En vísperas de Navidad se recuerda el nacimiento de Jesús sin considerar que junto a María y José, y de acuerdo a la tradición cristiana, fueron una familia de migrantes que buscaban evitar la violencia y la muerte.
No obstante, esta estampa se repite de manera cotidiana, casi de manera desapercibida. Sergio es guatemalteco y tiene 23 años de edad. Llegó a Torreón junto con su novia, Jazmín Carolina, de 19 años.
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Ambos han avanzado 2 mil 247 kilómetros y la idea es movilizarse mil kilómetros más para cruzar la frontera entre Coahuila y los Estados Unidos.
“Ha sido duro pero gracias a Dios nos ha brindado la mano mucha gente buena. Supimos del comedor por un anuncio que pusieron ahí; cuando veníamos en el tren vimos un anuncio que decía a 150 hay un comedor y por eso venimos preguntando y llegamos acá. Aquí tenemos dos días y nos han tratado muy bien, nos han dado nuestra comida, nos dieron cobijas para el frío. La meta es llegar a Estados Unidos y todo mundo está yendo pa Piedras Negras”, apuntó Sergio.
“Gracias a Dios estamos juntos. Estamos pidiéndole a dios de salir aventurados. A ver si salimos adelante. El país de nosotros está bien gacho, nosotros salimos de nuestro país por el gobierno, necesidades, por trabajo y problemas económicos. Queremos salir adelante y llevamos un mes de camino, los cumplimos ayer”, precisó Jazmín Carolina.
Esta pareja para poder obtener dinero se pone a barrer banquetas, a pedir una moneda en los cruceros o incluso han pedido un taquito en los domicilios. Para el frío, dicen, se encuentran preparados con las tres cobijas que Irma Leticia les dio con amor y respeto. Es por ello que dijeron, le piden a dios que les de muchas bendiciones para que sigan apoyando a los migrantes.
Helli Hernán Bonilla Cruz es hondureño y tiene 49 años. Desde 1994 ha estado cruzando la frontera con México y aunque vivió en los Estados Unidos, en algún momento ya no pudo cruzar la frontera.
“El problema ahorita mío fue porque yo tuve un problema bien serio en los Estados Unidos, tuve que venirme para México, soy refugiado e incluso gracias a dios y a las personas del comedor y de la Casa del Migrante, ahí pude arreglar la permanencia. Desde que entré y hasta ahorita, siempre viví allá, en 1998 salí y ya me dediqué a trabajar en México pero mis hijos están del otro lado, ellos son residentes”, dijo Helli Hernán quien acotó después de vivir en Austin, Texas, arregló su tarjeta de residente permanente en México a través del Instituto Nacional de Migración.
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