Como si se tratara de un inventario que no termina, se levantan los niños y piden desayuno. Ella como cabeza de familia entra a la cocina y corta un poco de fruta y les hace un huevo con salchicha. Entre todos levantan la mesa y se quedan los trastos en el fregadero.
Luego encienden la pantalla y buscan en el canal de YouTube la clase mientras la madre toma el canasto de la ropa y sale al patio. Debe llenar la lavadora mientras levanta el excremento del perro, lava el piso, le pone agua a las plantas, y le deja comida al perrijo.
Sin padre en casa, cuando entra de nuevo, enciende la computadora porque, si bien dice, por fortuna no perdió el trabajo, ahora debe hacerlo desde casa y en intervalos comienzan las preguntas de la clase y después sortea la discusión de los niños porque no quieren lavar los trastes.
“La verdad está de la chingada. Ayer por fin pagué el recibo de la luz y fueron 800 pesos porque todo el día tienen el aire prendido, ni cómo culparlos si no los dejo salir a ningún lado. Pero los ando persiguiendo porque a donde van dejan las luces prendidas. Cuando tengo que salir es cuando me pongo más nerviosa porque vas a pagar las cuentas y las filas están enormes. Aprovecho para pagar los recibos de mi mamá también porque el pago por internet también se satura”.
“Ayer pagué Coppel y la verdad sales con miedo porque no sabes si regresarás a la casa con el virus. Dejo afuera los zapatos y hasta mi hermana me dice que me van a ver cuándo me quito la ropa en la cochera pero prefiero entrar en playera y calzones corriendo a la regadera. Ahora con la Fase 3 de la contingencia, los niños me dicen que debo ir por provisiones pero de dulces, qué bueno que se lo tomen así aunque a uno se lo cargue el miedo”, dice Cristina Sánchez, mamá de dos niños que estudian segundo y tercero de primaria.
La Secretaría de Educación Pública estableció a través de su titular, Esteban Moctezuma Barragán, que el programa ‘Aprende en casa’ continuaría a partir de esta semana y hasta que pase la pandemia por el covid-19. Ante la emergencia sanitaria insistió en que de lo que se trata es de cumplir con el ciclo escolar, no como un trámite, sino para que los niños y niñas puedan desarrollar los aprendizajes esperados.
Por ello, aseveró, los contenidos de ‘Aprende en Casa’ se transmitirán por Internet, televisión abierta y de paga, e incluso en radio, ligados a los libros de texto gratuitos, en tanto que para las comunidades más alejadas se distribuiría un cuaderno para que los estudiantes de educación básica continúen con su formación en medio de la pandemia.
Esto podría pensarse adecuado en medio de la crisis sanitaria, sin embargo, en México el modelo familiar coloca a las mujeres como jefas de familia, siendo ellas madres solteras o divorciadas que deben buscar el sustento. Incluso si se cuenta con padre en el núcleo familiar, son ellas las que mayoritariamente llevan las riendas de una casa haciendo limpieza, comida y procurando cuidados y atención médica.
¿Y si no tengo Internet ni televisión?
Rocío Ivonne Ramírez es una arquitecto que continúa saliendo a la calle para llevar el sustento de su hogar. Tiene un niño que estudia sexto de primaria en una escuela ‘Montessori’ ubicada en una comunidad rural. Priorizando un ambiente armonioso para ella y Nicolás, su pequeño de 11 años, no cuenta con internet ni ven televisión en casa.
“Él está en un colegio de bajo perfil, Montessori, pero en el ejido La Unión, es decir, a la fecha no tenemos clases en línea, y para serte franca en casa no tenemos televisión abierta, cable, compu ni internet”.
Rocío apunta que a veces su vecina le permite usar su Wifi y es por ello que a veces tienen red y otras no. Las tareas para su hijo las están enviando por WhatsApp, por lo cual, si tuviera que trabajar ‘on line’, supondría para ella trasladar el gasto corriente de gasolina a la actualización de dos computadoras que su hermana Janeth le regaló y la renta del internet, para cubrir la parte técnica de este modelo de aprendizaje.
Por lo que respecta a un esquema de organización, refiere que no aún no lo hay.
“He observado que los niños entienden en su mente infantil que si no están yendo a la escuela, son vacaciones. Claro que saben de toda esta ola tenebrosa, pero lo toman como vacaciones. No tenemos aún organización debido a que no tengo horario para salir a trabajar. Esto a veces es desde muy temprano. A veces no salgo en todo el día y trabajo por teléfono y WhatApp”.
"No les reviso la tarea porque no le entiendo"
Es el caso de Alejandra Campa quien tiene 2 niños, uno que cursa primero de primaria y el otro que se encuentra en quinto grado, es trabajar mientras su esposo continúa haciendo trabajo de albañilería.
“Estamos bien, gracias a Dios. De las clases en línea vamos mal porque no tengo cable. Mi hermana me transmitió la clase en videollamada pero no es lo mismo. Mi esposo aún tiene trabajo. La mañana la dedico a que hagan las tareas y más con esto de que las clases son por tele, por eso mi hermana hace la llamada para que ellos puedan ver la tele pero todo esto es muy carrereado porque Tony (su esposo) viene a comer a las dos en adelante”.
Comenta que tiene que lavar, cocinar, atender a sus dos pequeños y ahora “hacerle a la maestra”. Dice que a veces se equivoca porque atiende el trabajo de Anuar, el más pequeño y ya está pensando en lo de Jesús, su niño en quinto.
“Me vengo poniendo a recoger hasta en la tarde terminando de comer y ningún rato se descansa así, porque en lo que ellos estaban en la escuela yo recogía la casa. A veces sí mandan mucho de la escuela en casa y más si es una materia difícil se tarda más en hacer. Ando toda estresada hasta que hacen la tarea”.
En cuanto a si puede apoyar a sus hijos en todas las materias apunta que no en el tema de fracciones pues no comprende y simplemente no se las checa porque no sabe, y en el tema de español lo de la estructura de las obras de teatro tampoco.
“Me da cosa porque no le checo porque no sé si lo hizo bien pero ¿qué puedo hacer?, y con Anuar tengo que andar batallando en imprimir lo que mandan”.
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