La activista morelense Ana Luisa Garduño Juárez, que fue asesinada la noche del jueves en un bar, fue sepultada en compañía de familiares y amigos, sin permitir la entrada o presencia de servidores públicos o medios de comunicación.
Alrededor de las 15:00 horas, el cortejo fúnebre salió de Cuernavaca rumbo al municipio de Temixco, en cuyo panteón local fue inhumada la activista, quien durante casi 10 años buscó justicia para su hija Ana Karen, quien fue asesinada en 2012 por un hombre que aún sigue prófugo.
Antes de ser sepultada, durante el velorio, su hijo Martín Huicochea Garduño exigió a medios de comunicación y autoridades no convertir el caso de su madre en “un circo mediático”, y evitar que sea tomado como estandarte de la lucha de las víctimas.
Martin, de 18 años de edad, aseguró que su familia quiere vivir su luto en paz y sin acoso de autoridades ni medios.
“Por favor, que el caso se lleve de una manera respetuosa, que no se politice, que no traten de sacar ventaja ni lucrar con la imagen. Y sobre todo, mi mamá no es estandarte de ninguna lucha, porque mi madre se dedicó años para que su voz fuera escuchada para que hoy sólo sea un medio para ayudar a una persona, para salir en los medios, para ganar publicidad”, sostuvo.
Previo al sepelio de la activista de 51 años, y quien había culminado la carrera de leyes para mantener la guía a su búsqueda y de decenas de familias víctimas de la violencia, colectivos cercanos a Ana Luisa y la misma agrupación que ella fundó "Ana Karen Vive", exigieron que ahora menos que nunca, el asesinato de Ana Karen y el de su madre, Ana Luisa pueden quedar impunes.
LG