Cientos de haitianos permanecen en el Centro Deportivo Braulio Fernández Aguirre de Ciudad Acuña, Coahuila, hacinados, sin medidas sanitarias, alimento, servicios médicos y atención local. La mañana de este jueves, la caravana de migrantes cumple una semana en las márgenes del Río Bravo fronterizo con Del Río, Texas.
Este medio de comunicación buscó por más de cuatro ocasiones al alcalde, Roberto de los Santos para conocer su postura en torno a la problemática que azota a su municipio, pero fue imposible ubicarlo. Acudimos también a la Dirección de Seguridad Pública Municipal a buscar a su titular para conocer los operativos que eventualmente estarían montando para contener la migración, no obstante su asistente nos advirtió que tendría reuniones todo el día y que sería complicado que nos atendiera, aún así preguntamos por el Director Operativo y la respuesta fue la misma.
Los haitianos ya no quieren pisar suelo estadunidense por temor a ser deportados a su país de origen y eso es lo que realmente les preocupa, regresar al lugar del que salieron hace cuatro o más años hacia Chile, República Dominicana o Brasil. Por esta razón no se mueven del territorio mexicano, de menos se quedan en el país.
Bladimir Osorio, representante de los Migrantes en Ciudad Acuña, Coahuila, dio a conocer que “se trata de un éxodo que se salió completamente de control. Aquí en México hay más oportunidades que en nuestros países, Ciudad Acuña fue escogida por estas personas (haitianos), para pasar por aquí hacia los Estados Unidos. Nuevo León y Tamaulipas no eran opción por la inseguridad que se vive en esos estados, porque son víctimas de secuestros, asesinatos y vejaciones de cualquier índole”.
A pesar de que el pronóstico del clima advertía la entrada del primer frente frío de la temporada, el sol caía a plomo y el calor calaba cerca de las 3:00 de la tarde en el campamento improvisado, la gente corría de un lado a otro en busca de comida, los acuñenses que podían, llegaban en “camionetotas” a repartir pollo, arroz, frijoles, jugo y agua embotellada, seguramente no se dieron abasto para mitigar el hambre de los miles que acamparon en el sitio.
Una arista de la migración fue prácticamente ignorada, la atención médica: “Tenemos el apoyo de Médicos sin Fronteras, la alimentación -Bendito sea Dios- corrió a cargo de las iglesias católicas, evangélicas que han estado presentes día a día. Hasta el día de hoy el pueblo mexicano no nos ha dicho, no te vamos a ayudar, no te vamos a colaborar, el pueblo mexicano se ha solidarizado con cada uno de nosotros”, aseguró Bladimir Osorio.
Viven entre el polvo y basura
Martín Cruz Teodoro, Jefe del destacamento de la Cruz Roja en la frontera de Ciudad Acuña, informó que diariamente atienden de 40 a 50 servicios relacionados a enfermedades en vías respiratorias, gastrointestinales y no es para menos, hay poco más de dos mil personas viviendo entre el polvo y la basura, durmiendo en el suelo en colchonetas (a los que mejor les va) y otros más en cobijas.
Hay de todas las edades, desde niños recién nacidos (literalmente paridos en el trayecto) hasta adultos mayores. Está consciente de que lo que ocurre en el Centro Deportivo Braulio Fernández Aguirre, es a todas luces anómalo ante los constantes llamados que hacen los organismos procuradores de la salud para evitar la cadena de contagios por covid-19.
“Nosotros les proporcionamos cubrebocas a las personas, tratamos de mantener la sana distancia pero en sí, es imposible”.
Comercio local se paraliza en Acuña
El impacto económico lo resiente directamente el comercio, pues a decir de Alfredo Gallegos, el propietario de “Farmacias Amistad”, la crisis humanitaria duele, el hecho de ver cómo son tratados los migrantes caribeños en la ciudad le resulta indignante, sin embargo, el embate económico que el fenómeno producirá en la localidad lo vaticinó caótico y es que por ser frontera con Estados Unidos, Ciudad Acuña diariamente recibía al turismo de negocios de aquel país y eso generaba buenos dividendos, toda vez que la pandemia apenas les permitía salir a flote.
"Nos hemos visto muy afectados por el cierre del puente internacional, porque desde el viernes pasado, las ventas cayeron hasta en un 70 por ciento, pero también entendemos que ellos (los haitianos) están buscando una mejor vida, son humanos, los entendemos pero en sí las autoridades no han hecho nada para detener esta situación”.
Para Oralia Rodríguez, la encargada de un puesto de comida rápida el panorama es igual, tiene presente la disminución en la venta de comida, pero a ella le preocupa más la gente que sufre en los campamentos, sufre con ellos cuando son golpeados con látigos por la “border patrol” y llora.
“Es muy duro y así como ellos yo llegué aquí cuando tenía 18 años, se sienten muchas cosas encontradas, por lo que les hacen, por cómo los tratan del otro lado, por cómo les pegan, cómo los maltratan pero al final del día son como nosotros, seres humanos, me parece que los debemos respetar”.
Don Javier Pérez, propietario de 'Frutería Pérez' (quien lleva más de 30 años en el negocio), es otro caso porque sus ingresos dependen, en gran medida de las familias que viven en Del Río, Texas y que diariamente cruzaban a hacer la despensa a México (Ciudad Acuña), debido a que aquí, los insumos son más baratos.
En el sector Centro de Ciudad Acuña es donde se mueve prácticamente la vida económica del municipio y ahora luce prácticamente vacía.
En pleno medio día y la zona permanecía sola, alguno que otro despistado caminaba por las calles, no había tráfico, se escuchaban perfectamente las bocinas de los negocios promocionando sus ofertas del día, situación poco antes vivida por los comerciantes, pues coincidieron en que para esa hora del día era prácticamente imposible transitar en coche y más escuchar claramente los sonidos de los amplificadores.
aarp