El origen de la hidroeléctrica Necaxa, ubicada en el municipio poblano de Juan Galindo, parte de la visita del investigador español José Justo Gómez de la Cortina, conocido como El Conde de la Cortina y quien fue regente de la Ciudad de México, ya que en 1850 registró la cascada de Necaxa, entonces con una caída de 350 metros.
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Así lo aseguró Javier Romero Rodríguez, director de Turismo y cronista del citado municipio enclavado en la Sierra Norte del Estado de Puebla, quien contó que “testimonios de la época hablan acerca de que el ruido que hacía al caer el agua se escuchaba a un kilómetro de distancia”.
Indicó que con este antecedente, en 1865, durante la segunda intervención francesa, una expedición científica recorrió esta zona, “y detectan esta cascada, con un potencial hidráulico que no sabían para qué lo podían utilizar”.
En 1895, el doctor de origen francés, Arnold Vaquié, al constatar las potencialidades de los ríos que se precipitaban por los acantilados de la región, solicitó al gobierno mexicano la concesión para aprovecharla como fuerza motriz.
Tras recibir una concesión otorgada por el gobierno de Porfirio Díaz para la generación de electricidad que abasteciera a las minas cercanas, el galo creó la Societé du Necaxa. Empero, por falta de capacidad técnica y presupuesto abandonó el proyecto.
“Pero sienta las bases para que pongan la vista en Necaxa para que puedan generar electricidad desde aquí para iluminar la Ciudad de México”, resaltó.
Expresó que fue a instancias del presidente Díaz que se contactó al ingeniero estadounidense Frederick Stark Pearson, a quien convencieron de visitar la región y al comprobar la factibilidad para el desarrollo del proyecto, con capital norteamericano-canadiense, fundó en Toronto el 10 de septiembre de 1902 la empresa The Mexican Light and Power Co. Limited, considerada el antecedente de la Compañía de Luz y Fuerza.
Obra maravillosa
En noviembre de 1903 y con el respaldo de 2 mil 300 trabajadores, inició la construcción de la presa Necaxa, cuyo dique es catalogado como una “maravillosa obra de ingeniería”, pues ante la carencia de piedra y de materiales, se utilizó arcilla de la región para revestir su núcleo.
Dos años después, el 6 de diciembre de 1905, comenzó a operar la hidroeléctrica, misma que para 1910 logró producir 100 mil caballos de fuerza, por lo que fue considerada una de las generadoras de electricidad más potentes del mundo, sólo comparable con la capacidad que tenían las cataratas del Niágara.
El sistema, concluido en su totalidad en 1954 y en el que se estima que participaron unos 10 mil trabajadores, comprende mil 376 kilómetros cuadrados y 275 kilómetros de líneas de conducción, donde se capta el flujo de unos 40 ríos de la Sierra Norte de Puebla.
Cuenta con cinco presas, dos de ellas en Hidalgo –Laguna y Los Reyes–,y otras tres en Puebla – Tenango, Nexapa y Necaxa–, donde se aprovechan las condiciones topohidrográficas de la zona, con un desnivel de casi mil 700 metros entre la primera presa y la última planta, para activar en cascada las turbinas.
“Las de Hidalgo vienen por gravedad a alimentar a la presa de Necaxa, que es el vaso regulador. Las cinco presas conforman el sistema hidrológico de Necaxa, que es un sistema de captación con fines de generación de energía eléctrica, entonces lo convierten en un sistema hidroeléctrico”, detalló Romero Rodríguez.
Progreso industrial
El cronista del municipio de Juan Galindo destacó que la construcción de la planta Necaxa fue el parteaguas para que México iniciara su revolución industrial, pues a partir de esto el país tuvo condiciones de generar electricidad a gran escala y para el alumbrado público de la Ciudad de México, con lo cual Porfirio Díaz celebró el Centenario de la Independencia.
“Alimentaba a la Ciudad de México, en 1905, cuando esto empezó. Alimentaba a las minas de Pachuca, la mina del Oro, en el Estado de México; la mina de Tlalpujahua, en Michoacán; la mina de Dos Estrellas (…) Necaxa trajo con su electricidad, con su luz, progreso para el centro del país”, planteó.
Añadió que revolucionó todos los sistemas de producción, de la industria de transformación, del sistema de alumbrado público y privado, el sistema de transportación.
Destacó que para Puebla, este sistema hidroeléctrico es tan relevante en su historia que es uno de los cuatro elementos de su escudo de armas.
Javier Romero dio a conocer que uno de los túneles de este complejo mide 30 kilómetros y fue considerado entonces como el más largo del mundo, mientras que la galería filtrante, que reúne los aportes de corrientes de aguas subterráneas que alimentan el embalse de la presa, junto con la solución de instalar una casa de máquinas a 450 metros de profundidad, igual son considerados prodigios de ingeniería.
“Justo en la Casa de Válvulas inicia un túnel, que atraviesa el cerro, que mide casi 800 metros que te baja en un malacate. Un malacate es una plancha de metal sostenida por un cable, con ruedas de ferrocarril sobre rieles, sobre vía. Te bajas en ese túnel para llegar a la planta de Necaxa. Es una manera de acceder”, señaló el también cronista municipal.
Un hilo de agua
El proyecto y diseño de los túneles, tuberías y todo el sistema para conducir el agua hasta la casa de fuerza de Necaxa los realizó el ingeniero James Dix Schuyler, que le valió la obtención en 1907 del máximo premio que otorga la Sociedad Norteamericana de Ingenieros Civiles. Posteriormente, colaboró en la construcción del Canal de Panamá.
Recordó que también se construyeron 50 kilómetros de carreteras y ferrocarriles que representaron grandes dificultades técnicas por la geografía de esa zona; se tuvo que reubicar a las poblaciones de Necaxa, San Miguel Acuautla y Patoltecoya.
Resaltó que el ingeniero Frederick Stark Pearson dejó la instrucción que de manera simbólica “un hilo de agua permaneciera (…) para que de manera simbólica no se perdieran las cascadas de Salto Chico y de Salto Grande, que es la cascada de Necaxa, más de 350 metros de caída, sería la cuarta cascada más alta de todo el país, que todavía existe y persiste”.
Necaxa logró la marca del muro de arcilla más alto del mundo al alcanzar más de 50 metros de altura. La mantuvo de 1909 a 1911.
La línea de transmisión que salía de Necaxa rumbo a la Ciudad de México y Pachuca, así como a la mina del Oro, en el Estado de México, se consideró la más larga del mundo con 322 kilómetros sin tener pérdida de flujo de energía que se enviaba.
CHM