Isela de 32 años, fue agredida durante 10 años por su pareja, a tal grado que en dos ocasiones intentó quitarse la vida. Tras un duro período en psiquiatría, un día recordó lo mucho que sus hijos la necesitaban y decidió que era momento de arrancarse el dolor y las ganas de morir. Hace tres meses llegó al refugio Espacio mujeres para una vida digna libre de violencia y su vida cambió de raíz: está lista para comenzar de cero, ahora consiguió un empleo, que le permitirá ser autosuficiente y cuidar de sus niños.
“Por miedo a destruir mi familia me aguanté muchas cosas, humillaciones, insultos, malos tratos, indiferencias, y llegó el momento donde yo intento suicidarme, me aconsejan terapia y mi agresor me dice, no estás locas, solamente exageras, deja de hacer berrinches. Tantos problemas cotidianos, las agresiones verbales, emocionales, llegó un momento y ya no pude, quise atentar nuevamente”, narró en entrevista con MILENIO.
En México, 75 espacios seguros conforman la Red Nacional de Refugios que ofrecen prevención, atención y protección a mujeres, niñas y niños que han vivido violencia en razón de género, uno de ellos, es “Espacio Mujeres para una vida digna libre de violencia”, localizado al sur de la Ciudad de México, que mediante un modelo integral, logra que las mujeres violentadas que recibe, reconstruyan su vida y salgan hasta con un empleo, que les permite ser autosuficientes.
“En un país en el que se asesinan a 11 mujeres cada día, por el hecho de ser mujeres, los refugios son una pieza fundamental en la prevención del feminicidio. Hablar de refugios es hablar de vida, de posibilidad, de resguardar la integridad y la vida de todas las mujeres, que esas cifras escandalosas no sigan aumentando”, sostuvo Marilú Rasso, directora del Espacio Mujeres para una vida digna libre de violencia, que suma 15 años trabajando a favor de las mujeres, niñas y niños.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se conmemora el 25 de noviembre, la nueva Isela destacó que llegar al refugio fue un alivio, aunque reconoció que luego de 10 años de abusos, el proceso de recuperación aún continuará, pero ahora siente mayor seguridad de sí misma.
“Desde que llegó aquí, fue un alivio total para mí y para mis hijos, ellos también estaban mal, por todo lo que ellos veían, aunque la agresión no era para ellos; desde que yo llego aquí, me dieron la atención, me dieron la oportunidad y también me hicieron ver que yo valgo, que yo tengo voz, que no soy esa mujer reprimida, que no vale, que no soy esa mujer fea, abnegada y que tengo un futuro”, expresó entusiasmada.
Marilú Rasso explicó que se trata de hogar temporal, con un equipo multidisciplinario, integrado por 29 mujeres profesionistas que les brindan asesoría sicológica y legal. Además de servicios de salud, nutrición y la posibilidad de que sus hijos sigan sus estudios; también les ofrecen talleres de repostería, macramé, plomería y encuadernación que les brindan otras herramientas para la vida. Su objetivo es que ellas se sobrepongan a la violencia y evitar que sean una víctima más en la larga lista de feminicidios impunes en México.
“Es una estancia temporal en que las mujeres cuya vida e integridad esté en riesgo, pasan un tiempo aproximado de tres meses, en el que acompañadas de un equipo multidisciplinario, pueden identificar las violencias que han vivido, reelaborar, resignificar y hacer un plan de vida, para después tener una vida libre de violencia”.
La organización destacó que la violencia contra las mujeres en México, se ha incrementado un 4% entre 2016 y 2021, de acuerdo con el Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021 del INEGI. Del total de mujeres de 15 años y más, el 70.1% han experimentado al menos un incidente de violencia, la cual puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o de discriminación. ONU Mujeres reporta que más de 640 millones de mujeres con más de 15 años de edad han sido violentadas por su pareja en 2023.
Espacio Mujeres tiene capacidad para recibir hasta a 8 mujeres, incluso con hijos; llegan de todas las edades y condición socioeconómica, pero la mayoría son jovencitas con bebés, como Mariana.
“Y te voy a matar, y siempre era su amenaza de muerte, y ya aquí ves y dices, eso no es amor, porque es un ciclo, el que te golpeen y te piden disculpas, otra vez te golpean y te piden disculpas. Tenía mucho miedo porque me decía, donde yo me lleve a la niña, me decía no la vuelves a ver, y me salí primero de su casa”.
Tanto Isela, como Mariana han cumplido tres meses de estancia, y sienten la seguridad para comenzar una nueva vida.
“Una diferencia enorme porque aquí llegas con mucha inseguridad, miedo pero del que tu dices ni puedo hacer nada, porque ellos te meten esa idea de que no puedes hacer nada sin ellos, que no eres buena mamá, y ahora se ve desde el cambio físico, yo creo del estrés, de que no comía bien, porque se te va en discusiones todo, llegue aquí pelona, pesaba 40 kilos”, dijo Mariana, ya repuesta.
Mientras que Isela destacó todo el apoyo que ha recibido: “me han ayudado, gracias a mi sicóloga, a todo el personal que hay aquí, enfermeras, trabajadoras sociales que han trabajado en conjunto para ayudarme a mí y a mis hijos, ahorita los veo y no son los de antes, creo que dieron un salto gigantesco igual que yo, para liberarnos de ese yugo que traíamos en el cuello”.
Para continuar realizando su labor, la organización recibe donativos, a través de su sitio web www.espaciomujeres.org.
“Nos ayudan a conseguir un trabajo, una vivienda donde podamos estar con nuestros hijos, tranquilas y seguras. Entonces, sigue de aquí pues echarle ganas, ahorita con el trabajo que primero Dios voy a empezar y con las habilidades que también sé que tengo, aquí nos enseñan varios talleres, macramé, plomeria, repostería, encuadernación, tengo varias opciones para hacer saliendo de aquí”, enfatizó.
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