'Cristo de la Bala', escultura que protegió al general Zaragoza en la Batalla del 5 de Mayo

De acuerdo con la leyenda, la escultura recibió un disparo que estaba dirigido al general Ignacio Zaragoza.

El Cristo de la Bala. (Andrés Lobato)
Angélica Tenahua
Puebla /

La Parroquia de Los Remedios de la capital poblana resguarda un objeto importante, pero poco conocido sobre la batalla del 5 de Mayo de 1862: el Cristo de la Bala. De acuerdo con la leyenda, la escultura recibió un disparo que estaba dirigido al general Ignacio Zaragoza.

En entrevista con MILENIO Puebla, Fabián Valdivia Pérez, gestor cultural e investigador independiente y miembro del Seminario de Cultura Mexicana, Corresponsalía Puebla, señaló que el recinto sirvió como cuartel del general, pues desde este punto dirigió el combate contra el ejército francés.

De acuerdo con la historia, el 5 de mayo de 1862 el general Zaragoza ocupó al atrio del templo, mientras que la torre le sirvió como mirador para apreciar la lucha armada en el Fuerte de Loreto y Guadalupe, el bastión más importante de defensa de la ciudad.

Templo de los Remedios resguarda al Cristo de la Bala. (Andrés Lobato)

Asimismo, desde este espacio veía hacia el estado de Veracruz, así como el centro de la ciudad y las otras zonas donde el ejército francés podía atacar, por lo que fue un lugar estratégico e inteligente para dirigir la batalla.

La leyenda del Cristo de la Bala señala que durante el combate, una bala se dirigía contra el estratega mexicano, sin embargo, la escultura estaba en el trayecto del proyectil e impidió la muerte segura del general Zaragoza.

“La leyenda del Cristo de la Bala es que la bala salva a Zaragoza pues iba dirigida a él y lo que se explica es que Dios manda la lluvia para apoyar al ejército mexicano por la furia de dañar a la imagen de su hijo; entonces, es un señor de la columna y es probable que sea una talla de la mitad del siglo XVIII, tampoco hay un trabajo extenso para saber el año con exactitud”, explicó Fabián Valdivia Pérez.

Asimismo, el especialista poblano narró que la sacristía del templo fue utilizada por el general para redactar los telegramas, pues había una mesa que hoy se ha vuelto famosa, ya que era pequeña con patas de figura de vaca; no obstante, destacó que se trata de una mesa grande donde Ignacio Zaragoza redactaba los telégrafos para notificar al presidente de México, Benito Juárez, cómo ocurría la batalla, es decir, desde esta mesa el militar escribió la frase célebre: “Las armas mexicanas se han cubierto de gloria”.

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