Personas indigentes que deambulan en el centro y plazas de Torreón, ajenas a la realidad de la contingencia sanitaria del covid-19, no saben de prevención ni la higiene que se requiere para mantener la sana distancia, no saben de cubrebocas, ni de gel antibacterial, mucho menos del riesgo que significa una pandemia.
Ellos son los que no tienen ninguna oportunidad, no tienen nombre no tienen ningún apoyo de despensa, sólo la caridad, lastima, indiferencia y en algunos casos desprecio tanto de la sociedad como de las autoridades.
Lo único que saben es sobrevivir al día, con la mentalidad de inocencia, sin razonar en tiempos, días o fechas de aniversarios, su andar lento y su mirada perdida, la ropa que usan, solo ellos saben la procedencia y nunca son de la talla exacta, aunque llevan algunas prendas empalmadas mientras que otros carecen hasta de la camisa, aunque el común generalizado de ellos es el cabello totalmente desaliñado, reflejan sólo vivir por instinto día con día.
Sería muy difícil juzgar tanto a los familiares como a las autoridades por las condiciones de estas personas y las causas de su situación, pero al menos nosotros como sociedad deberíamos cada quién de acuerdo y al alcance de nuestras posibilidades darles primeramente el saludo, después lo que sea su voluntad.
CALE