El desabasto de pollo continuó por tercer día consecutivo en los mercados públicos de Chilpancingo, pues no hay quien lo venda. Los comerciantes simplemente se marcharon, dejando sus mandiles colgados sobre los locales de mosaico blanco, y bajo los rótulos metálicos, como si se trataran de epitafios que recuerdan lo que fueran sus pollerías.
El miedo a ser víctimas de una nueva masacre, como las que se han registrado en los últimos ocho días contra distribuidores y repartidores de pollo, obligó a los vendedores a desaparecer, y una cortina de incertidumbre cubrió al mercado Baltazar Leyva Mancilla, donde la carne y el pescado ya es vigilada con rifles de asalto AR15.
Y es que fue en este mercado donde el pasado 6 y 9 de junio, polleros originarios de la comunidad de Petaquillas fueron acribillados a balazos y a plena luz del día; ataques que se suman al del sábado 11, cuando una granja de esta misma localidad fue asediada por sujetos armados que le arrebataron la vida a seis personas, sin que hasta el momento se tengan certeza oficial de lo sucedido, y que versiones extraoficiales, señalan al grupo criminal de Los Ardillos en busca del control de la plaza.
En los pasillos de la central de abastos, la Policía Estatal, ataviada con armas largas, realiza rondines alrededor de los locales vacíos; los accesos principales son vigilados por la Guardia Nacional, y en los estacionamientos aguardan elementos del Ejército y de la Fiscalía del Estado.
La respuesta recurrente de los locatarios es tajante y nerviosa: “no hay pollo”, y al comprador lo envían hasta el municipio vecino de Eduardo Neri, en Zumpango del Río, y en el mejor de los casos, a una pollería en el centro de la capital.
-¿Y hasta cuándo será que podamos encontrar?
-Pues todavía no nos han avisado, como no hay distribuidor, dice una vendedora a MILENIO.
María del Socorro, cuenta con una cenaduría en el barrio de San Mateo, vendía hasta el sábado pasado tacos dorados, y se convirtió en una víctima colateral de la escasez detonada por la violencia contra polleros.
“Vendo cena, y ahorita no he vendido porque no hay pollo, y como vendo tacos de pollo y pues también para el consumo tengo que tener caldo, y se ha complicado, ahorita no he vendido. -¿Desde cuándo?- Desde que pasó el atentado que hubo de Petaquillas”.
En el Barrio Tradicional de San Francisco, se encuentra una pollería sin nombre que la identifique, cuyos trabajadores rechazan dar declaraciones. Se ha convertido en la única que cuenta con canastos de pollos, pero con filas que se hacen desde las seis de la mañana y precios que alcanzan los 220 pesos por pollo, no hay venta por pieza. Y son los mismos compradores quienes exhiben la crisis del pollo en Chilpancingo.
“Ahorita sí se ha complicado un poquito porque son el único lugar que están vendiendo hay que madrugar, hay que pararse desde las 6 de la mañana, o más temprano para alcanzar un poco, porque ahorita ya se terminó”, declara a MILENIO Antonio Ortiz, tiene una tienda de abarrotes y ha vivido un calvario para encontrar pollos.
Desde el gobierno del Estado, de Evelyn Salgado, se prometió frenar la impunidad, y se presumió tener ya responsables de los ataques relacionados con la comunidad de Petaquillas.
“Ya hay detenidos, y nada más se van a anunciar cuáles fueron los delitos del fuero común como del federal, pero se está avanzando, Guerrero no va a estar en la impunidad”, declaró ante medios.
Mientras que desde la presidencia municipal de Chilpancingo el problema de violencia fue enviado al terreno del fuero federal, y se rechazó categóricamente que “el desabasto que hubo” sea un problema generalizado en todo el municipio.
“Quiero decirles que esto nada más es exclusivo en el mercado (Baltazar Leyva) Mancilla, pero no sucede en toda la capital, tenemos varios mercados que están funcionando de manera normal”, declaró este martes la alcaldesa Norma Otilia Hernández durante un mensaje a medios en el que el tema central fue la implementación de programas sociales en el municipio para erradicar la violencia.
Sin embargo, vendedores de pollo, acusan lo contrario: “En todo Chilpancingo no hay pollo”.
-¿Y qué paso?
-Quién sabe.
ledz