Prometen a AMLO en Acambay nunca más robar gasolina

Crónica

El Presidente entregó apoyos para jóvenes, estudiantes, adultos mayores y discapacitados.

Unánime, el apoyo a la estrategia. (Juan Carlos Bautista)
Jannet López Ponce
Estado de México /

En la Cuarta Transformación basta la buena fe. En un pueblo dedicado a robar combustible bastó con levantar la mano prometiendo no volverlo a hacer para que el presidente Andrés Manuel López Obrador confiara en que el problema estaría resuelto.

A tan solo dos kilómetros del lugar en el que apenas el 12 de enero decenas de personas llevaron cubetas, bidones y lo que tuvieron a la mano para robar la gasolina que expulsaba una toma clandestina, el Presidente les pidió alejarse de estas prácticas.

Aquí, en Acambay, en el Estado de México, el Presidente eligió comenzar su programa de apoyo a lugares donde reina el huachicol. En los que dice, la gente roba combustible por necesidad y porque el gobierno los abandonó.

El Jetta blanco se quedó en casa. Aunque el Presidente asegura que el pueblo bueno lo cuida, usó una Suburban sin blindaje del extinto Estado Mayor Presidencial para entrar a estos municipios. Una más lo escoltaba detrás con su equipo de ayudantía.

Desde que se paga la última caseta para llegar a Acambay, el plan de combate al robo de combustible es evidente. Elementos del Ejército y de la Policía Federal portan armas largas en todos los accesos y en las carreteras que llevan al ducto Tula-Toluca, uno de los más saboteados del país.

A López Obrador y a los medios de comunicación también los acompañó el Ejército hasta el acto. Una vez ahí, el control quedó en manos de la ayudantía. No hubo ningún resguardo extraordinario en el lugar. Quien quisiera podía entrar y acercarse para escuchar al Presidente.

Aunque no todo fue como se prometió. El Presidente había asegurado que recorrería estas zonas para hablar de cerca con la gente, a ras de tierra, casa por casa. Todo terminó en un tradicional mitin que se centró en la guerra de porras entre los que estaban a favor y los que iban contra el gobernador priista Alfredo del Mazo.

López Obrador elevó el tono de voz. Intentó ser enérgico: “Vamos a acabar con el robo de combustible, con la corrupción y con la impunidad. ¡Me canso ganso!”.

En Acambay y más tarde en Ixtlahuaca, entregó tarjetas para que los jóvenes tengan trabajo, los estudiantes becas, los adultos mayores y las personas con discapacidad una pensión.

El llamado al pueblo terminó con una votación a mano alzada de buena fe. En la que todos los presentes prometieron no volver a robar combustible ni secundar a quienes lo hacen.

Así de fácil en estos pueblos, bajo la ideología de la Cuarta Transformación, seguramente no habrá más huachicol.

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