El pastor católico y nuncio apostólico de México, Franco Coppola, se meterá mañana viernes a la boca del lobo en la tierra caliente de Michoacán.
Llegará como mensajero de la paz, la justicia y la reconciliación, para las almas buenas y también para las ovejas que se han descarriado. Caminará por comunidades polvorientas, pobres y marginadas del municipio de Aguililla, epicentro de la lucha fratricida entre Cárteles Unidos y Cártel Jalisco Nueva Generación.
Coppola dará la bendición con la representación del Papa Francisco, a esa gente que ha vivido olvidada por las autoridades de los tres ordenes de gobierno.
El nuncio no llevará agua, comida, medicina, pero sí palabras de aliento a menos de 100 habitantes de Aguililla tras el éxodo de familias enteras que han huido de las balaceras, de los secuestros y las extorsiones del crimen.
El 19 de octubre del año 2019, un grupo de civiles armados emboscó a una veintena de uniformados dejando un saldo de 13 policías muertos, en Aguililla. Y pese a eso y a que la carretera Apatzingán-Aguililla continúa siendo interrumpida con zanjas por parte del crimen, el nuncio estará ahí con los michoacanos desprotegidos.
Monseñor Franco Coppola pasará a la historia de Michoacán por visitar a Aguililla, en donde "se vive una situación casi de guerra", como reconoció el gobernador Silvano Aureoles Conejo.
RLO