Las mascotas, en este caso los perritos, tienen gran trascendencia en la vida del ser humano y se vuelven parte de la familia, por ello es, que se deben de recordar con amor y no dejar que su recuerdo muera, aunque ya no estén físicamente.
Se dice que el 27 de octubre, los perritos que ya no están, que murieron, visitan nuevamente la casa que fue su hogar.
Siguiendo esa creencia y esa tradición, muchas personas les elaboran su altar donde se ponen sus fotos, su agua y la comida que más les gustaba.
Tal es el caso de Diana Torres, del ejido Candelaria, que se ubica en la parte baja de San Pedro, Coahuila.
Cada año hacen el altar, tanto para sus seres queridos que ya no están, como para sus mascotas que se fueron.
"En nuestra familia hemos tenido varios perros, peluditos que dejaron un enorme vacío y tristeza tras su partida, pero su recuerdo nunca lo dejamos morir y es por ello que cada 27 de octubre les tenemos su altar, con su agua y la comida que más les gustaba", comenta.
Dice que cuando han tenido perros en la casa, siempre les toman fotos, recuerdos que guardan y son las que ponen en el altar.
"Hay fotos de Luna, Kiara, Archi, Tambor, y del Princeso, que han pertenecido a la familia y que por una u otra razón, ya no están, menciona.
Los perros son fundamentales, hasta en la muerte, claro esta que en los altares de muertos hay que poner uno figura de ellos para que den el paso de trance al otro mundo.
EGO