En una bodega que era utilizada como salón de fiestas en la colonia la Malinche, en el municipio de Tula, Angélica Maturano, comerciante de la entidad, instaló un albergue que hasta la fecha atiende a 54 personas damnificadas tras las lluvias que han dejado miles de viviendas y comercios afectados.
Junto a su hermana habilitó este espacio en una acción que considera como casualidad, luego de que la noche del 6 de septiembre, un vecino le pidió resguardo para él y su familia ante el incremento en el nivel del Río Tula.
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“Esto se abrió por obra de la casualidad, el día lunes (6 de septiembre) llegó el señor 'Fili', un vecino de aquí de la calle del estudiante a pedirme apoyo para que le pudiera permitirle dormir junto con su familia aquí porque se estaban inundando.
“Yo la verdad no quería, pero al final me ganó el corazón verlo con su cara de angustia, me puse en su el lugar y entonces le abrí las puertas”, detalló a MILENIO.
Aunque actualmente cuenta con 54 personas que permanecen en el albergue, luego de perder todo su patrimonio, los primeros días de las inundaciones llegó a atender hasta 90 afectados. Inclusive, no es la primera vez que la bodega, propiedad de su padre, es usada con dicho fin humanitario, sin embargo, esta situación se ha mantenido durante por el gran número de personas y familias afectadas.
“El primer día aquí había alrededor de 90 personas, esas 90 personas se les empezó a dar los alimentos, mi hermana Cristina y yo tomamos la decisión de ayudar y apoyar porque vimos que no tenían donde dormir, no tenía cobijas. Yo pensé que esto era algo muy sencillo, que se iba a bajar el agua, se limpiaba como en otras ocasiones y todos retomamos nuestra vida normal, cosa que no ha pudor ser. Ya llevamos 15 días.
“El primer día ellos se quedaron en pedazos de cartón ¿tú crees que yo los iba a dejar dormir dos días en cartón? No, porque para mi eso es inhumano, dije 'por lo menos que tengan un colchoncito donde quedarse' y así ha sido. No tenemos a la mejor las riquezas, pero ellos saben que tienen un lugar donde resguardarse”.
El albergue no solamente brinda apoyo a personas damnificadas, si no a aquellas que sí bien no hayan perdido su vivienda, pero requieran víveres, algún medicamento o, incluso, atención médica médica.
Angélica cuenta que ha sido una situación difícil ver que las personas no pueden regresar a sus casas porque algunas registraron perdida total o porque sus casas aún están mojadas y no se han secado; además, señala que los habitantes de Tula viven con miedo por las cuatro alertas por inundaciones emitidas en las recientes semanas.
“Estamos viviendo en miedo, en desesperación porque mucha gente se quedó sin su hogar, sin trabajo, y porque han sido cuatro alertas de inundaciones en 15 días. A mi me ha tocado ir a las casas, a las escuelas y regreso llorando porque veo las casas, veo la devastación y digo esa no es la Tula en que yo crecí”.
Sí bien el Salón Maturano ha obtenido apoyo por parte de los gobiernos estatal y municipal, así como de voluntarios con donativos de víveres o diversos artículos para las personas damnificadas, Angélica hace un llamado a la Federación para que apoyen a estas que personas y más aún a las que se quedaron sin nada tras las inundaciones.
“Hago un llamado al gobierno federal para que apoyen sobre todo a aquellas personas que han perdido todo, que realmente se acerquen y vayan a sus casas a ver el fruto de sus trabajos. Son gente que está enferma, que perdió todo, perdió su casa, perdió su negocio”.
FS