La reforestación a los alrededores de ríos contaminados como el Atoyac que cruza por 70 municipios de Puebla y Tlaxcala es una de las claves para comenzar su rescate porque se detienen las invasiones que se están presentando.
María Eugenia Ibarrarán Viniegra, investigadora del Instituto de Investigación en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que, en zonas deforestadas a los alrededores del afluente, se registra un aumento de contaminación y de descargas de aguas con diferentes componentes.
“La reforestación es la clave para salir de muchos de los problemas ambientales que tenemos. Soluciones basadas en la naturaleza, hay que potenciarlas al máximo”, resaltó la investigadora.
Durante foro virtual organizado por la Universidad Iberoamericana Puebla para analizar los problemas de contaminación en el Atoyac, Ibarrarán Viniegra destacó que la falta de información impide el desarrollo de políticas públicas adecuadas para atender una zona que ha sido declarada en estado de emergencia ambiental.
“El costo de no tener estudios actualizados y comparables sobre el costo de la contaminación es grave, ya que sin información pertinente las propuestas de políticas públicas e incidencia serán pobres”, expresó la investigadora de la institución que forma parte del Sistema Universitario Jesuita.
En su participación, Robert H Manson, investigador del Instituto de Ecología, destacó que existe un mal manejo de los recursos hídricos que se combina con problemas de deforestación que aumentan la posibilidad de arrojar basura y contaminantes.
Para el especialista en medio ambiente, la falta de un sentido comunitario de gobiernos y empresas margina los procesos ecosistémicos que, de ser protegidos, representarían beneficios para la sociedad.
Comentó que se tienen registrados casos en los que la reforestación a los alrededores de los ríos, se traducen en cambios para la sociedad porque inician ciclos para el cuidado de las áreas naturales y para detener las descargas de contaminantes.
“Hay estudios que demuestran que franjas de vegetación, zonas naturales, de cinco a 10 metros de ancho pueden filtrar contaminantes, agroquímicos, heces de animales y suelos erosionados. Las raíces de los árboles pueden detener la erosión y eso es un sustrato muy importante para bacterias nocivas. La sombra de los árboles genera microclimas y se mata a una gran parte de microorganismos dañinos a la salud humanas”, apuntó.
Señaló que la situación del rio Atoyac es complicada y no solo con la reforestación de los alrededores se puede lograr el rescate; sin embargo, podría ser el inicio para lograr cambiar la situación actual.
En tanto, los resultados preliminares de la investigación “Metales Pesados: distribución y concentración histórica en el río Atoyac”, encabezada por Romeo Saldaña Vázquez, investigador del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga (IIMA) de la Ibero Puebla, revelan que la cuenta del Atoyac presenta un alto deterioro por actividades antropogénicas, de tipo agrícola y de tipo industrial que afectan de manera directa la salud de los habitantes.
AFM