Milton carga en los hombros a su pequeño hijo Moisés de 6 años. Ambos están pidiendo dinero a los automovilistas que hacen un alto en el semáforo de la avenida Huichapan de Ciudad Sahagún en el estado de Hidalgo, donde el sol calienta hasta 36 grados. Son hondureños y están ahí recargando energía antes de continuar su camino hacia Estados Unidos.
Ellos no vienen solos, con Milton también viaja su esposa Karen de 22 años y la pequeña Bella de tres, toda la familia salió de Honduras desde enero, vienen huyendo de los Maras y de los estragos que ocasionaron los huracanes que impactaron Centroamérica o como dicen ellos “del mal tiempo en el cielo y en la tierra”.
No les ha quedado claro el mensaje del gobierno de Estados Unidos que ha reiterado y aclarado que sus fronteras están cerradas, que las leyes no han cambiado y que ahora no es momento de intentar cruzar. Para ellos, las promesas de campaña del presidente estadunidense, Joe Biden, contra el discurso antimigrante de Donald Trump les abriría la posibilidad de alcanzar el sueño americano.
“El señor presidente Jon Biden, el presidente de la Casa Blanca de Nueva York, del país de Estados Unidos, dijo que iba a estar abierta la frontera, y sí él lo dice va a estar abierta”, compartió Milton a MILENIO mientras recibía monedas de una señora que además le obsequió una gorra al pequeño Moisés.
Estos éxodos no son nuevos. Históricamente los centroamericanos han dejado sus tierras en busca de lugares más fértiles, sin embargo, las forma en que lo hacen y avanzan sí ha cambiado: antes emprendían el viaje en operación hormiga para no ser capturados por los agentes migratorios, después descubrieron que para evitar los secuestros y extorsiones del crimen organizado en México tenían que viajar en caravana, pero ahora traen a sus niños, para dificultar su arresto por no traer papeles y que la gente se compadezca.
“Es una ventaja porque te ayudan por los niños. Les da pesar a la mayoría. La desventaja es que es mucho riesgo venir en tren con ellos.
"En el Pueblo mágico de Orizaba, Veracruz, yo tomé el tren en Tierra Blanca, ahí hay un retén de migración como de 70 miembros activos de migración, como 30 de la Guardia Nacional y como 30 o 70 soldados, ahí nos hicieron una redada y nos agarraron, me soltaron porque traía a mis hijos”, recuerda el joven que ha tenido que viajar montado en el tren con toda su familia.
Como Milton, cientos de migrantes creen que han encontrado en los niños una forma de acceder a ciertos beneficios, la realidad es que los exponen al mal clima, al secuestro, a la mala alimentación, a las enfermedades y al riesgo que representa La Bestia.
“Lo más difícil que yo he pasado en el camino es que se terminara el agua en la vía del tren en el estado de Chiapas”, añade.
Milton asegura que para él hubiera sido mejor que sus pequeños se quedaran en casa, pero no podría estar tranquilo y “sería como dejar una parte” de él y su esposa en Honduras, donde “las niñas son el principal objetivo de los malos”.
Otros niños y adolescentes viajan solos, como Darwin García de 15 años, quien ha hecho este viaje sin nadie y únicamente a pie.
Darwin salió de su casa luego de que el huracán Etha y Otha la derrumbaran. El trayecto a México lo ha hecho caminando.
“Puro caminando, nunca me monté al tren, ni vi el tren. Ni sé dónde quedan las estaciones del tren”, cuenta a MILENIO.
El menor asegura que desde que entró a México ha vivido de todo. Fue asaltado y hasta correteado por agentes migratorios. Asegura que a estas alturas nada lo detiene, pues él solo tiene una meta, entrar a Estados Unidos para poder mandar a traer a sus hermanos más pequeños y poder comprarle una casa a su madre: “para cumplir ese sueño, pienso entregarme a migración, y ver si me dejan pasar”.
Darwin y los hijos de Milton son solo tres de los miles de menores que harán todo por llegar a Estados Unidos, como los 19 mil niños migrantes no acompañados que el gobierno estadunidense detuvo tan sólo en marzo pasado.
“Lo que le pido a mi Dios es que me permita entrar al norte, porque mi hijo me dice que quiere ser soldado americano”, añade Milton mientras se da la vuelta y se marcha en busca de su esposa e hijas que lo ven desde una esquina.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) informó que el aumento de niños migrantes en México ha crecido desde enero de 2021, pasando de 380 a casi 3 mil 500 en tres meses.
La directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, informó de este aumento y explicó que “estos niños llegan después de peligrosos viajes de hasta dos meses, solos, agotados y con miedo. Explicó que a cada paso corren el riesgo de ser víctimas de la violencia y la explotación, del reclutamiento por parte de las bandas y de la trata, que se ha triplicado en los últimos 15 años”.
Frente al incremento de niños hondureños, salvadoreños y guatemaltecos en territorio mexicano, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó que habilitará 17 albergues temporales para que autoridades del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) a nivel municipal en los estados de Chiapas y Tabasco puedan brindar atención y auxilio a niñas, niños y adolescentes migrantes en condición de estancia irregular que ingresen por la frontera sur de México.
ledz