Decididos a contribuir en el combate al cambio climático, Erasto y su equipo de trabajo aprovecharon el brote natural de más de 500 plantas de guanacastle o parota, que emergieron después de la lluvia en Oaxaca.
Este esfuerzo permitió que esta especie, depredada por su madera, tuviera una oportunidad más para mitigar los efectos de la tala indiscriminada y de los incendios que han devastado miles de hectáreas de cerros.
“Es el brote de las primeras lluvias, donde germanizan las primeras semillas, aquí lo más importante es que podamos reubicar todos estos árboles, porque aquí si lo ven en el almácigo natural, hay cientos de arbolitos no, pero están muy pequeños, pues estos en tres semanas se van a secar”.
Con la misión de recuperar la mayor cantidad de plantas posible, Erasto y sus compañeros colocaron más de 500 plantas en bolsas, con el objetivo inicial de resguardarlas hasta que alcanzaran un tamaño mayor.
Una vez logrado esto, iniciarían la segunda parte del proyecto: la reforestación con plantas que tuvieran la medida ideal para ser plantadas.
“Y que de esta manera no estemos quejándonos de que mucho calor y de que las lluvias y de que los incendios, sino que hay que hacer acciones”.
MO