La creciente afluencia de caravanas migrantes de venezolanos por México en búsqueda de alcanzar el 'sueño americano' no es casualidad y su aspiración es empujada no a tener mejores condiciones de vida, sino por el hambre, el desempleo y la miseria que han sufrido tras 23 años de gobiernos chavistas, al grado de que a la fecha 8 millones de personas han emprendido un éxodo que representa al 30 por ciento de su población total.
Así, lo expresa con preocupación el II Obispo de Carúpano, Venezuela, monseñor Jaime José Villarroel Rodríguez, quien refiere que a lo largo de estas más de dos décadas, su país ha venido perdiendo todo lo que en gobiernos democráticos habían alcanzado en desarrollo económico, paz, empleo y libertades, cuando un 80 por ciento de las empresas de comunicación están en manos del estado.
Carúpano se ubica en la parte nororiental del Mar Caribe, al lado de Trinidad y Tobago, pertenece al estado de Sucre y tiene una población de 103 mil habitantes. El obispo fue entrevistado en reciente visita al participar en un ciclo de conferencias que ofreció en el Instituto Francés de La Laguna y otras instituciones educativas sobre la familia cristiana como promotora de la vida.
Hasta el año pasado, según relata a MILENIO, al menos unas 500 concesiones de radio habían sido canceladas por el gobierno de Nicolas Maduro, mientras que las seis televisoras que hay en el país igualmente han sido controladas por el gobierno.
“En Venezuela ninguna emisora de radio puede hablar contra el gobierno porque de inmediato son retiradas del aire, es decir, todos los medios de comunicación están sometidos al gobierno”, añade.
En economía, sostiene que ha habido una devaluación impresionante, cuando el bolívar venezolano se le han devaluado más de 24 ceros, es decir, no vale nada el dinero, por lo que cuando ha habido varios cambios monetarios, la gente bota (tira) el billete e incluso los reos de las cárceles los usan para hacer cuadros o trabajos manuales en una total paradoja.
“Todavía vemos el chavismo para largo, porque la oposición está todavía muy frágil y dividida”, señala con pesar.
¿Cómo nace este cambio de política dictatorial?
Cuando comenzó el discurso, era que los ricos son ricos porque han robado a los pobres y los pobres son pobres porque estos ricos se han quedado con todo y hay que devolver a los pobres lo que les han quitado.
¿Y la religión cómo transita en este régimen?
Al principio hubo un enfrentamiento hacia la iglesia, un discurso violento, de amenazas, diciendo que nosotros éramos lo peor, que éramos delincuentes, vagabundos, inmorales y que somos demonios con sotana, una la iglesia con cáncer que hay que extirpar e incluso llegaron a expropiar propiedades de la iglesia a través de los grupos paramilitares como los “Círculos Bolivarianos” en Cuba” o los Tonton Macoutes (hombres de saco) que tenía la dictadura de la familia Duvalier en Haití.
¿Qué espejo ve lo sucedido en Venezuela con México?
Bueno, te digo, que en todo lo que estamos viviendo en Venezuela está Cuba. Es un libreto de Cuba. En Venezuela hoy en día no se toma ninguna decisión, si no se consulta con el gobierno cubano.
Por ejemplo, hace varios años había más de 50 mil cubanos, algunos con el giro deportivo, médico o educativo, pero no sabemos realmente quienes son, pues Cuba tiene hoy mucho control sobre el gobierno de Venezuela e incluso (Hugo) Chávez decía que nosotros éramos Venecuba, un sólo país.
Al destruirse la libre empresa, no hay trabajo y la educación está ideologizada. Por ejemplo, un sueldo de un maestro hoy en día no llega a 15 dólares mensuales, equivalente a 265 pesos mexicanos; la pensión de un anciano después de haberse jubilado es de 5 dólares mensuales (88.60 pesos mexicanos), por lo que en un profesor universitario con dedicación exclusiva y que tenga varias maestrías, su sueldo no llega a 80 dólares mensuales, es decir mil 417 pesos.
¿Quiénes son los ricos entonces?
Los que están conectados con el gobierno de Maduro, algunos militares, algunos empresarios y quizá llegue a un 15 por ciento de personas, lo que evidencia mucha inequidad en la sociedad de Venezuela.
Por ejemplo, el año pasado hubo un pequeño crecimiento del 3 por ciento, lo que se equipara esta mejora luego de haber bajado a un sótano de 40 pisos en 23 años, pues es claro que el gobierno ha tratado de dar una apariencia de las grandes ciudades donde ahí hay turismo, pero que contrasta con una realidad nacional.
Otro ejemplo, no hay gasolina. Los venezolanos tenemos que hacer fila de un día para tomar un ticket y luego ir al día siguiente a que te carguen 40 a 50 litros de gasolina y así volver a la semana siguiente o hasta que vuelva a haber gasolina.
Yo tengo poblaciones en mi Diócesis que tienen dos años sin luz, sin electricidad. Todos los días hay apagones de 3 a 5 horas; mientras que el 80 por ciento de la población no tiene agua potable.
Por ejemplo, en nuestra Diócesis tenemos agua salubre, es decir, que no es potable; es casi salada, de pozo pero que tiene mucho mineral. A lo que se agrega que además de ser una región muy pobre, hay mucho narcotráfico también, además de trata de personas.
Frente a ese escenario desolador, advierte que para la mayoría de los venezolanos el sentir es de desesperanza, que fue un engaño de hace 23 años cuando con el chavismo se les dijo que cambiarían las cosas y que los políticos corruptos no volverían, sin pensar que serían peores, cuando el gobierno populista y dictatorial lo ha llevado al colapso.
EGO