que salir a trabajar para llevar algo de sustento al domicilio. Esta señora, tengo entendido que falleció uno de sus hijos y comenzó con la labor de ayudarlos”.
Navidad en familia
"Curro" no está solo y su hijo lo siguió. Disfrazado de duende apoya en esta causa llena de cariño. En suma, dijo, toda su familia participa, algunos en la logística de acopio y entrega. Esta dinámica les ha permitido valorar lo que tienen, pues sin tenerlo todo se saben millonarios al mantenerse unidos y trabajando para hacer felices a los niños.
Aunque pasó por la mente de "Curro" el suspender este año la acción debido a la pandemia por el covid-19, ha sido más fuerte su impulso de darse, de entregar un presente, que el temor al contagio. Teniendo una familia unida y amorosa, este año continúan entregando los regalos y llevando a Santa Claus incluso a los cruceros.
“Si hay niños que tienen la posibilidad de ser felices y no pueden, por qué no pensar en ayudar, porque es increíble que veamos a la gente en la calle, sin nada, y no podamos darles siquiera para una gordita”.
"Curro" dice que no es él sino Santa y el duendecillo los que hacen la labor. Y en el gesto de dar también ellos reciben, así recordó que la primera vez que acudió al comedor. A pesar de portar el traje de un personaje mundialmente conocido, las niñas se le acercaron para decirle que pensaban que nunca podrían conocer a Santa Claus porque nunca habían recibido un juguete.
“El hecho de llegar y que me abracen hasta el punto casi de arrancarme la barba son momentos que uno no cambia, la verdad. Ahora y gracias a las benditas redes sociales tenemos más facilidad. No tengo una página como tal y no me gusta dar mi nombre porque como dicen, que tu mano derecha no vea lo que hace tu mano izquierda, pero subo a mis redes con el nombre de Santa pidiendo el apoyo”.
A cambio de un juguete nuevo que no sea de pilas o usado pero en buen estado, los niños o la familias que lo donan se puede tomar la foto con Santa, que recorre toda la ciudad para ir por los obsequios. "Curro" continuará entregando juguetes hasta el próximo 6 de enero y si los lectores están interesados en apoyar esta causa pueden llamarlo al teléfono 871 727 6927.
“Ha sido algo muy fuerte porque no me puedo acercar a los niños, vamos con caretas, cubrebocas, pero de lejos nos tomamos las fotos con los niños, pero el hecho de ver una carita diferente nos levanta el ánimo pero las condiciones son muy pesadas ahora porque no puedes abrazarlos, sólo escucharlos”, concluyó.
RCM