Lo que era un viaje corto al continente africano, se convirtió en una estancia de más de un año para una saltillense, que a pocos días de tomar un vuelo de regreso a México, vio como la llegada de la pandemia por el covid-19, cerró aeropuertos en todo el mundo, lo que la obligó a vivir este periodo de una forma distinta al resto de sus amigos y familia.
Dentista de profesión y con una gran pasión por la música y danza africana, Gabriela decidió embarcarse en este viaje a Guinea, acompañada de un grupo de amigas, donde tomaría cursos con músicos locales, y realizaría una labor social, al ofrecer atención dental de forma gratuita a personas de estas comunidades, labor que afirma, le dejó gratos recuerdos de quienes se convirtieron en sus pacientes y la llamaban doctor 'Ñiñi Talé', que significa doctor saca muelas.
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Africa no vivió la "sana distancia"
Gabriela González García, señala que a diferencia de lo ocurrido en Asia, América y Europa, el covid-19 no significó lo mismo para los países del continente africano, ya que las restricciones fueron mínimas y solo por un breve tiempo, lo que le permitió seguir conviviendo con otras personas, al mantenerse abiertos los comercios, restaurantes y bares durante el tiempo en que la pandemia azotó el resto del mundo.
“La idea era ir solamente dos meses, yo la verdad no pensé que de repente iba a llegar una pandemia, así estábamos fluyendo normal, aprendiendo percusión, danza, y conociendo un poco de Guinea, yo tenía mi vuelo para el 23 de marzo, entonces por el 12 de marzo empezaron a decirnos que había una pandemia, que estaban cerrando algunos aeropuertos, pero yo seguía mi viaje normal, hasta que nos dicen que se cierra el aeropuerto, yo en ese momento pensé que iba a ser una semana, o dos semanas, o un mes, nunca pensé que me iba a quedar un año y nueve meses en Guinea”.
Esta situación la obligó a tramitar permisos para seguir en Guinea, y a replantear la forma en que sobreviviría hasta que pudiera regresar a México.
“Mis papás estaban preocupados porque yo no podía regresar, y decían es que si la pandemia llega a África va a estar complicado con todos los temas de salud, pero yo estaba más preocupada por ellos, porque en Guinea no llegó, hubo muy pocos casos de coronavirus, entonces yo era la que estaba preocupada por ellos”.
Quedarse 'varada' fue de las mejores cosas que ha pasado
El paso del tiempo y el observar cómo se vivía la pandemia en el lugar donde estaba su hija, ayudó a los padres de Gabriela a sentirse más tranquilos en relación al coronavirus. Ella afirma que el haberse quedado varada en ese país de África, fue una de las mejores cosas que le pudieron pasar, al permitirle vivir este periodo de una forma distinta.
“Por empatía no subía las fotos de lo que yo estaba viviendo, pero allá era otro contexto, allá seguían las fiestas, estaban abiertas las discoteques, estaba abierto todo, los primeros dos meses si se usaron las medidas del cubre bocas y había toque de queda a las 10 de la noche, pero eso era por temas políticos”.
Sin covid pero sí con malaria
Sin embargo, no todo fue felicidad en este tiempo que permaneció en Guinea, ya que en dos ocasiones se enfermó de malaria, una de ellas de gravedad, y llegó a pensar en lo peor, al punto en que en su mente, “México Lindo y Querido”.
“Es la principal causa de muerte en África, y no se ha encontrado una vacuna preventiva, la malaria parece que te apagan un switch, como si se te apaga algo que ya no te dan ganas de luchar, yo si llegue a sentir que ya, que ahí iba a quedar, porque cuando da malaria hay que atenderla muy rápido, yo empecé a llorar, dije no me quiero morir, yo si pensaba en esta canción de México lindo y querido, si muero lejos de ti, yo decía, si me toca que me toque ya, pero yo quiero morir en México, no quiero morir en África”.
Y se le sumó un golpe de estado
Además de tener que luchar contra esta enfermedad mortal, Gabriela también tuvo que enfrentarse con una situación de violencia, al estar justo en el país al momento en que se registró un golpe de estado.
A pesar de lo que vivió, asegura que en esta etapa de su vida hubo risas, llanto, momentos alegres y situaciones difíciles, hasta que un día, las cosas mejoraron en el resto del mundo, y pudo tomar un vuelo de regreso a casa.
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Al regresar conoció cómo el mundo vivió la pandemia
Gabriela asegura que de vivir en un mundo sin coronavirus, de pronto comprendió lo que pandemia significó para el resto, al entrar en aeropuertos donde todos usaban cubre bocas y guardaban distancia entre sí. Aunque a su llegada, olvidó toda recomendación y abrazó a sus familiares, encontró que no podía hacerlo con sus amigas, que a manera de bienvenida le organizaron un festejo, y pasaron en sus coches frente a su casa, sin bajarse, lo que le mostró lo que para todos había sido la pandemia.
'Ñiñi Talé', como la conocen en Guinea, señala que para poder costear sus alimentos, renta y traslados durante este año y nueve meses, ofreció cursos virtuales con músicos que conoció durante su estancia, con lo que pudo mantenerse y seguir adquiriendo los materiales para su voluntariado en las comunidades.
Por todo lo que esta experiencia significó, no duda en señalar que espera pronto volver al continente africano, aunque con una expectativa diferente.
“Espero volver muy pronto porque siento que una parte de mi corazón se quedó allá y porque siento que es mi segundo hogar, me encantaría ver a mis pacientes, a mis amigos, y ahora si también ir a disfrutar, no solamente a sobrevivir”.
aarp