Angustia y miedo es lo que viven migrantes venezolanos en busca del sueño americano ante supuestos ataques por parte de desconocidos en la frontera de Tamaulipas, situación que provocó que la madrugada de este jueves rompieran el cerco del Puente Nuevo Internacional en Matamoros para cruzar a Brownsville de manera ilegal.
Todo comenzó la noche del miércoles cuando se encontraban dormidos en el campo de migrantes ubicado en el municipio antes mencionado.
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Aseguran que de repente llegaron personas a decirles que se fueran, que no tenían nada que hacer ahí. Ante la negativa de los venezolanos, los amenazaron e incluso golpearon a varias personas. A decir de estos ciudadanos de otro país, les quemaron las carpas y también hay varios desaparecidos, que hasta el jueves no sabían nada de ellos.
Fue entonces que decidieron emprender su marcha hacia el Puente Nuevo Internacional de Matamoros, a donde llegaron poco después de medianoche, con la intención de pasar a tierra estadounidense por las instalaciones de Caminos y Puentes Federales (Capufe) en México.
La exigencia era la misma, que les dieran seguridad y certeza para poder cruzar, principalmente porque tienen familiares en calidad de no localizados después de lo antes mencionado.
Gritos, llanto, desesperación y rabia, es lo que se pudo ver en el puente de Matamoros con la presencia de estas personas que bloquearon los carriles y también provocaron el cierre de los puentes aledaños como el Puente Viejo y Puente Los Tomates ante otro posible movimiento. Al lugar llegó personal de la Guardia Nacional y las patrullas Fronterizas, quienes en todo momento trataron de establecer el diálogo. Se les pidió orden y que sacarán una cita para poder cruzar en orden y conforme lo marcan los lineamientos, ya que de forma masiva era imposible que les permitieran entrar.
Los elementos de seguridad les prometieron blindar el campo migrante durante su estancia a cambio de que se regresaran y liberaran el puente de una vez por todas.
“Vimos cómo le dispararon a uno de nosotros en la pierna y lo aventaron hacia el río, no sabemos nada de él” gritó uno de los venezolanos a las autoridades mexicanas. “No tenemos seguridad”, “Nos están matando”, “Estamos aquí porque nos quemaron las carpas”, comenzó a escucharse también entre el tumulto.
La cerca comenzó a balancearse mientras empujaban los migrantes. Se escuchaba el crujir de los fierros que estaban a poco de colapsar ante cientos de personas que hacían presión.
Las cosas se estaban saliendo de control y los policías tanto de México como de Estados Unidos lo sabían. Solamente se veían a las caras sin saber que hacer, pues el diálogo no estaba funcionando.
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“Aquí se pueden pasar toda la noche, pero no van a resolver nada, mejor regrésense, ya hay seguridad y haremos recorridos en el campamento”, insistieron las autoridades.
La cosa se puso peor cuando la incidencia de los migrantes venezolanos, sumado a su enojo y miedo a perder a sus seres queridos, provocó que perdieran el control y se tornaran más agresivos.
Entre patadas y empujones aproximadamente a las 03:00 horas del jueves lograron romper el cerco, generándose una estampida, donde no solo hubo lesionados migrantes, también del mismo personal de Capufe que como pudo (gateando y hasta cojeando) lograron salir de la ola de enardecidos venezolanos para refugiarse en la oficina.
“Queremos libertad”, gritaron los migrantes mientras corrían despavoridos hacia Estados Unidos. Con niños en brazos y adultos mayores, también iban siendo jalados por sus familias para que no se quedarán atrás.
SJHN