La langosta centroamericana (Schistocerca piceifrons Walker) es una especie que ha afectado la agricultura en México durante siglos, siendo considerada una amenaza devastadora para diversos cultivos.
Desde hace 16 años, el país ha implementado una campaña de control liderada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), desplegando técnicas avanzadas como drones y aplicaciones móviles específicas para detectar y controlar la plaga.
¿Qué estados afecta la langosta centroamericana?
Durante el año 2020, se destinaron 25 millones de pesos para esta campaña fitosanitaria, la cual opera de manera permanente en 10 entidades del país: Campeche, Chiapas, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y recientemente, el Estado de México.
Dichas acciones protegen directa e indirectamente aproximadamente seis millones de hectáreas de cultivos básicos, industriales y hortalizas, representando alrededor del 25% de la superficie sembrada a nivel nacional.
Durante el período de enero a julio del mismo año, el Senasica exploró 153 mil 666 hectáreas, detectando la presencia de la langosta en 11 mil 642 hectáreas y aplicando medidas de control en dos mil 348 hectáreas distribuidas en diversas regiones del país.
En la Región Huasteca, donde convergen los estados de Veracruz, San Luis Potosí y Tamaulipas, se combate actualmente un brote de la plaga en 465 hectáreas con aspersiones de productos amigables con el medio ambiente.
Recientemente, se ha observado un incremento de la actividad de la langosta centroamericana en el Estado de México, lo que ha mantenido en alerta a las autoridades agrícolas de la región.
Este aumento de la actividad de la plaga podría representar un desafío adicional para el control y la protección de los cultivos en el país.
¿Cómo es la langosta centroamericana?
La langosta centroamericana presenta un ciclo de vida con dos generaciones anuales y una capacidad de adaptación que le permite pasar de una fase solitaria a una gregaria según las condiciones ecológicas.
Se alimenta de diversos cultivos como maíz, sorgo, caña de azúcar y frutales, lo que representa una amenaza significativa para la seguridad alimentaria y la economía del país.
Aunque se ha logrado mantener bajo control la presencia de la langosta centroamericana mediante campañas de monitoreo y control, el reciente aumento de su actividad en el Estado de México resalta la necesidad de una vigilancia continua y medidas preventivas para proteger los cultivos y la seguridad alimentaria del país.
MO