Muere Juan Pedro Franco, el mexicano que fue reconocido por haber sido el 'hombre más gordo del mundo' y que logró bajar casi 300 kilos

Juan Pedro Franco llego a pesar más de 500 kilogramos, lo que le dio el Record Guinness como el hombre vivo con el mayor peso del mundo

Juan Pedro Franco tenía problemas de comorbilidad | Especial
Juan Pedro Franco y el Dr. José Antonio Castañeda en 2019 | Cortesía
Ciudad de México /

Se confirmó el sensible fallecimiento de Juan Pedro Franco, un hombre cuya historia de vida conmovió al mundo y puso en el centro del debate global la lucha contra la obesidad. Franco perdió la vida en su natal Aguascalientes debido a complicaciones de salud derivadas de una infección, según confirmó el Dr. Jose Castañeda, bariatra que lo ayudó con la pérdida de peso.

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Muere Juan Pedro Franco

El lamentable deceso del mexicano Juan Pedro Franco fue confirmada por la familia del aguascalentense y por el Dr. José Antonio Castañeda, el cirujano bariatra que lo ayudó con su tratamiento de salud enfocado en su peso. Asimismo, su hermano Herminio Franco compartió con Milenio la siguiente declaración sobre la noticia:

“Con profundo dolor confirmamos el fallecimiento de mi hermano, Juan Pedro Franco. Agradecemos el apoyo y las muestras de cariño que recibió a lo largo de los años, así como el respeto y la comprensión en este momento tan difícil para nuestra familia”. Herminio Franco

Su partida marca el final de una trayectoria marcada por la resiliencia y la transformación médica, dejando una huella en la medicina bariátrica y en el tratamiento de los trastornos metabólicos como lo que son.

Juan Pedro Franco y el Dr. José Antonio Castañeda en 2019 | Cortesía

¿Quién fue Juan Pedro Franco?

Juan Pedro Franco fue un ciudadano mexicano originario de Aguascalientes que alcanzó relevancia internacional en 2016 tras pasar más de ocho años postrado en cama debido a su peso excesivo.

Su caso trascendió las fronteras cuando, con ayuda especializada, pudo salir de su hogar para buscar tratamiento médico en Guadalajara.

A lo largo de los años, compartió su proceso con honestidad, ayudando a combatir los prejuicios y el estigma que rodea a las personas que padecen obesidad mórbida.

Su perseverancia, resistencia y progreso de su salud fue reconocida por su médico, el Dr. José Antonio Castañeda, cirujano bariatra, como un ejemplo de valentía frente a condiciones adversas.

El Récord Guinness y su batalla por la salud

En el año 2017, Juan Pedro Franco fue reconocido oficialmente por el Récord Guinness como el hombre vivo con mayor peso del mundo, al registrar 595 kilogramos. Sin embargo, este título fue el motor que impulsó su transformación.

Bajo el cuidado del especialista a su cargo, se sometió a un tratamiento integral que incluyó procedimientos bariátricos y un control de comorbilidades como diabetes e hipertensión. De igual manera se trataron linfedemas y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Gracias a este esfuerzo coordinado, logró una pérdida de peso sostenida que mejoró su calidad de vida y superó retos como su exitosa recuperación tras contagiarse de Covid-19 en 2020.

¿De qué murió Juan Pedro Franco? Causas del deceso

A pesar de las notables mejorías alcanzadas en años previos, la salud de Juan Pedro se vio comprometida en días recientes debido a una infección renal

Este padecimiento, de acuerdo con lo compartido con nosotros, evolucionó a tal grado de que surgieron complicaciones sistémicas que terminaron en el lamentable deceso de Juan Pedro mientras se encontraba hospitalizado.

Juan Pedro Franco en 2018:


Juan Pedro Franco cambió la forma de ver la obesidad


Durante casi una década, su nombre estuvo ligado a una cifra que parecía definirlo todo: 595 kilogramos. Con ese peso, Juan Pedro pasó más de diez años postrado en una cama, incapaz de levantarse, caminar o valerse por sí mismo. 

“Yo estaba en cama prácticamente las 24 horas. No me levantaba. Mi mamá me ayudaba con todo, con el baño, con el aseo. Ahí pasaba mis días, día y noche”, recordó el joven entrevistado por Milenio en octubre de 2024.

La historia que lo llevaría a ser conocido en todo el mundo comenzó a cambiar en noviembre de 2016, cuando por primera vez salió de su casa para recibir atención médica especializada en Guadalajara.

No existía ambulancia capaz de soportar su peso. El traslado requirió una logística inédita y marcó el inicio de un proceso médico de alto riesgo que fue documentado desde el primer momento por MILENIO, que estuvo presente desde el día en que dejó el encierro de su casa, acompañando paso a paso cada etapa de su tratamiento, recuperación y transformación.

Aquel trayecto fue breve en distancia, pero monumental en significado. Era la primera vez en casi una década que Juan Pedro abandonaba la cama donde había pasado la mayor parte de su vida adulta. Salió con miedo, pero también con la convicción de que ese era el único camino posible.

El proceso médico fue largo y complejo. Juan Pedro fue sometido primero a una manga gástrica y después a un bypass, procedimientos que redujeron de manera drástica el tamaño de su estómago.

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Su cambio físico

En 2018, dos años después de haber salido de su casa, su peso se había reducido de 595 a 304 kilogramos.

Para entonces, se preparaba para una tercera intervención, la colocación de una banda gástrica, con la que los médicos buscaban alcanzar una meta inédita: una pérdida total cercana a los 445 kilogramos, lo que le permitiría dejar de ser considerado el hombre más obeso del mundo.

Juan Pedro, entonces de 34 años, hablaba con franqueza sobre el proceso. “Vamos avanzando. A algunos se les hará poco a poco, a otros a pasos agigantados. Son dos años, pero ya estamos hablando de casi 300 kilos, la mitad de mi cuerpo.

“Ustedes me conocieron cuando estaba en cama y no les puedo mentir. Soy muy distinto a como estaba en aquel tiempo. Ahorita puedo moverme, puedo hacer ejercicio”, dijo.

El haber bajado 291 kilogramos hasta ese momento tuvo un impacto directo en su salud. Logró controlar la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la hipertensión y otros padecimientos que durante años lo mantuvieron dependiente del oxígeno y de decenas de medicamentos.

“Cuando llegué traía la glucosa arriba de 500. Ahorita estamos en 100, 120, 110, hasta 130. Ya he dejado mucho medicamento. Antes me tomaba hasta 20 pastillas en la mañana, en la tarde y en la noche. Ahora son muchas menos. También me ponía muchísima insulina y ahorita solo usamos 20 unidades”, explicó.

La movilidad fue otro de los cambios más visibles. “Antes daba seis o diez pasos y me tenía que sentar. Tenían que ir atrás de mí con un banco para poder trasladarme de la cama a la camioneta. Ahorita ya damos alrededor de 100 pasos o más, a veces 200. Hay un avance en salud”, relataba.

La recuperación, advertían los médicos, sería larga. Persistían las linfedemas, una hinchazón severa en ambas piernas causada por una obstrucción del sistema linfático, una condición que no se resuelve con cirugía.

Aun así, Juan Pedro insistía en que su caso debía servir para visibilizar a las personas con obesidad mórbida.

“El que yo haya sido el hombre más obeso del mundo no es un orgullo, pero quizás sirva para darle un empuje a que el gobierno se fije en gente como yo. No hay lugares donde nos puedan atender, ni vehículos donde nos podamos mover, ni restaurantes o cines donde nos podamos distraer. Hay mucha desigualdad”, comentó.

Incluso, hablaba de impulsar, algún día, una fundación para apoyar a otros pacientes en su misma situación.

Durante todo ese proceso, MILENIO documentó cada avance y cada retroceso. Estuvo presente cuando Juan Pedro logró caminar, cuando pudo asearse solo, cuando recuperó autonomía y también cuando vivió uno de los momentos más simbólicos de su recuperación: subirse a un avión por primera vez.

Juan Pedro hablaba de ese instante con una sonrisa que no ocultaba. Para alguien que durante años no pudo salir de su habitación, volar representaba algo más que un viaje: era la prueba tangible de que el cuerpo había cambiado y de que el mundo volvía a estar a su alcance.

En casa, el sostén cotidiano, siguieron siendo sus padres, quienes lo cuidaron durante los años de inmovilidad absoluta y lo acompañaron en cada etapa de la recuperación.

A su lado estuvo siempre Barbas, su perro, un compañero silencioso durante el encierro y los días de rehabilitación. Juan Pedro solía decir que Barbas parecía entender cuándo el cansancio era demasiado. Su perro también falleció años atrás.

A medida que el peso disminuía, la vida se ensanchaba. Juan Pedro volvió a viajar, a caminar con mayor seguridad y a recuperar pequeños placeres suspendidos durante años. Retomó un gusto que había quedado en pausa: tocar la guitarra, una forma íntima de celebrar que el cuerpo comenzaba a responderle de nuevo.

En 2020, superó un contagio de Covid-19, pese a que su condición lo colocaba entre los pacientes de mayor riesgo. Sus padres también fallecieron.

Para entonces, la pérdida de peso acumulada ya rondaba los 400 kilogramos y varias de las enfermedades que lo habían mantenido atado a una cama estaban bajo control.

Cuando fue entrevistado en octubre de 2024, Juan Pedro habló con precisión sobre el punto exacto en el que se encontraba su proceso.

“En 2016 pesaba 595 kilos. A la fecha he perdido 400. Ahorita peso 190”, dijo entonces. Había cerca 100 kilos de piel excedente que aún debía ser retirada.
Nunca aceptó que su obesidad fuera interpretada como una falta de voluntad. “Mucha gente cree que uno está así porque quiere o porque come de más. No es así. Esto se salió de control desde que nací”, insistía. Su mensaje era claro y constante: la obesidad extrema es una enfermedad compleja, no una elección personal.

En los últimos días de su vida, una infección renal alteró de manera abrupta su estado de salud. Fue hospitalizado. La evolución fue rápida y desfavorable. Murió el 24 de diciembre, mientras su familia permanecía cerca. Para cuando la noticia se hizo pública, Juan Pedro ya había sido sepultado en privado, como su familia decidió.

Juan Pedro Franco pasará a la historia por haber sido el hombre más obeso que lucho contra la enfermedad. Su historia, conversación, dio la vuelta al mundo.

Detrás del cuerpo inmenso hubo siempre un hombre que quiso volver a caminar, unos padres que nunca se fueron, un perro fiel, una guitarra y un avión que lo hizo sonreír.


YRH

  • Yareli Rafael
  • Egresada de Letras Clásicas por la UNAM y editora en Discover Milenio. Vivo entre temas de salud, tendencias e internet, pero nunca dejo de lado mi fascinación por lo grecorromano, la lingüística y la investigación.

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