Preocupa a niños contagios por covid-19 y pérdida de trabajo de sus padres

La Consulta Infancias Encerradas que realizó la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México reveló los sentimientos de los niños ante la pandemia de coronavirus.

Los menores de edad dijeron sentir dificultad de estudiar a distancia. (Tania Contreras)
Vanessa Job
Ciudad de México /

A nueve de cada diez niños, niñas y adolescentes del país les preocupa que un familiar se enferme o se muera por covid-19; que pase mucho tiempo y no puedan regresar a la escuela y la pérdida del trabajo de las personas adultas que les rodean.

Estos son parte de los resultados de la Consulta Infancias Encerradas que realizó la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) para conocer opiniones, sentimientos, pensamientos y anhelos de niñas, niños y adolescentes en el contexto de la emergencia sanitaria por covid-19.

En el ejercicio participaron más de 40 mil niñas, niños y adolescentes a nivel nacional, 19 mil de ellos en la Ciudad de México. La encuesta se realizó del 27 mayo al 15 junio de este año en el que menores de edad respondieron a un cuestionario en línea, mientras que los más pequeños realizaron dibujos.

Nashieli Ramírez Hernández, la presidenta de la CDHCM, indicó que entre los resultados encontraron que a nivel nacional 80% de los niños, niñas y adolescentes no han salido de casa y que el 78% (casi) todos los días se dedica a tareas escolares; 30% no consigue acabarlas; 69% colabora con los trabajos domésticos; 50% realiza deporte; 4 de cada 10 juegan videojuegos o un hobby; y 30% chatean con sus amigas y amigos.

La mayoría de los niños, niñas y adolescentes relacionan el encierro con sensación de aburrimiento, al deseo de salir, que es la actividad más anhelada.

“Aburrido y quiero salir a gritar y correr, deseo ir al mercado y ver a los demás”, refirió un niño de 8 años. Mientras que una niña de 11 años dijo: “estando encerrada me aburro porque no tengo con quien jugar, y a la vez me preocupa que mis papás se queden sin trabajo”.


“Ahora entiendo que los perritos no tienen que estar encerrados”, reflexionó un niño de 6 años.

En relación con la escuela, niñas y niños expresan que las tareas son aburridas o les generan tensión, contrario a otros escenarios que añoran. Sumado a ello, muchos de ellos y de ellas experimentan frustración y tristeza por la imposibilidad de concluir los ciclos importantes asociados a la escuela.

Que no puedes salir y tienes que estar todo el día aburrido con mucha tarea y eso me estresa mucho, y a veces ya no quiero comer ni hacer nada porque me estreso y me frustro muy fácil con las tareas y trabajos. Y eso hace que me enoje mucho” respondió una niña, 11 años.


“No me gusta estar encerrada en casa, no [me] gusta porque aquí en casa ponen más tareas y en la escuela ponen menos tarea. También me estreso, pienso que esto no se va a acabar, que me voy a morir, que el número de casos va a aumentar”, refiere una niña de 9 años.

El informe señala que para otras niñas y niños el contexto sobrepasa el aburrimiento y profundiza la sensación de preocupación por la inseguridad, el hecho de estar pasando o considerar que pasarán precariedad material que incluso les haga perder el espacio de seguridad vital, como es la casa que habitan, o la pérdida de sus seres queridos”.

Además, fueron constantes las menciones de la dificultad relacionada con las clases en línea y las consecuencias que pueda tener el desempeño académico. “Los sentimientos de tristeza presentes en niños y niñas o en adolescentes de 12 a 14 años mudan a estrés y ansiedad en adolescentes de 15 a 17 años. De esta manera, el estrés está más acentuado en adolescentes de 15 a 17 años que en los otros dos grupos etarios”.

“Es muy complicado porque la escuela no se para, y las personas nos sentimos diferente, con depresión o ansiedad y entramos en problemas con las calificaciones”, refirió una adolescente de 17 años.

Entre las conclusiones, Ramírez Hernández destacó que el cuidado de la salud mental de niñas, niños y adolescentes es fundamental para evitar que estados de ánimo como tristeza y estrés se consoliden como ansiedad y depresión.

Expuso también que en muchos hogares están padeciendo o padecerán las consecuencias de la precariedad material, por lo que la prevención del hambre y el desalojo (en el caso de la Ciudad de México) son importantes.

La ombudsperson destacó que hasta el 15 de junio, la consulta no brindó ningún elemento para pensar que hay un incremento en la violencia familiar hacia niñas, niños y adolescentes.

Próximamente se presentarán 16 reportes de Infancias Encerradas por cada una de las alcaldías en la Ciudad de México, y 11 más sobre algunas entidades y temas específicos sobre jóvenes, personas con discapacidad, así como niñas y adolescentes.

RLO

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