Hace poco más de un mes, el pequeño pueblo de San Pedro Tapanatepec, en Oaxaca, se encontraba lleno de migrantes, tanto que autoridades y habitantes comenzaban a ver los estragos que ocasionaba tal situación en el pequeño poblado.
Estos días de diciembre son pocos los que deambulan por las calles del pueblo, algunos van de paso, otros más sobreviven en casas de campaña improvisadas en pequeños espacios de terreno que les rentan los habitantes.
Apenas la semana pasada, autoridades mexicanas desmantelaron el Centro de Atención Humanitaria al Migrante, situado en la periferia de Tapanatepec.
"Estuvimos cuatro días, pero ya no había nada, levantaron todo, entonces ya no estaban dando mas alternativas que salir en caravana y tuvimos que hacerlo", compartió Elizabeth, migrante ecuatoriana.
Los pocos migrantes que iban llegando al poblado fueron perdiendo la esperanza de resolver su situación migratoria, pues ya no había nadie que los pudiera orientar para tramitar un documento que les permitiera seguir su camino en dirección a la frontera norte.
"Estábamos instalados primeramente en Tapachula, entonces nos dijeron, ‘vayan a San Pedro’ y vinimos con la sorpresa y el riesgo de nosotros y nuestras familias, a conseguir ese permiso, pero lamentablemente me encuentro con la sorpresa de que no, ya no están dando", expresó Marlyn Mayahual, migrante de Ecuador.
En pequeñas caravanas, algunos caminan por las orillas de la carretera; en grupos cruzan por terrenos cercanos al camino de asfalto, al ver una garita rodean, huyen de los agentes de migración, temen ser agredidos, extorsionados o detenidos.
"Nosotros nos quedamos porque cruzando Guatemala nos quitaron toda la plata, nos robaron, y entrando aquí a México, lo que nos quedaba, nos lo quitaron", comentó Rosa Limonti, migrante venezolana.
Los niños migrantes se entretienen como pueden, jugando improvisadamente con palos y piedras. Otros, al preguntarles por la carta a Santa Claus mencionan que no tiene caso escribirle, no les llegará un regalo.
Los padres de los pequeños migrantes ven con desesperación su situación, pues además de sufrir los embates que conlleva el hecho de migrar a otro país, también
tienen que hacer frente a la extorsión, delincuenciay la nula acción de las autoridades mexicanas para resolver su tránsito por México.
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DMN