En la localidad Santa Rosa Caxtlahuaca, mixteca de Oaxaca, durante la víspera de navidad y el festejo a la Virgen de Guadalupe, se disfrazan a los guajolotes antes de ser llevados a la matanza para que puedan ser degustados como platillo fuerte en el característico mole negro.
Antes se celebra una calenda multicolor, con música y baile, y donde los mayordomos ofrecen a las aves con ofrenda a la Virgen Mariana.
En esta ocasión se realizó un certamen para galardonar al guajolote que mejor luciera y fuera disfrazado de acuerdo con la costumbre tradicional.
Los ancestros en el poblado, perteneciente al municipio de Santiago Juxtlahuaca, recuerdan que ante el guajolote era presentado ante la virgen junto con la manda que ofrecería el feligrés a la virgen.
Destacan entre los 12 participantes, aquellos que llevaron al guajolote amarrado de un palo acompañado de globos multicolores, mientras otros le colocaron un sombrero o les colgaron en su cuello collares diversos.
Todos los guajolotes concursantes tienen nombre, este año participo: La Jelipa, Tío Bejuco, Dona Cuca, Don Chetos, El Mahoma, El Charrero, El tiliche, El Borre, El Mexica, Jelimo y La quesos.
Pero quien se llevó la ovación del pueblo fue El tío Bejuco a quien por su simpatía estuvo a punto de ser indultado, pero la tradición no lo permite por lo que fue parte del platillo principal degustado por la mayordomía a donde acudieron más de 100 comensales.
En esta ocasión el festejo tradicional permitió avanzar en el proceso de pacificación de las comunidades triquis, que están en tregua ante el llamado del gobierno de Oaxaca a firmar todos los grupos en disputa un pacto de concordia y hermandad duradero.
VJMH