En medio de la pandemia de la covid-19, los casos de depresión, es decir, del trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento, atendidos en el estado de Puebla registraron un aumento de 51.35 por ciento entre los años 2020 y 2021.
De acuerdo con la “Radiografía de los padecimientos atendidos en el estado de Puebla 2021”, realizada por el Observatorio Ciudadano Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), tras el periodo de confinamiento en 2020 por el inicio de la pandemia de la covid-19, durante el año 2021, enmarcado por las primeras jornadas de vacunación contra el virus Sars-Cov-2 y el comienzo de la reactivación económica, se registró un caso de depresión cada dos horas con 42 minutos.
En el año 2020, en el estado de Puebla se presentaron dos mil 148 casos de depresión atendidos por los sistemas de salud; mientras que, en el año 2021, se contabilizaron tres mil 251 diagnósticos de pacientes con el trastorno.
El estudio destaca que la covid-19 que comenzó en marzo de 2020 trajo consigo una variación en los registros de los padecimientos que enfrentaban los poblanos. Se presentó una aparente disminución de casos de influenza, neumonía e infecciones respiratorias en medio de casos positivos de Sars-Cov-2; sin embargo, la pandemia repercutió de manera negativa en otros padecimientos como la depresión.
En particular, en la capital del estado, los padecimientos que se atendieron y que tuvieron el incremento más representativo fueron: Covid-19, obesidad, gingivitis y enfermedad periodontal, hipertensión arterial, accidentes de transporte en vehículos con motor, insuficiencia venosa periférica y la depresión.
En su oportunidad, Mónica Palafox Guarnero, coordinadora de los Posgrados en Psicología de la Universidad Iberoamericana Puebla, destacó que cada persona vive la pandemia de la covid-19 de acuerdo con sus circunstancias.
“Principalmente se vieron resentidas las relaciones interpersonales, cuya erosión ha sido producto de un proceso de encierro domiciliario que derivó en un proceso de ensimismamiento. Los jóvenes, obligados a convivir únicamente a través de redes sociales y medios digitales, dejaron de lado la esencia del encuentro con otras personas”, apuntó la especialista.
Resaltó que la llamada “vida en línea”, es decir, la continuidad de diferentes actividades a través de diferentes aplicaciones en Internet, alteró diferentes procesos de desarrollo propios de la edad universitaria y, en general, en toda la población.
Señaló que no todos los perfiles ven color de rosa la vida híbrida o la presencial. Para aquellas personas cuyas circunstancias detonan angustias pasadas, es decir, depresión, o futuras, ansiedad, es fundamental realizar ejercicios que pongan en relieve la corporeidad: respiración diafragmática y meditación guiada para relajar el sistema nervioso; actividad deportiva y artística para liberar toxinas.
CHM