Para elaborar la tradicional reliquia lagunera conlleva más que simple conocimiento en cocina, es toda una habilidad que se forma a base de años de experiencia en la preparación de este platillo que se ofrece en estas tierras como ofrenda a los creyentes del santo de su devoción.
La señora Rita Varela de la Rosa lleva más de 35 años como cocinera de reliquias, ya sea para su propio santo, como lo es el Santo Niño de Atocha, o para demás manifestaciones santas que celebran otras familias laguneras, tal como lo hizo para este 28 de octubre, día de San Judas Tadeo.
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Ahora le solicitaron preparar una reliquia para la familia Alvarado, en la que cocinó alrededor de 100 kilogramos de carne de cerdo en salsa verde y 100 kilos más para el tradicional asado rojo.
Desde hace unos años, la familia de la señora Varela de la Rosa suele comprar uno o dos cerdos pequeños a inicios de año, a los cuales se engordan en un terreno durante el verano y quedan listos para las reliquias de otoño. En esta ocasión criaron a un par.
Sus inicios en la cocina se remontan a cuando trabajó como cocinera en un supermercado, sin embargo, recuerda momentos de su infancia en el municipio de Hidalgo, Durango, en los que su madre ofrecía reliquia a la patrona de los deudores, Santa Eduviges y solía acercarse a la zona donde cocineras elaboraban asado de puerco para apreciar el proceso de la preparación.
Allí arraigó esta costumbre religiosa católica, en la que se prepara un auténtico banquete para creyentes y no tan creyentes, ya que a nadie se le niega un taco de lo que se considera como uno de los platillos estrellas de la región, que consta de un asado de puerco en salsa roja o verde, con una guarnición especial con las llamadas siete sopas.
“Me gusta hacer reliquias aunque no sean mías, lo hago por devoción propia, me pagan por hacerlas pero cuando no me pagan es igual, solo le pido a Dios fuerza y salud para seguir haciéndola año con año”, compartió.
En cada oportunidad cocina un promedio de 70 a 80 kilogramos de carne de cerdo, para lo cual, ya tiene medidos días para reunir los ingredientes de las salsas del asado y de las sopas, así como el tiempo de preparación y la cantidad exacta por cada porción para un sabor uniforme.
Sin duda alguna, su mejor paga es cuando las personas le expresan lo delicioso que le quedan los guisos, la recomiendan y no dudan en pedirle la receta, que aunque la diga, sólo a ella conoce la dosis perfecta para tomar ese inigualable sabor.
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