Negocios de comida en Oaxaca dejaron de cocinar platillos nacionales en los puestos de comida rápida ubicados en terminales de autobús, paraderos de taxis y en la misma zona del mercado de abastos, donde ahora es más redituable vender comida elaborada por migrantes.
Este es el caso del puesto ubicado en la avenida Central, donde una mujer que vendía tacos y tlayudas decidió cambiar su giro para empezar a vender comida venezolana, que les deja más ganancia y un mayor número de clientes.
"Ante el arribo de los migrantes a la ciudad que han empezado a concentrarse cerca de las terminales de autobuses, muchos de mis clientes que antes consumían tacos, memelas, quesadillas y tlayudas dejaron de venir, lo que me comenzó a dejar perdida por lo que tuvimos la idea de mejor elaborar comida migrante para recuperar clientela", mencionó la comerciante Alma Laura Saldívar.
Así mismo, Alma Laura narró que cuando empezaron a llegar los migrantes a Oaxaca se percataron que no comían chile ni tortilla, por lo que, en forma de ayuda humanitaria pero también un tipo de negocio, tuvieron la idea de elaborar alimentos de nacionalidad venezolana y fueron los originarios de aquel país los que les enseñaron a prepararlos.
Para ello se contrató a varios cocineros de esa nación, que ahora son los que encargados de atender el negocio.
"Lo hacemos de alguna manera para ayudarlos, para que no gasten mucho en su comida que ellos tradicionalmente consumen" afirmó.
En el local el platillo favorito y de mayor éxito entre los migrantes es el pabellón criollo, que está elaborado a base de arroz, frijol, plátano frito y chuletones, carne mechada o huevo sin picante.
Para que la venta salga, el precio por platillo es de entre 30 y 40 pesos y al lugar acude una gran cantidad de clientela, que lo mismo pide su comida para llevar que para degustarla en el establecimiento.
Quienes cocinan los platillos son de nacionalidad venezolana, Fidel Medina y Wilbert, que en su natal Venezuela y hasta en Colombia trabajaron en restaurantes.
En el lugar Sol Gutiérrez, una comensal migrante que lleva tres meses viajando por el sur del Continente hasta arribar a México y buscar llegar a EUA, agradece a los mexicanos que haya negocios vendiendo y elaborando su comida a precios accesibles por qué "lo hacen con amor, bendiciones y muy económica".
Ella acepta que aunque pueda estar lejos de Caracas, Venezuela, poder volver a disfrutar de su gastronomía la hace sentirme mejor, porque le resultaba difícil alimentarse con platillos muy condimentados con chile.
Sol salió junto con su pareja y tres hijos con rumbo a EUA, pretende llegar a Los Ángeles para encontrarse con unos conocidos con quien busca trabajar para cumplir su “sueño americano”.
VJHM